Por Holando Quiroz
Por más que quisiera escribir sobre las luces del turismo; su importancia, su peso específico que años tras años incide de manera determinante en el producto bruto interno (PBI) los más de 250 mil empleos, las 80 mil habitaciones disponibles, los 6 millones de turistas que nos visitaron el el año pasado, oscuros nubarrones me hacen tararear un viejo tango de José María Contursi “ sombras ... nada más ...
Nuestros gobiernos en los últimos 40 años hicieron su
apuesta y pusieron todos los huevos en una sola canasta, siguiendo al pie de la
letra el decálogo neoliberal dictaminado en el Consenso de Washington,
destruimos nuestra base económica fundamentada en la industria y la
agropecuaria para optar por una economía de servicios, el turismo y las
telecomunicaciones están alante alante, mientras tenemos que importar azúcar,
café, ajo, leche, habichuelas, y que decir de productos manufacturados,
farmacéuticos... y es que a pesar del DR-cafta no hemos podido sacar la cabeza,
un sector empresarial poco competitivo y desfasado que solo busca rentabilidad
en los servicios públicos, de ahí su afán desmedido por apropiarse de los
bienes y los servicios básicos que aún ofrece el Estado. Nuestra balanza comercial marca
negativo con todos los países de la región con los que tenemos relaciones
comerciales, excepto con Haití
Bien pudimos desarrollar una economía de servicios sin
menoscabo nuestro sistema tradicional de producción, de seguro que con las
bondades de nuestros recursos y el ingenio de nuestra gente fuéramos una
potencia comercial e industrial al menos en la región del caribe. Si pudimos
desarrollar el turismo y las comunicaciones, porqué no en la agropecuaria, la
industria y la tecnología. (Continuará)
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