Amauris Taveras/Del muro de Juan Tomas Peralta
Primero
te seducen, te regalan los oídos con aquello que tanto anhelas escuchar. Te
encandilan, te dicen las cosas más bonitas, te hacen sentir especial, única,
ideal y perfecta...
Después, cuando te rindes y ya has caído en sus redes, te aíslan poco a poco de los tuyos, de aquellos que te quieren y que por ello, te aconsejarán siempre pensando en lo que más te conviene, en lo mejor para ti. Te apartan de tu familia, de tus amigos, de aquellos con los que te sentías a gusto y tu vida social, poco a poco, va desapareciendo, se va diluyendo y todo se va reduciendo a él. Solo él. Siempre él...
Y
cuando ya te has quedado completamente sola, empieza el juego más peligroso: el
proceso de destrucción más letal. Empiezan a destruirte poco a poco la
autoestima hasta dejarte prácticamente sin una pizca de dignidad. Te humilla,
te denigra, te menosprecia, te ningunea, te insulta y te hace sentir que eres
afortunada de que, siendo como eres y valiendo tan tan poco, él aún quiera
seguir a tu lado. Para que te des cuenta del amor taaaan inmenso que siente por
ti, que aún sin valer nada, sigue ahí. Creerás que incluso tienes que darle las
gracias...
Y
como es algo gradual, como es poco a poco que se va quitando la máscara de
encantador, ni siquiera te das cuenta. Y te crees lo que te dice, te crees que
no mereces, que debes estar agradecida y que sin él... no serías nada. Y tu
inseguridad crece a la misma velocidad en la que disminuye tu autoestima”.
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