Uno
de los principales deseos de Dios, además de que vivamos nuestras vidas para Él
y que seamos salvos, es que podamos obedecer a todo aquello que nos dejó
escrito en Su palabra.
A
la mayoría de los creyentes cuando empiezan una vida nueva en el evangelio, una
de las cosas primordiales que se les enseña es la obediencia.
Conocemos
que nuestra autoridad máxima es Dios, y que si nos sujetamos a su palabra, esto
traerá consigo bendición para nuestras vidas. En cuanto a la desobediencia, es
todo lo contrario.
No
podemos olvidar el hecho de que toda acción trae consigo una consecuencia, sea
mala o sea buena; y esto también aplica con las Escrituras. Podemos observarlo
en Levítico 26.
Según
un rabino estudioso, solamente en los primeros cinco libros de la Biblia (el
Pentateuco) existen 613 mandamientos; de los cuales podemos conocer más al
estudiar la Palabra.
Al
ser tantos estatutos, podemos llegar a no conocerlos todos; entre estos se
encuentra uno muy importante reflejado en Levítico 11:13-19.
El coronavirus desde
un punto de vista bíblico
Dios
habló acerca de aquellas aves de las cuales su pueblo no podía comer. En la
actualidad, diferentes culturas a lo largo del mundo han buscado las
estrategias para «mejorar» su gastronomía realizando platos con animales que no
son muy bien vistos como un «alimento».
En
ocasiones, esto no resulta muy bien, debido a que muchas de estas criaturas no
son saludables para nuestro organismo.
Si
analizamos Levítico 11:19, podemos observar que entre las aves que Dios prohíbe
ingerir, está el murciélago. Recientemente, ha surgido una polémica mundial
debido a la aparición de una terrible pandemia a la cual se le conoce como
«coronavirus».
Algunas
personas especulan que esta terrible enfermedad contagiosa se originó a causa
de este mamífero; en algunos países del continente asiático, este pequeño animal
es consumido en un platillo.
Al
ponerse en contexto el tema del murciélago con Levítico 11:19 y lo escrito en
Levítico 26:14-46, donde Dios nos muestra las consecuencias de la
desobediencia, todo podría cobrar un poco más de sentido.
También puede ser una
señal antes del fin
Si
bien es cierto que el origen de la pandemia puede estar relacionado a las
señales antes del fin, reflejadas en Mateo 24 (el versículo 7 habla sobre las
pestes que vendrán), Dios también es claro de lo que nos puede llegar a ocurrir
si no obedecemos a su palabra.
Información
proporcionada por expertos, afirma que los murciélagos trasmiten enfermedades
infecciosas a los seres humanos; tales como el sarampión, la gripe, las paperas,
encefalitis y neumonía.
Aunque
todos los animales, incluyendo el murciélago, son creación de Dios, y fue Él
quien nos dio a algunas especies para comer, claro está que entre esos no se
encuentra este mamífero de pequeño tamaño.
Dios
es justo, al igual que todos sus juicios (Salmos 119:137), por lo cual podemos
estar seguros de que todo lo que Él hace tiene una razón.
Obedecer
a la palabra de Dios no solo nos garantiza que ello traerá consigo bendición,
sino que también nos hará entender que su voluntad siempre será mejor que la nuestra
y que Él siempre querrá lo mejor para sus hijos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario