El
mismo día en el que el príncipe Carlos confesaba públicamente su relación con
Camilla Parker, Lady Di consideró que era el momento de demostrar que ya no
dependía de los protocolos reales y apareció con un sensual diseño de Christina
Stambolian.
El
29 de junio es conocido por los británicos como el día de la venganza.
A
fines de junio de 1994, la revista ‘Vanity Fair‘ invitó a Diana a un evento al
que la princesa de Gales asistió y en el que se destacó entre todas las modelos
y celebrities de la época. El vestido negro de la diseñadora griega Christina
Stambolian salió del placard donde llevaba tres años guardado para demostrarle
al mundo que Lady Di podía enfrentarse a la realeza.
Según
afirma el mito, esa misma tarde ella pensaba asistir con un vestuario que había
seleccionado en Valentino. Antes de comenzar a prepararse, el príncipe Carlos
salió en televisión en una entrevista donde confesaba públicamente su relación
con Camilla Parker.
“Fui
fiel hasta que tuve claro que nuestro matrimonio estaba irreparablemente roto”,
decía en el programa el hijo de Isabel II y padre de Harry y William. La
declaración le permitió a Lady Di hacer un cierre definitivo con la realeza y
abrir su guardarropas buscando el modelo que le permitiera demostrarlo.
El
modelo trasgredía varias normas del protocolo royal. En primer lugar, los
miembros de la monarquía no pueden utilizar el color negro, ya que está
reservado solo para el luto por la muerte de algún integrante de la familia o
personaje relevante. Tampoco se pueden mostrar los hombros ni las piernas. Pero
a Diana no le importó. Desde ese día, su ‘Little Black Dress’ griego quedó en
la memoria de todos como “el vestido de la venganza”.
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