La violencia de los narcos es responsable de la mitad de los homicidios en Latinoamérica
Cómo operan la
pandilla centroamericana Mara Salvatrucha, las bandas ecuatorianas Los Choneros
y Los Lobos, el grupo carcelario venezolana Tren de Aragua, el imponente Cártel
de Sinaloa en México y la guerrilla colombiana ELN
Por Fernanda
Kobelinsky/INFIBAE
Sangrientos motines, cuerpos desmembrados, migrantes secuestrados y toma de rehenes en vivo durante la emisión de un noticiero de TV… El crimen organizado y el narcotráfico son las principales amenazas que enfrenta América Latina este 2024 y prueba de ello es la crisis de violencia extrema sin precedentes que atraviesa Ecuador. En la actualidad, de hecho, la violencia de los narcos es responsable de la mitad de los homicidios en Latinoamérica.
Días atrás,
Ecuador se ha transformado en un triste ejemplo de cómo un país se deteriora
aceleradamente: en 2018, tenía seis homicidios por cada 100.000 habitantes y en
2023 la cifra llegó a 46 homicidios, lo que implica un aumento de casi el 800
por ciento.
Militares patrullan a las afueras de un mercado abierto, en Portoviejo, Ecuador, el jueves 11 de enero de 2024. El presidente Daniel Noboa decretó el lunes un estado de excepción nacional que suspende derechos ciudadanos y permite movilizar al Ejército en tareas de seguridad, ante la última secuencia de ataques violentos en el país. (AP Foto/Ariel Ochoa).
En un análisis
profundo del crimen organizado en Latinoamérica y el Caribe, el think tank
InSight Crime ha aplicado su método de evaluación a cinco grupos que han
marcado pauta en las dinámicas delictivas de la región. Las organizaciones
evaluadas incluyen a la pandilla centroamericana Mara Salvatrucha (MS13), las
bandas ecuatorianas Los Choneros y Los Lobos, el grupo carcelario venezolana
Tren de Aragua, el imponente Cártel de Sinaloa en México y la guerrilla
colombiana ELN.
El estudio
tiene en cuenta variables como el dominio territorial, economías criminales,
penetración del Estado, capacidad militar, estructura organizacional, jerarquía
y alianzas criminales.
Una por una,
las bandas criminales que dominan América Latina:
Los Choneros y
Los Lobos
'Fito', líder de Los Chonero, en un video antes de fugarse en Ecuador
En Ecuador, la
violencia se ha agudizado dramáticamente con el surgimiento de Los Choneros y
Los Lobos, dos grupos enfrascados en una violenta disputa por el control de
rutas de narcotráfico. Estas bandas reflejan una acelerada evolución criminal
que se correlaciona con el incremento en la tasa de homicidios: de seis por
100.000 habitantes en 2016 a 46 por 100.000 en 2023, según las estadísticas
proporcionadas.
Los Choneros
se convirtieron en una de las bandas carcelarias más violentas del país tras su
detección a finales de los 90.
Según
autoridades ecuatorianas, la estrategia de distribuir a los líderes y miembros
violentos en todo el sistema penitenciario con el objetivo de desarticular
estructuras de liderazgo jerárquicas en las penitenciarías, aunque inicialmente
exitosa, derivó en la generación de subgrupos que ahora desafían la autoridad
central de la banda. “La violencia en las cárceles se ha desatado a niveles sin
precedentes, mostrando el conflicto continuo entre grupos rivales,” señalaron
fuentes gubernamentales.
Desde su auge
en la provincia de Manabí y la ciudad costera de Manta, Los Choneros pasaron de
controlar rutas de tráfico de drogas para carteles colombianos a ejercer
actividades ilícitas como el microtráfico, sicariato y extorsión en las calles
ecuatorianas. Sin embargo, el asesinato de sus líderes y fundadores como Jorge
Luis Zambrano, alias “Rasquiña”, y Junior Roldán, alias “JR”, ha dejado un
vacío de poder que ha provocado luchas internas por el control de la
organización.
El traslado en
agosto de 2023 de José Adolfo Macías Villamar, alias “Fito”, a una prisión de
máxima seguridad en Guayaquil buscaba minimizar su influencia dentro de la
organización. No obstante, su fuga el fin de semana pasado y la toma de un
canal de televisión durante la emisión de un noticiero en vivo, desató el caos
en el país.
Actualmente,
se reconoce una presencia de Los Choneros y sus subgrupos en seis provincias:
Manabí, Guayas, Los Ríos, El Oro, Santa Elena y Esmeraldas.
Las
autoridades han relacionado a Los Choneros con el transporte de cargamentos de
cocaína desde la frontera de Colombia al puerto de Guayaquil en apenas seis
horas, destacando su valor para organizaciones como el Cártel de Sinaloa de
México. La configuración cambiante de las alianzas entre pandillas ha llevado a
la creación de estructuras como Nueva Generación, vinculada al Cártel Jalisco
Nueva Generación (CJNG) de México.
Los Lobos han
fortalecido su presencia en el crimen organizado de Ecuador, diversificando sus
operaciones más allá del narcotráfico. El grupo criminal ha ampliado su rango
de actividades ilícitas para incluir la minería ilegal, la comercialización de
vacunas falsificadas y la trata de personas
El grupo
domina áreas clave de la cadena delictiva, manipulando puntos estratégicos
dentro del territorio ecuatoriano para facilitar sus actividades criminales.
La plataforma
ciudadana SOS Cárceles ha indicado que los atentados registrados en varios
lugares del país en 2023 se debieron al traslado del cabecilla de Los Lobos,
alias Gordo Lucho, quien fue reubicado desde la Cárcel de Latacunga hacia la
prisión de máxima seguridad La Roca.
El Tren de
Aragua
Los Gallegos', la facción del Tren de Aragua, que opera en Perú
El Tren de
Aragua de Venezuela emerge como un símbolo de terror en Sudamérica . Aun cuando
perdió su base de operaciones en el penal de Tocorón en Venezuela, este grupo
ha extendido su influencia más allá de las fronteras venezolanas, explotando a
migrantes y afianzándose en al menos 12 economías ilícitas en cinco países
diferentes.
El líder del
grupo, Héctor Rustherford Guerrero Flores, alias “Niño Guerrero”, logró escapar
de la prisión de Tocorón, en el estado de Aragua, su bastión histórico, tras
ser advertido antes de la incursión. Esto marca un punto de inflexión en la
lucha contra el crimen organizado en Venezuela y sus países vecinos, puesto que
la presencia del Tren de Aragua se ha cimentado en el contexto del masivo éxodo
venezolano, utilizando flujos migratorios para expandir su presencia en la
región.
El grupo
criminal surge inicialmente como una pandilla en la cárcel de Tocorón y se
expande a un vasto portafolio criminal que incluye extorsión, secuestro, trata
de personas, minería ilegal y tráfico de drogas a menor escala. Sus orígenes se
atribuyen a un proyecto inconcluso de ferrocarril, pero “Niño Guerrero” lo
transforma en una amenaza de características transnacionales.
En el penal venezolano de Tocorón, el Tren de Aragua tenía una piscina
El crecimiento
del Tren de Aragua fue, en parte, fomentado por la política de ceder control de
prisiones a líderes criminales, conocidos como pranes. Esta maniobra ha
contribuido a periodos de impunidad bajo el régimen de Nicolás Maduro. La
influencia dentro de Tocorón permitió a la organización establecer
infraestructuras inusuales en una prisión, como un zoológico y club nocturno.
Desde 2018, el
grupo extendió su operativa a otros países, enfrentándose a organizaciones
locales y regionales por el control de rutas de tráfico y rentas criminales.
Utilizó la vulnerabilidad de los migrantes venezolanos para extorsionar,
traficar y consolidar su presencia, llegando a amenazar la seguridad regional
con una estructura jerárquica bien establecida
Las
operaciones transnacionales del Tren de Aragua han sido objeto de acciones de
seguridad en Chile, Perú y Colombia desde 2022, con la detención de más de un
centenar de presuntos miembros, mermando la presencia de la banda fuera de
prisión. La captura de altos rangos, sin embargo, aún no se ha concretado, y se
especula sobre la posible reubicación del “Niño guerrero” y sus lugartenientes
La banda
conserva influencia en al menos cinco estados venezolanos: Carabobo, Sucre,
Bolívar, Guárico y Lara, y sus células siguen operativas fuera de Venezuela,
aún cuando disminuyen los ingresos del tráfico de migrantes hacia Sudamérica
debido a la nueva tendencia migratoria venezolana que busca rutas hacia Estados
Unidos.
Este cambio en
la dinámica migratoria lleva a los analistas a cuestionar si el Tren de Aragua
podrá mantener su red en la región o si comenzará a declinar. Con el
debilitamiento de su infraestructura y las crecientes operaciones de seguridad,
muchos se preguntan si veremos un retorno a sus orígenes carcelarios o si, por
el contrario, buscarán adaptarse y seguir influyendo en la criminalidad del
continente suramericano.
Mara
Salvatrucha (MS13)
La Mara Salvatrucha (MS13) se ha convertido en un símbolo de la violencia y el crimen organizado transnacional en el hemisferio occidental, emanando desde las barriadas de Los Ángeles en la década de 1980 hasta extender su presencia al Triángulo Norte de Centroamérica y más allá, alcanzando incluso a Europa. El crecimiento de esta pandilla, cuyas operaciones se basan principalmente en la extorsión y otras actividades delictivas, ha sido impulsado por fuertes lazos sociales y actos de violencia que refuerzan su resiliencia y solidaridad interna.
La
Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) calificó a la MS13
como una “organización criminal trasnacional” en octubre de 2012, siendo la
primera vez que una pandilla estadounidense recibía tal designación. Esta
acción subraya la seriedad con la que se aborda su amenaza, más si cabe cuando
a fines de 2020, autoridades estadounidenses acusaron de terrorismo a una
docena de sus líderes en El Salvador, en un esfuerzo sin precedentes por
combatir la influencia internacional de estas agrupaciones delictivas.
La pandilla se
originó entre refugiados de guerra que, al llegar a Los Ángeles, hallaron en la
unión la manera de enfrentar a las pandillas locales, eventualmente formando la
MSS, que luego se conocería como MS13 tras su vinculación con la Mafia Mexicana.
El flujo de deportaciones desde EEUU, hacia inicios del siglo XXI, contribuyó a
la expansión de la pandilla en Centroamérica, región que no estaba preparada
para integrar a estos criminales de vuelta en sociedad, llevándolos con
frecuencia de nuevo a las filas del crimen organizado.
La MS13 está
lejos de ser una organización homogénea; su estructura fragmentada se compone
de “clicas” que operan en territorios específicos bajo el mando de “corredores”
y “palabreros”. Estas células tienen jefaturas estrictas, pero en un conjunto
desorganizado a nivel internacional, resistente a los intentos gubernamentales
de desmantelamiento. Cuando un líder cae, su sucesor asume el mando
rápidamente, perpetuando el ciclo de actividad criminal en regiones que
incluyen a México y los EEUU, donde la influencia de la pandilla se ha diluido
estratégicamente en la venta de narcóticos y extorsión a pequeños negocios.
Bukele
enfrenta crítias internacionales por su manejo de las pandillas
Condicionados
por la violencia en las calles y el reclutamiento violento, muchos jóvenes se
ven atraídos por las pandillas como única salida, una decisión que a menudo es
irrevocable, dada la amenaza de muerte que implica la deserción. Con ello,
sistemas de castigos internos funestos y una marcación física a través de
tatuajes, abandonar la pandilla resulta una sentencia a la marginación, o peor,
al asesinato.
En la
actualidad, la MS13 ha sufrido un considerable debilitamiento en El Salvador,
lo que ha reducido su capacidad de control territorial y de cometer crímenes
recurrentes. “Solo el 33% de sus integrantes están en libertad”, indica un
informe de la Policía Nacional Civil de El Salvador, mostrando la efectividad
de la polémica estrategia de seguridad implementada por el presidente Nayib
Bukele.
Cártel de
Sinaloa
El Chapo Guzmán fue trasladado a los EEUU en 2017 (Reuters)
En México, el
Cártel de Sinaloa sigue siendo un protagonista clave en el tráfico de
fentanilo, pese a divisiones internas y a la prohibición de producción y
tráfico de esta sustancia en ciertas zonas. Este cartel, junto al Cartel
Jalisco Nueva Generación (CJNG), es considerado uno de los actores más
importantes del narcotráfico en la región, ligado al aumento de muertes por
sobredosis en Estados Unidos.
Con más de 26
mil integrantes el Cártel de Sinaloa ha logrado expandir sus operaciones a más
de 100 países y 17 estados de México, según un informe de la DEA.
Tras la
captura y condena en Estados Unidos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, Ismael “El
Mayo” Zambada y los hijos de Guzmán, conocidos como “Los Chapitos”, asumen
actualmente el control de la agrupación que, según expertos, opera más como una
federación de grupos autónomos que como una estructura jerárquica unificada.
Originado en
el estado mexicano de Sinaloa, este cártel ha logrado establecer una influencia
significativa tanto en las esferas de poder político como en las fuerzas de
seguridad, favoreciendo el soborno sobre el uso de la violencia y apostando por
alianzas estratégicas con otros grupos. La expansión de su modelo de negocios
ha permitido que trascienda las fronteras mexicanas y estableciendo rutas de
tráfico a través de Centroamérica hasta llegar a su principal mercado, los
Estados Unidos.
Históricamente,
la agrupación se forjó a partir de familias campesinas en el estado de Sinaloa,
que evolucionaron de actividades de contrabando a la producción y comercio de
marihuana y amapola en las décadas de 1960 y 1970. Eventualmente, comenzaron a
transportar cocaína para cooperativas de traficantes colombianos y
centroamericanos, lo que sentó precedente para los actuales patrones de tráfico
de drogas.
En la década
de los setenta, figuras como Pedro Avilés y luego Joaquín Guzmán Loera (“El
Chapo”) empezaron a ganar prominencia en el negocio. Con la caída del Cártel de
Guadalajara, tras el asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena en 1985, y
la eventual detención y fuga de “El Chapo” Guzmán, el cártel consolidó su poder
y reconfiguró sus operaciones. En 2008, tras una escisión interna originada por
la separación del grupo conocido como la Organización Beltrán Leyva, el Cártel
de Sinaloa renovó alianzas y enemistades, incluyendo un presunto pacto con el
Cártel de Tijuana.
La estructura
horizontal del cártel ha permitido la autonomía de figuras como “El Mayo”
Zambada y “El Azul” Esparragoza Moreno, además de permitir que las operaciones
en el extranjero y dentro de México, a menudo, se deleguen a socios locales.
La rivalidad
con el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), un desprendimiento del Cártel
de Sinaloa ocurrido en 2010, ha marcado la última década. La lucha por el
dominio territorial ha engendrado enfrentamientos que resaltan las fluctuantes
dinámicas del crimen organizado en México.
El éxito del Cártel
de Sinaloa a lo largo de los años ha sido parcialmente atribuido a sus
conexiones con el Partido Acción Nacional (PAN) y a las capturas de líderes de
carteles rivales durante los mandatos de los presidentes Vicente Fox y Felipe
Calderón. Estos nexos han sido desmentidos oficialmente, pero continúan
conformando el debate público y las especulaciones.
ELN
El ELN es ya una guerrilla binacional, que opera en Colombia y Venezuela
Finalmente, el
Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Colombia se ha fortalecido,
manteniéndose como el grupo guerrillero preeminente en medio de turbias
negociaciones de paz con el gobierno del presidente Gustavo Petro.
La última
insurgencia verdadera de Colombia y una de las organizaciones criminales más
poderosas en América Latina, ha incrementado su influencia en Venezuela,
fortaleciendo su posición como guerrilla binacional.
Según
investigaciones de campo, el ELN, originalmente un movimiento nacionalista
influenciado por la revolución cubana, ha pasado de centrarse en secuestros,
extorsión y ataques a infraestructuras petroleras a involucrarse profundamente
en el comercio internacional de drogas.
Conformado por
más de 5.000 miembros, incluyendo redes de militantes dentro de la población
civil, el ELN distribuye su fuerza entre Colombia y Venezuela, pero con
objetivos diferenciados: en Colombia pretende una revolución armada contra el
estado, mientras que en Venezuela actúa como una fuerza paramilitar apoyando al
régimen Nicolás Maduro.
El movimiento
guerrillero del ELN comenzó en los años 60, durante la recuperación de Colombia
del período conocido como ‘La Violencia’, y coincidiendo con movimientos
sociales e intelectuales influenciados por la Guerra Fría y la Revolución
Cubana. La organización anunció oficialmente su creación en enero de 1965 tras
tomar el municipio de Simacota, en el departamento de Santander.
Después de la
dura operación militar conocida como “Operación Anorí” en 1973, que casi
aniquila al ELN, el grupo se retiró hacia la frontera con Venezuela para
rearmarse. Con el tiempo, el ELN se expandió y se recuperó financieramente a
través de secuestros para extorsión, constituyendo su principal fuente de
ingresos.
Nicolás Maduro
cobija al ELN en Venezuela (EFE)
A lo largo de las décadas, la organización ha utilizado a Venezuela como refugio y ha llevado a cabo operaciones importantes en Colombia, incluido el secuestro de 190 personas en una iglesia en Cali en 1999. Muchas de sus tropas han tenido que retirarse de Colombia, pero el Frente de Guerra Oriental en el departamento de Arauca ha resistido diversos ataques militares.
Tras la
desmovilización de las FARC a principios de 2017, el ELN ha ampliado su
participación en economías criminales tanto en Colombia como en Venezuela. Con
la llegada al poder de Maduro en 2013, la presencia del ELN se intensificó en
Venezuela, donde controla pasos fronterizos claves y supervisa el tráfico de
drogas y el contrabando de mercancías. Las investigaciones revelan que el ELN
regula y supervisa las actividades mineras en los estados venezolanos de
Bolívar y Amazonas, con la aprobación de sectores militares y políticos leales
a Maduro.
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