Por María Estela de León
Independientemente de la época las mujeres han jugado un papel importante en los diferentes procesos en el que le ha tocado actuar, aunque históricamente no han sido reconocida y colocada en el situar que se merecen, su aporte y contribución están presente y la gesta de abril no ha sido la excepción, la Revolución de Abril del 1965 fue una memorable plataforma histórica, para poner de manifiesto la fuerza infinita, la entrega y el amor patriótico de la mujer dominicana.
Sin
la participación de las mujeres en la Revolución del 24 de abril del 1965, la
historia se contaría de otras maneras y sus capítulos estarían inconclusos
Aún
está en la memoria histórica del Estado dominicano, ese hecho sin precedente,
56 años han transcurrido desde aquel episodio oscuro y lúgubre que manchó y
llenó de impotencia al pueblo que había decidido a través de los mecanismos
democráticos un nuevo rumbo. Es propicio el momento para rendir honor a las
mujeres que participaron en esa gesta histórica, que a la sazón cuando la Patria
llamó no dudaron en dar un paso al frente y salir de sus hogares a luchar por
la vuelta a la constitucionalidad y al decoro.
¡Ahí
estaban ellas! Con fusil en mano y la determinación de entregarlo todo, hasta
sus vidas: Por el honor y la vergüenza. Las mujeres de abril prestaron sus
guaridas para esconder y salvar a los que salieron a las calles de los barrios
capitalinos y de los campos más recónditos de país, encendieron sus fogones
para cocinar a los combatientes y cerraron sus puños para lavarles las ropas,
sin importar sus nombres, las causas eran las mismas.
Esas
mujeres, en la flor de la primera juventud, en la plenitud de los sueños pueril
y la belleza del primer amor, cuidaron y curaron las heridas de los caídos en
la contienda, prestaron sus piernas para recorrer caminos y llevar mensajes,
lanzaron piedras y desenvainaron los machetes ¡Cuanto amor, heroísmo y
patriotismo por un pueblo!
¿No
podía ser de otra manera, el momento no discriminó entre hombre o mujer, la
Madre Patria no preguntó quién?, no diferenció entre las clases sociales de
entonces; religión, grupos políticos ni edad. Los 31 años de la dictadura
férrea de Rafel Leónidas Trujillo, le hicieron saber al pueblo dominicano el
valor de la democracia.
Las
consignas que llevaron a miles de dominicanos y dominicanas a lanzarse a las
calles fueron: El restablecimiento del gobierno del ilustre e insigne
dominicano: Profesor Juan Boch y la vuelta a la Constitución de 1963, “sin la
celebración de nuevas elecciones”. El recién naciente gobierno encontró la
resistencia de la clase conservadora del país, situación que creó las
condiciones para que un grupo de militares se lanzaran a reprimir a la
población y desconocieron la autoridad del gobierno, situación que facilitó la
presencia por segunda vez, de tropas norteamericana en el suelo dominicano.
Según
juristas respetados del país, hasta hoy la República Dominicana no ha tenido
una Constitución tan garantista, misma que es considerada como la más liberal y
progresista de la historia democrática de la nación. En cuanto a la figura del
primer presidente elegido por las vías democráticas, (después de la caída de la
dictadura), Profesor Juan Bosch está valorado hasta el día de hoy entre los
líderes políticos del país de mayor solvencia moral y ética. Es calificado como
la personificación de la moralidad y la honradez.
Que
este 24 de abril, sirva para recordarles a las futuras generaciones de mujeres
y hombres de esta Patria a las heroínas: Agustina Rivas (Tina Bazuca), Gladys
Borrel (La Coronela), Carmen Josefina Lora Iglesias (Piky Lora), Yolanda
Guzmán, Emma Tavares Justo, Aniana Vargas, Nuris Rodríguez, y con ellas a las
combatientes que los relatos de la historia no las alcanzó para llamarlas por
sus nombres y apellidos.
¡Cuando
la dignidad, la vergüenza y el decoro están en juego, la lucha también tiene
nombre, apellido y rostro de mujer!
La
autora es directora general para El Caribe del Centro de Mujeres de Las América
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