LA ROMANA: Mientras en Santo Domingo una vaguada parecía aguar cualquier fiesta, una noche calurosa y despejada en La Romana sirvió de antesala para el reencuentro de Fernando Villalona con el emblemático escenario de Altos de Chavón, lugar que visitó por primera vez hace 37 años.
El
concierto, pautado para las 8:00 de la noche, inició casi dos horas después. Un
público desesperado por ver a su artista favorito gritaba su nombre, mientras
los músicos de la orquesta dirigida por el maestro Manuel Tejada comenzaban a
posicionarse en el escenario.
"El
Mayimbe" hizo su entrada vestido de rigurosa formalidad; no todos los días
se tiene la dicha de cantar sobre las piedras de Chavón. Con chaqueta blanca,
corbatín y su característico sombrero negro.
"Seré"
fue el tema con el que dio inicio a su performance. Su voz intacta, una
orquesta impecable y un cuerpo de baile adecuado para la ocasión acompañaron al
merenguero.
"Cuando
pise tierra dominicana" fue el segundo tema que interpretó el nativo de
Loma de Cabrera, seguido de "Te amo solo", canciones que acompañó con
sus característicos movimientos de baile de dominó.
Ante
un escenario casi lleno, Villalona demostró que sin muchos aparatajes sigue
estando en el gusto popular. Era él, su orquesta y bailarinas, una pantalla
detrás y el público que no paró de cantar y bailar cada canción.
"Hace
37 años estuve en este escenario que está exactamente como está ahora, gracias
a Dios, porque todo sucedió en el momento indicado", se dirigió a un
público rendido a su música, para inmediatamente interpretar "El
quijote" y "Penélope".
Con
"Todo hombre que sabe querer" subió al escenario su primer invitado
especial, el merenguero venezolano Omar Enrique. A este tema le siguió "Te
amo demasiado", una canción que no puede faltar en la amplia discografía
del cantante de 68 años.
Como
una canción que lo ha identificado toda la vida, definió su primer bolero de la
noche "Payaso", canción que fue interpretada a todo pulmón por sus
fieles seguidores. "Sonámbulo" fue el siguiente en su lista.
Por
Melvin Ernesto Feliz Moreta
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