Un estudio pionero de Cleveland Clinic de Estados Unidos arroja luz sobre el proceso fisiológico que sufre el cuerpo humano.
Por Francisco
González Tomadin/Infobae
La Cleveland Clinic, una institución líder en salud en Estados Unidos, publicó un estudio que detalla las etapas que sufre el cuerpo humano luego de morir, lo que brinda una profunda comprensión sobre el fin de la vida. Este análisis explora desde la finalización de las funciones vitales hasta la descomposición corporal, aspectos que son inevitables en el proceso de muerte.
El cuerpo
experimenta una serie de transformaciones post-mortem que inician con la
pérdida de funciones cardíacas, cerebrales, y de otros órganos esenciales como
riñones y hígado, deteniendo los sistemas dependientes de estos. Este evento
marca el fin de los procesos biológicos que definen la existencia de un ser
vivo.
Una persona a unos minutos de su muerte (Getty Images)
Lo que primero
sucede tras la muerte es que músculos del cuerpo se relajan, lo que provoca que
las funciones básicas del organismo se detengan y, en consecuencia, liberen los
contenidos de la vejiga y los intestinos.
Este
relajamiento muscular también tiene como consecuencia un cambio en la
apariencia de la piel, la cual se vuelve más laxa, lo que acentúa las
estructuras óseas.
Posteriormente,
la temperatura corporal disminuye progresivamente hasta igualar la del ambiente
que lo rodea: este proceso es conocido como algor mortis.
Además, este
proceso afecta la distribución de la sangre en el cuerpo, lo que puede provocar
un cambio de coloración en la piel. Finalmente, los tejidos comienzan su
proceso de descomposición, relajando nuevamente las áreas que previamente se
habían endurecido.
La muerte es
el último proceso natural que experimenta el cuerpo humano, y marca el cese de
todas sus funciones vitales. La duración del proceso de muerte varía
significativamente dependiendo del estado de salud del individuo, los
tratamientos recibidos y la causa específica del deceso.
Enfermedades
cardíacas, pulmonares crónicas y cáncer, tienen tratamientos capaces de
prolongar tanto la vida como el proceso de morir. La anticipación de la muerte
puede reconocerse a través de signos como una disminución en el apetito, así
como cambios en los procesos digestivos y sensoriales.
Qué pasa
fisiológicamente los momentos previos a la muerte
Antes del
fallecimiento, el cuerpo muestra una serie de transformaciones: desde una mayor
necesidad de descanso y reducción del apetito hasta alteraciones en la
percepción del entorno.
Las funciones
digestivas se ralentizan, y es común la pérdida del control del intestino y la
vejiga. Igualmente, los músculos y la piel se debilitan, lo que puede dar lugar
a problemas como estreñimiento, incontinencia y escaras.
Estas
transformaciones son el resultado de la incapacidad del cuerpo para mantener
sus funciones vitales, lo que desemboca en un estado de reposo y finalmente, en
el cese total de la actividad corporal.
La atención de
seres queridos y personal médico es crítica durante esta fase, asegurando el
confort y monitoreando posibles signos de infección en el moribundo.
Este fenómeno
no solo subraya la complejidad del proceso de muerte sino que también revela
cómo intervienen factores como las condiciones de salud previas y los
tratamientos médicos recibidos, los cuales pueden influir en la duración de
este proceso. En este estudio, se enfatiza la importancia de comprender las
etapas finales de la vida no solo desde una perspectiva médica sino también
desde una visión humanitaria, resaltando la necesidad de cuidados paliativos
adecuados.
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