Organizados a través de
grupos de Whatsapp, adultos y niños comenzaron la larga caminata. Mientras,
miles hondureños atraviesan México con el mismo objetivo
Unos 2.000 salvadoreños,
entre adultos, jóvenes y niños, partieron este miércoles en dos caravanas en
una larga travesía a pie hacia a Estados Unidos, huyendo de la violencia de las
pandillas y la falta de empleo.
Antes que el sol saliera,
con abrigos, agua y mochilas en la espalda, la primera caravana de 1.000
personas salió de la Plaza El Salvador del Mundo, en el oeste capitalino, donde
muchos habían pernoctado, constataron periodistas de la AFP.
Una segunda caravana con
otras 1.000 personas partió en el transcurso de la mañana hacia la frontera
entre El Salvador y Guatemala.
"Nos vamos porque aquí
hay mucha pobreza y delincuencia", declaró María Cortez, de 36 años, quien
viaja junto a su esposo Jonás y cinco hijos de entre 19 y tres años.
Demostrando el poder de
convocatoria de las redes sociales, las caravanas salieron en momentos en que
miles de hondureños atraviesan México hacia Estados Unidos, y otros grupos de
centroamericanos intentan ingresar a territorio mexicano.
El presidente estadounidense
Donald Trump rechazó los movimientos migratorios y ordenó militarizar la
frontera con México para impedir su entrada al tiempo que ordenó cortar la
ayuda a Guatemala, Honduras y El Salvador por no impedir su salida.
A su paso por la Alameda
Manuel Araujo, la bulliciosa caravana recibía el saludo y los buenos deseos de
personas que se desplazaban en autobuses y vehículos particulares.
"Aquí ya no hay
esperanza, desde febrero quedé desempleado, y mi esposa desde mayo, por eso
ambos decidimos migrar", comentó Anthony Guevara, quien llegó desde el
poblado de San Antonio Silva, en el departamento oriental de San Miguel.
Los migrantes recibieron de
iglesias y algunas organizaciones civiles galletas, bebidas hidratantes y una
que otra ración de alimentos. Por la mañana caminaban bajo el sol a la espera
que el conductor de algún camión les ofrezca transporte para avanzar.
Antes de salir de San
Salvador, personal del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef),
les entregó un mapa con los albergues dispuestos en la denominada ruta del
migrante en territorio mexicano.
Además, Unicef proporcionó
un pliego de recomendaciones para protegerse en el camino y qué hacer en caso
de ser detenidos en México.
Otra caravana, de 534
salvadoreños según registros de las autoridades, salió el domingo buscando
emular los pasos de los hondureños que partieron el 13 de octubre de San Pedro
Sula.
Ese grupo pasó la tarde del
lunes sin inconvenientes por la frontera Guatemala con México.
El terror impuesto por las
pandillas y la pobreza en El Salvador, son las principales causas por la que
emigran algunos salvadoreños. "Nos vamos por la pobreza y el acoso de las
pandillas", confiesa a la AFP Rubén, un panadero artesanal de 45 años y
que durante veinte años luchó infructuosamente por salir avante en una
comunidad de la periferia este de San Salvador asediada por pandillas.
Rubén y su esposa Lilian, de
38 años, que por razones de seguridad evitan revelar su apellido, no lograron
ser persuadidos por una delegada de Unicef que les expuso los peligros de
viajar en forma irregular con sus hijos, Erick (21), Ada (18), Mateo (6) y
Katherine de apenas ocho meses.
"Me alertaron del
peligro, pero nosotros hemos agarrado camino al norte y llevamos los documentos
de los niños en regla", comentó Rubén con resignación.
Por la amenaza de las
pandillas también emprendió la travesía Abel Galicia, de 40 años, quien en
forma eventual laboraba como carpintero en la vecina ciudad de Apopa.
A falta de empleo formal
para sobrevivir, Galicia puso una pequeña venta de cocos, pero dice que con
"las pequeñas ganancias" no lograba pagar la extorsión semanal de las
pandillas.
Para la encargada de asuntos
migratorios del Instituto de Derechos Humanos de la jesuita Universidad
Centroamericana (IDHUCA), Karen Sánchez, el país está ante una "migración
forzada" sin precedentes. "Las personas no tienen más oportunidades
de vivir con derecho a la seguridad, al trabajo, es decir con el derecho a una
vida digna", sostuvo.
Para Sánchez, tras dos
décadas de gobiernos de derecha y casi una década del gobiernos de izquierda,
el Estado ha sido "incapaz" de reconocer que existe "el
desplazamiento forzoso" de la población.
Sánchez advierte que si el
Estado salvadoreño no da "respuesta inmediata" a las necesidades de
la población, en el horizonte se avecinan más caravanas de "migración
irregular en masa".
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