Gobierno entregó en concesión seis aeropuertos nacionales hasta marzo de 2030 a la empresa Aeropuertos Dominicanos Siglo XXI (Aerodom).
Ashley Ann Presinal
Santo Domingo, RD.- Miles de millones de pesos han sido desembolsados por el Estado dominicano en las últimas dos décadas gracias a contratos supuestamente “beneficiosos” para el pueblo. Sin embargo, los verdaderos beneficios sólo los han disfrutado las empresas privadas.
Estos contratos firmados en modalidad de concesión, donde la
administración pública les entrega a compañías el derecho a explotar, operar
y/o gestionar bienes o servicios públicos durante un tiempo determinado, han
comprometido en numerosas ocasiones el futuro del país.
Entre los casos que se pueden destacar están los de Aerodom, Cogentrix, una
planta de energía; Barrick Gold y Punta Catalina.
Otro caso polémico ha sido el “peaje sombra” de las autopistas que
comunican a Santo Domingo con Samaná, por el que el Gobierno ha pagado
RD$26,835 millones para suplir el déficit del tráfico de vehículos por los
peajes, casi duplicando la inversión inicial del proyecto y todavía restan 17
años para que finalice.
El “negocio redondo” de Aerodom
La concesión a la empresa Aeropuertos Dominicanos Siglo XXI, mejor conocida
como Aerodom, se remonta al 7 de julio de 1999.
El acuerdo fijado entre el Estado dominicano, representado por el entonces
secretario de Obras Públicas durante el primer mandato de Leonel Fernández,
Diandino Peña, y la empresa concesionaria dominicana, consistió en la entrega
de seis aeropuertos nacionales hasta marzo de 2030.
Los Aeropuertos Internacionales de Las Américas y el presidente Dr.
Joaquín Balaguer, en Santo Domingo Norte; Gregorio Luperón, en Puerto Plata;
María Montez, en Barahona; Juan Bosch y el Aeródromo Arroyo Barril, en Samaná,
fueron los bienes cedidos a la concesionaria.
Con la firma, Aerodom se comprometía a administrar, operar, renovar,
expandir, brindar mantenimiento y explotar económicamente a los aeropuertos,
además de encargase de la movilización de millones de pasajeros y de 49
aerolíneas. En aquel entonces el Gobierno entendía que privatizar los aeropuertos
era la “opción ideal”, no obstante, el problema se inició precisamente a
partir de la signatura del contrato y sus adendas.
Con el fin de recuperar su inversión original de casi US$119 millones,
Aerodom le exigió al Estado dominicano introducir al contrato de concesión un
“equilibrio económico” que garantizaría “el rendimiento en la ejecución del
proyecto”.
Según el artículo 11.1 del contrato, el Gobierno dominicano y la Comisión
Aeroportuaria han tenido que incurrir en “medidas compensatorias” para
asegurar el “equilibrio” de la concesión, cuyas consecuencias no han dejado de
manifestarse en el fisco.
Las facilidades otorgadas por el Estado le permiten a la empresa operar los
aeropuertos del país con exención total de impuestos, así como retener “en
sus manos y su beneficio” la tasa de US$1.30 que debe pagar al Departamento
Aeroportuario por cada pasajero que entra o sale del país.
A esta “gracia” también se le agregan las cuantiosas cifras que devenga
Aerodom por el uso de rampas, espacios, pistas, parqueos y otros servicios
dentro de los aeropuertos, además de la extensión de la vigencia del contrato
por otros cinco años.
Los beneficios antes mencionados son citados en la resolución firmada el 8
de marzo de 2004 por el exsecretario de Obras Públicas, Miguel Vargas
Maldonado.
Según la resolución, los fondos provenientes de la retención que realiza
Aerodom serían destinados para la construcción del Aeropuerto Internacional de
El Catey (Samaná), ya que la empresa argumentó “no poder cumplir con su
programa de inversión en las obras” por no haber obtenido el financiamiento a
largo plazo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
¿Por qué “Equilibrio Económico”?
Gracias a la cláusula de “Equilibrio Económico” Aerodom pudo recibir ayuda
financiera del Gobierno para culminar proyectos que debían ser financiados con
fondos propios.
La concesión aprobada por el Congreso Nacional estipula que la empresa
“tiene el derecho a recurrir al equilibrio económico” cuando exista
“disminución del tráfico de pasajeros en los aeropuertos a niveles
significativamente inferiores a los previstos en la oferta hecha por la
Concesionaria”, “devaluación significativa del peso dominicano” y “perturbación
sostenida del entorno económico causado por la hiperinflación”.
Este presunto “equilibrio” le permitió a la empresa renegociar total o
parcialmente el contrato, posponer compensaciones, modificar cláusulas y/o
anexos, ampliar plazos, modificar la estructura tarifaria y cualquier otra medida
que considere “conveniente”.
En 2016 la compañía pasó a formar parte de la plataforma aeroportuaria
internacional Vinci Airports, luego de que el grupo concesionario adquiriera la
mayoría accionaria.
SEPA MÁS
Punta Catalina
A mediados de marzo de 2020 la CDEEE anunció que pagaría US$395 millones
al consorcio Odebrecht-Technimont-Estrella como un “pago adicional” a los
US$1,945 millones que ya había desembolsado para la construcción de la
termoeléctrica Punta Catalina.
Pagos adicionales
La constructora había reclamado en julio de 2017 que el Gobierno dominicano
debía pagarles US$973.2 millones por “trabajos adicionales” y “extensión de
tiempo”. En junio de 2018 el Gobierno creó un fondo de US$336 millones para
terminar la planta eléctrica y más tarde pagar US$59.5 millones más.
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