Según
el conductor estrella de Univision Noticias, actualmente en Estados Unidos no
hay una autoridad oficial, con excepción de las ciudades de Miami y Los Ángeles
Jorge
Ramos, el periodista hispano más famoso en EE.UU., denunció en una entrevista
con Efe que millones de latinos están sufriendo una "grave
discriminación" por parte de las autoridades que manejan la crisis del
coronavirus en el país, al no comunicar sus medidas en español.
Según
el conductor estrella de Univision Noticias, actualmente en Estados Unidos no
hay una autoridad oficial, con excepción de las ciudades de Miami y Los
Ángeles, que esté dirigiéndose correctamente a 41 millones de personas que
viven allí y hablan ese idioma en casa.
«El
problema no es solo que no se les está dando la información», subrayó Ramos, de
62 años, al destacar que son los periodistas hispanos los que están haciendo
malabares para traducir, a veces de forma simultánea, los mensajes de los
gobernadores, expertos sanitarios y de la Casa Blanca.
«El
problema es que, desde todo punto de vista, comenzando por el económico, hay
una política de discriminación abierta contra millones de inmigrantes»,
denunció sobre el manejo de la enfermedad, que ya deja en todo el país más de
500.000 casos.
Esto
ha hecho que inevitablemente, según ha reflexionado Ramos, se «haya modificado
incluso la función del periodista de habla hispana» en el país.
«Toda
mi carrera he pensado que el periodista tenía dos responsabilidades
primordiales: la primera es reportar la realidad tal y como es y la segunda es
cuestionar a la gente que tiene el poder y la autoridad», indicó.
Sin
embargo, durante la crisis desatada por la pandemia, ha concluido que la
situación está obligando a los periodistas que publican información en español
a ejercer una tercera función: «meramente de servicio público, que es dar
información para que la gente salve sus vidas».
UNA BRECHA QUE GOLPEA
A MILLONES
Esta
situación afecta, según Ramos, a los casi 60 millones de latinos en Estados
Unidos, pero los más perjudicados son «los que son esenciales para que la
economía funcione... y son indocumentados».
En
ese grupo coloca a las personas que trabajan en funciones de limpieza en las
casas, lugares públicos y hospitales, aquellos que levantan las cosechas de comida,
quienes trabajan en restaurantes o están entregando desde paquetes hasta
comida.
«Son
millones de personas desprotegidas. Totalmente al margen de todo», manifestó.
Igual
de importantes son los médicos, enfermeras y otro personal hospitalario, dijo,
que están dentro del grupo llamado DREAMers (soñadores), es decir aquellos
arropados por la ley conocida como DACA, que da una legalidad temporal a los
migrantes que llegaron al país con menos de 16 años y han tenido una vida
ejemplar.
A
Ramos también le preocupan las denuncias de contagios en los centros de
detenciones de indocumentados y en las prisiones.
Ante
esta realidad, «nos corresponde a los periodistas latinos o hispanos tener una
función fundamental», indicó, al destacar que por primera vez siente que su
trabajo influirá directamente en «salvar la vida de alguien».
UNA LUCHA PERSONAL
También
algo nuevo para él fue sentirse afectado en lo personal por las noticias que
cubre, confesó, ya que fue una de las primeras figuras públicas hispanas en
guardar cuarentena ante un posible contagio de coronavirus.
«Un
amigo cercano estuvo en contacto con varias personas que dieron positivo y por
eso decidí no participar como moderador en el último debate entre Joe Biden y
Bernie Sanders (los precandidatos presidenciales demócratas)”, explicó.
«Fue
una decisión difícil porque no es algo que pase muy a menudo», lamentó.
Ahora,
su mayor preocupación es que su familia no enferme. El periodista vive en Miami
con su pareja de casi una década, la conductora, actriz y empresaria venezolana
Chiquinquirá Delgado y la hija menor de ella Carlota, de 9 años.
Pero
además, ahora están con ellos María Elena, la hija mayor de Delgado de 27 años,
y Nicolás, el hijo menor de Ramos, que tiene 21.
«Estoy
en contacto día a día en el trabajo con reporteros que están arriesgando su
salud para recaudar información para nuestra audiencia. Todos estamos con
niveles de estrés altísimos, pero conscientes de que tenemos que hacer nuestro
trabajo, pero también cuidarnos y cuidar a nuestras familias», explicó.
Ese
es el caso de su hija mayor, Paola, que trabaja en Nueva York como periodista,
lo que lo tiene «nerviosísimo».
No
obstante, Ramos subraya en que los verdaderos héroes de la situación son «el
personal médico y de limpieza y los que hacen que la gente siga teniendo las
cosas que necesita», si bien se asiente el polvo se verá «cómo se ha redefinido
el trabajo del periodista», en especial el hispano.
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