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OPINION: ¿Dónde está la fortuna de Trujillo?imagen

miércoles, 25 de octubre de 2017

Publicado por prensalibrenagua.blogspot.com
Por L. RAMFIS DOMINGUEZ TRUJILLO
EL AUTOR es nieto de Rafael L. Trujillo y presidente del Partido de la Esperanza Democrática (PED). Reside en Miami.
Una de las grandes falacias que se le ha vendido al pueblo dominicano como historia patria sobre la Era de Trujillo y su máximo líder, Rafael Leónidas Trujillo Molina, trata el tema de una inmensa fortuna que presuntamente éste malversó de las arcas del Estado, y peor aún, que fue depositada en bancos extranjeros para el disfrute de su familia luego de la muerte de su patriarca.
Igual que muchas versiones que se han difundido después de la muerte de quien por casi 31 años lideró los destinos de la nación, ésta es una mentira inventada por los verdaderos responsables de la manipulación más ciclópea de nuestra historia.
Muchos desconocen el inventario de bienes del Generalísimo Trujillo que hiciera el encargado de su oficina particular, distinguido y probo Tirso Rivera, trabajo que concluyó durante el mes de Junio del 1961, a los 31 días de caer abatido él gobernante en una maniobra de  un grupo de colaboradores y amigos traidores. También se desconoce la relación que hizo el Profesor Juan Bosch en su ensayo “La fortuna de Trujillo”, basada en  informaciones fidedignas sobre el inmenso caudal que legó el periodo más fructífero de toda nuestra historia republicana.

La verdad incontrovertible es muy diferente a la versión tergiversada que un pequeño grupo de neo-anti-trujillistas recalcitrantes se ha empeñado en esparcir, pero que, como todo en la vida, tiene su motivo y su razón de ser. Muchas de las auténticas historias sobre esta época, comprometen altamente a este grupo que defiende a capa y espada su bienestar económico y la enorme industria que ha resultado el anti-trujillismo en la República Dominicana.
Incluso, hay numerosas fundaciones “patrióticas” que como ONG, viven de las rentas del pueblo dominicano precisamente por sus posturas anti-trujillistas y cada día vemos más “héroes” anti-trujillistas agregarse a ésta lista de beneficiados. Es comprensible que todos estos quieran arraigarse ferozmente a su versión acomodada de los hechos.
La realidad es que todas las riquezas que generó el gobierno del Generalísimo Trujillo permanecieron dentro del territorio nacional y jamás se sacó un solo centavo fuera del  país; esos fantásticos relatos sobre suntuosas cuentas bancarias en el exterior, surgieron en principio como elementos de distracción para desviar la atención de  quienes se encargaron de disponer a su antojo de  todo el “caudal de Trujillo”. Es bien conocido que el Generalísimo Trujillo le tenía prohibido a todos los miembros de su familia y a los funcionarios de su gobierno, sacar dinero del país.
Luego de la muerte del Generalísimo Trujillo se desató una cacería de brujas contra los miembros de la familia  y se iniciaron todo tipo de iniciativas y procesos jurídicos internacionales, con la intención de recuperar la “gran fortuna” que supuestamente se sacó de las arcas del Estado dominicano. Sin embargo, después de 52 años, jamás han podido producir prueba de ni tan si quiera una sola cuenta bancaria o de bienes fuera del país.
Los únicos bienes que ostentaba el gobierno del Generalísimo Trujillo en el exterior, fueron las propiedades adquiridas para servir de sede a las representaciones de nuestro país, como lo fueron las impresionantes embajadas en España, Francia, Miami, Washington  y otros lugares. Algunas de estas propiedades siguen en manos del Estado dominicano y otras fueron vendidas por nuestro gobierno, como lo fue una parcela de la Embajada dominicana en Washington D.C. que se vendió hace algunos años por un monto extraordinario.
Rafael L. Trujillo.
CONFISCACION
En 1962, el Consejo de Estado emitió su decreto 5785, denominado  Ley de Confiscación a los Trujillo, que perseguía incautar todos los bienes presuntamente malversados por la familia Trujillo. Esta orden – que ni tan siquiera fue ratificada por el Congreso debido a que este era un gobierno de facto – enumera a todos los miembros de la familia Trujillo y especifica con detalle, todos los bienes a decomisar: “se confiscan asimismo y se declaran bienes nacionales todos los bienes de cualquier naturaleza, y dondequiera que estén situados, incluyendo créditos y acciones y obligaciones de cualquier compañía o corporación, nacional o extranjera, o de sus subsidiarias”.
Los integrantes del Consejo de Estado -Rafael Bonelly, Eduardo Read Barreras, Nicolás Pichardo, Antonio Imbert Barreras, Luis Amiama Tió y Monseñor Eliseo Pérez Sánchez- nunca tuvieron  que responder por la inmensa fortuna en el territorio nacional que les fue entregada y que contaba con todas las empresas de CORDE, Hacienda Fundación, Rio Haina, y mucho, mucho más.
La dilapidación de éste patrimonio fue iniciado durante la administración de este Consejo, quienes lo dividieron como un pastel entre sus miembros, familiares, allegados, aliados, colegas y favorecidos, junto con las demás propiedades, pertenencias y dinero del peculio personal de toda la familia Trujillo sin excepción. ¡Eh aquí la verdadera fortuna de los Trujillo!
Es importante señalar que cuando el Yate Angelita salió del país con la misión de trasladar los restos del Generalísimo Trujillo hacia Francia, iban a bordo 52 cajones con sus archivos personales. Luego de unos cinco días de travesía, el gobierno dominicano ordenó su regreso,  buscando recuperar los lingotes de oro que acusaban a la familia Trujillo de haberse llevado del Banco de Reservas. Nunca aparecieron estos presuntos lingotes de oro, pero aprovecharon para también apropiarse de los archivos personales con informaciones delicadas y confidenciales, pero jamás pudieron encontrar nada que identificara las supuestas cuentas millonarias en el exterior.
RICO ANTES DE SUBIR
La versión absolutamente desvirtuada que algunos pretenden afirmar como historia patria relata que el Generalísimo Trujillo llegó al gobierno donde inició el proceso de enriquecimiento personal. Esta teoría carece de todo fundamento pues al asumir el poder en 1930, ya era un hombre rico. Las informaciones de las cuentas que éste mantenía en el Nova Scotia Bank (ahora el Scotiabank) en la República Dominicana pueden constatar este dato de manera indiscutible.
Un dato poco conocido es que el Generalísimo Trujillo se ganó la lotería varios años antes de asumir el poder de la nación y partiendo de ahí, hizo muy buenos negocios con la compra y venta de tierras. Una de las últimas negociaciones que realizó antes de asumir la Primer Magistratura, fue la venta de unas tierras que poseía en San Cristóbal, dejándole un margen de beneficio de aproximadamente 40,000 dólares, una cifra significativa para la época.
Cuando fue denominado General de Brigada en el gobierno del Presidente Horacio Vázquez, fue encargado de la intendencia de compras de la recién Guardia Nacional. Es tradicional que éste cargo sea reservado para los agraciados del gobierno, ya que representa un ingreso adicional con las comisiones que reciben de los suplidores favorecidos con las contratas de compra. Por eso también es normal que los que ostentan éste cargo sean rotados con frecuencia. La excepción a esta regla fue Juan Tomas Díaz, que al ser muy distinguido por el Generalísimo Trujillo, duró 10 años ocupando el puesto en la Intendencia del Ejército Nacional.
La realidad es que cuando el Generalísimo Trujillo asciende al poder en el 1930, no tenía necesidad económica alguna.  Mientras ocupaba la Primera Magistratura de la nación, éste continuó creciendo su fortuna con el desarrollo de varias empresas de su peculio personal, como lo fue la Hacienda Fundación, que producía aproximadamente 50,000 botellas de leche por día. Esto representaba un cuantioso ingreso y estas sumas se fueron acumulando a través de los años. Todas las semanas también les regalaba a los pobres de San Cristóbal y del país, leche de su Hacienda Fundación para así colaborar con el pueblo que tanto amó. Para el año 1960, Hacienda Fundación producía un ingreso anual de 10 millones de dólares, tal y como lo señala el licenciado Ramón Saviñón en su libro “Memorias de la Era de Trujillo”.
Es importante señalar que mientras gobernó el país, el Generalísimo llegó a manejar una gran parte de las industrias nacionales y las grandes empresas que él mismo creó para el Estado, tenía cuantiosas tierras diseminadas por todo el territorio nacional, y numerosas viviendas, mucho más allá de lo que había acumulado antes de ocupar la primera magistratura del país. Sin embargo, siempre expresó que él era solo el administrador de todos estos bienes (fuera de su capital personal) que siempre mantuvo le pertenecían al pueblo dominicano.
Una anécdota que avala la certeza de estas aseveraciones, ocurre durante un viaje oficial que hiciera el Canciller Venezolano del gobierno del General Pérez Jiménez, el señor Laureano Vallenilla-Lanz Planchart, a la República Dominicana, cuando éste le aborda el tema de sus presuntas riquezas, a lo que el Generalísimo Trujillo le contesta: “La propiedad en el fondo es una ficción. Lo que hoy es mío será mañana de los dominicanos. No tengo sucesor ni pienso formarlo”. 
La intención del Generalísimo Trujillo en todo momento fue poner al servicio del pueblo dominicano todo lo que él llegó a manejar en vida, a favor del país y de su gente. Para cumplir con este cometido, se creó (conforme sus instrucciones) la Fundación 24 de Octubre Trujillo-Martínez, donde se traspasaron las propiedades y las acciones que constituían la Azucarera Haina C por A, que tenía un valor de cien millones de  pesos (igual a cien millones de dólares por la paridad con el dólar norteamericano), y otras tierras, propiedades, empresas y  pertenencias como Hacienda Fundación, entre otras más.  La intención era que la fundación generara recursos por medio de sus empresas y bienes, todo para el beneficio del pueblo dominicano, y con un consejo de veedores que supervisaría el buen manejo de sus operaciones. Lamentablemente, el Consejo de Estado se aprovechó del caos y la inestabilidad del momento, y esta estructura fue deshecha y los bienes malversados.
Muchos desconocen que CORDE (Corporación Dominicana de Empresas Estatales) contaba con 24 de las más de 50 empresas que legó el gobierno del Generalísimo Trujillo al pueblo dominicano. Entre estas estaban la Compañía Dominicana de Aviación, Molinos Dominicanos, Chocolatera Industrial, Compañía de Seguros San Rafael, Compañía Anónima Tabacalera, Refinería de Sal, Pinturas Dominicanas, entre muchas otras más. Durante la Era de Trujillo, estas empresas llegaron a ser extraordinariamente fructíferas y después de la caída del régimen, generaron ingresos significativos para el gobierno por muchos años. Sin embargo, casi todas fueron quebradas, saqueadas, vendidas (a un precio irrisorio), usurpadas, malgastadas, y abatidas. Este enorme patrimonio fue despilfarrado en vez de utilizarlo para el provecho de su verdadero dueño: el país y el pueblo dominicano.
ESTUDIO OBJETIVO
El tema de las riquezas de Trujillo merece ser estudiado con objetividad y un escrutinio severo para precisar quién o quienes se quedaron con ésta fortuna. Lo que sí es incontrovertible es que el inmenso caudal que legó el gobierno del Generalísimo Trujillo, nunca salió de la República Dominicana.
Un proceso investigativo y forense sobre la contabilidad de la Era, podrá determinar de manera concluyente los recursos generados durante todo éste periodo que, conjuntamente con los inventarios del señor Tirso Rivera y de Juan Bosch podrá corroborar el descomunal desfalco que se inició durante el mandato del Consejo de Estado.
Es necesario promover la iniciativa de escudriñar de manera justa, objetiva y científica, con la participación de exponentes serios de todos los sectores y la exposición de informaciones fidedignas, para que al final, la historia refleje la realidad irrebatible de los hechos.
El pueblo dominicano merece recuperar todos los bienes que le pertenecen y las pruebas necesarias están al alcance de todos; los inventarios podrán servir de punto de partida y el historial de los registros de títulos de cada una de estas propiedades, señalaría de manera incuestionable la ilegitimidad de los traspasos que resultaron de esta gigantesca estafa.
No podemos permitir que continúen desvirtuando nuestra historia con artimañas y mentiras que solo persiguen encubrir hechos delictivos de los que hoy gozan de la fortuna del pueblo y la distinción de “honorables” dominicanos. Continuaremos exhortando a quienes hoy pretenden señalar el inmenso patrimonio que presuntamente disfruta la familia Trujillo, que presenten las pruebas que demuestren su origen espurio, pues seremos los primeros en abogar para que los bienes del pueblo sean restituidos como corresponde.

El tiempo nos dará la razón, a la vez que toda esa razón saldrá a flote a su debido tiempo.

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