Las empresas químicas son tan imprudentes como lo eran las tabacaleras hace una generación o los fabricantes de opioides hace una década. Los alteradores endócrinos, la clave
Por Nicolás Kristof /LOS NEW YORK TIMES
De
acuerdo al libro de Shanna H. Swan, los espermatozoides están teniendo un
comportamiento errático por los alteradores endócrinos (Shutterstock.com)
Algo alarmante está sucediendo entre nuestras piernas.
El
conteo espermático ha estado disminuyendo; los niños desarrollan más anomalías genitales;
más niñas tienen pubertad precoz; y las mujeres adultas parecen sufrir una
disminución en la calidad de sus óvulos y más abortos.
Y
esto no solo está pasando entre los humanos. Los científicos reportan que hay
anomalías genéticas en una variedad de especies, como penes inusualmente
pequeños en cocodrilos, nutrias y visones. En algunas áreas, se ha visto que
números considerables de peces, ranas y tortugas presentan órganos sexuales tanto
de hembras como de machos.
Hace
cuatro años, una destacada académica en salud reproductiva, Shanna H. Swan,
calculó que, de 1973 a 2011, el conteo de espermatozoides en el hombre promedio
de Occidente había disminuido un 59 por ciento. Fue inevitable que surgieran
encabezados sobre el “Espermagedón” y el riesgo de que los humanos
desaparecerían, pero luego otros objetos brillantes desviaron nuestra atención.
Ahora
Swan, investigadora de salud pública en el Centro Médico Monte Sinaí en Nueva
York, ha escrito un libro, “Count Down”, que estará a la venta a partir del
martes y que hace sonar una señal de alarma. El subtítulo es contundente: “Cómo
nuestro mundo moderno está afectando el número de espermatozoides, alterando el
desarrollo reproductivo de hombres y mujeres y poniendo en peligro el futuro de
la raza humana”.
Swan
y otros expertos dicen que el problema es una clase de químicos llamados
alteradores endócrinos, los cuales imitan las hormonas del cuerpo y por lo
tanto engañan a nuestras células. Esto es un problema grave para los fetos, ya
que la diferenciación sexual ocurre al inicio del periodo gestacional. Los
alteradores endócrinos pueden causar estragos en la reproducción.
Estos
alteradores endócrinos están en todas partes: plásticos, champús, cosméticos,
pesticidas, alimentos enlatados y recibos de cajeros automáticos. Muchas veces
ni siquiera están enlistados en las etiquetas y pueden ser difíciles de evitar.
“De
cierta manera, la disminución en el número de espermatozoides es parecida al
estado del calentamiento global hace 40 años”, escribe Swan. “La crisis
climática ha sido aceptada —al menos por la mayoría de las personas— como una
amenaza real. Mi esperanza es que lo mismo suceda con esta crisis que se cierne
sobre nosotros”.
Count
Down, el nuevo libro de Shanna H. Swan (editorial)
Las
empresas químicas son tan imprudentes como lo eran las tabacaleras hace una
generación, o los fabricantes de opioides hace una década. Estas ejercen
presión para que ni siquiera se realicen pruebas de seguridad de los
alteradores endócrinos, de modo que no sabemos bien si los productos que
utilizamos todos los días están dañando a nuestros cuerpos o hijos. Todos somos
unos conejillos de Indias.
Además
del declive en el número de espermatozoides, hay más que parecen ser
defectuosos —hay un aumento en los espermatozoides bicéfalos— mientras que
otros andan nadando en círculos en lugar de dirigirse con rapidez en búsqueda
de un óvulo. Y los niños que han estado más expuestos a un tipo de alterador
endócrino llamado ftalatos tienen penes más pequeños, encontró Swan.
Sigue
habiendo muchas dudas, la investigación a veces es contradictoria y las vías
biológicas no siempre son evidentes. Hay teorías divergentes sobre si la
disminución en el conteo espermático es real y qué podría causarlo, y de por
qué parece que las niñas llegan antes a la pubertad, y a veces no está claro si
el incremento en las anormalidades genitales en los hombres refleja un aumento
real o solo una mayor disponibilidad de datos.
De
cualquier manera, la Sociedad Endócrina, la Sociedad de Endocrinología Pediátrica,
el Panel Presidencial del Cáncer, y la Organización Mundial de la Salud han
advertido sobre los alteradores endócrinos, y Europa y Canadá han empezado a
regularlos. Pero en Estados Unidos, el Congreso y el gobierno de Trump al
parecer escucharon más a los cabilderos de la industria que a los científicos
independientes.
Patricia
Ann Hunt, genetista reproductiva de la Universidad Estatal de Washington, ha
realizado experimentos con ratones que demuestran que el impacto de los
alteradores endócrinos es acumulativo, de generación en generación. Cuando se
expuso a ratones lactantes durante solo unos días a sustancias químicas
alteradoras del sistema endócrino, sus testículos de adultos produjeron menos
espermatozoides, y esta incapacidad se transmitió a su descendencia. Aunque los
resultados de los estudios en animales no son necesariamente aplicables a los
humanos, después de tres generaciones expuestas a dichas sustancias, una quinta
parte de los ratones macho era infértil.
“Esto
me parece especialmente preocupante”, me dijo Hunt. “Desde el punto de vista de
las exposiciones en los humanos, se podría decir que ahora estamos más o menos
en la tercera generación”.
¿Qué significa esto para el futuro de la humanidad?
“No
veo que los humanos se extingan, pero sí veo que los linajes familiares acaben
para un subgrupo de personas que son infértiles”, me dijo Andrea Gore,
profesora de neuroendocrinología en la Universidad de Texas, campus Austin. “La
gente con afectaciones en el número de espermatozoides o en la calidad de sus
óvulos no puede ejercer su derecho a decidir tener un hijo. Quizá eso no
destruya nuestra especie, pero sin duda es devastador para esas parejas
infértiles”.
Se
necesitan más investigaciones, y la regulación gubernamental y la
responsabilidad empresarial son cruciales para controlar los riesgos, pero Swan
ofrece sugerencias prácticas para el día a día de quienes tienen las
posibilidades. Guarda los alimentos en contenedores de vidrio, no de plástico.
Sobre todo, al calentar alimentos en el microondas no los pongas en plástico ni
los tapes con este material. Evita los pesticidas. Si puedes compra alimentos
orgánicos. Evita el tabaco o la marihuana. Usa una cortina para la regadera de
algodón o lino, no una de vinilo. No uses aromatizantes. Evita que se acumule
el polvo en tu casa. Revisa los productos de consumo que utilizas con una guía
en línea como la del Grupo de Trabajo Ambiental (EWG, por su sigla en inglés).
Muchos
de los temas que aparecen en los titulares de hoy no tendrán mucha importancia
dentro de una década, y mucho menos dentro de un siglo. El cambio climático es
una excepción, y otra pueden ser los riesgos para nuestra capacidad de
reproducirnos.
El
paradigma de un “golpe bajo” es una patada en la entrepierna. Y eso, amigos,
quizá sea lo que nos estamos haciendo a nosotros mismos como especie.
23
de Febrero de 2021
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