Era una vez un joven
dominicano llamado Vladimir Guerrero, el hombre de la zona de strike más rara del mundo. Digo rara porque no
había una zona en donde le tiraran la bola que no le diera. Vladimir era el
bateador más difícil para jugarle la defensa, lo digo yo, que tuve que atrapar
la bola con mis manos peladas. Era un pelotero que le cambiaba la forma y el
programa a cada organización o manager, por su forma de batear. Nunca fuiste un
out fácil.
Vladimir es el hombre más
sencillo del mundo, al igual que mi mejor amigo, Wilton Guerrero, su hermano.
Su mamá tenía un compromiso
con todos los peloteros latinos, no importaba de cuál país viniera. Ella
prometió que cuando su hijo firmara con un equipo de béisbol, no iba a
descansar hasta darle a cualquier pelotero latino su buena comida, jugara en el
equipo con sus hijos o en contra de ellos, ya que a ellos también los ayudaron
en su tiempo.
Esta dama, madre de Vladimir
y Wilton, es la responsable de que todos estos latinos que jugamos con y en
contra de sus hijos no pasáramos hambre ni necesidades en los viajes. Nos daba
la mejor atención para que tuviéramos éxito y les repito el porqué: esta
señora, maravillosa madre de este inmortal, juró ante Dios que nunca ningún
pelotero latino pasaría hambre mientras ella viviera. Lo digo con orgullo, soy
uno de esos, y sé que muchos de mis compañeros y amigos que jugaron conmigo y
en contra, saben de lo que hablo.
Cada vez que llegábamos a
Montreal con los Mets de New York, siempre veía comida latina en el club house,
y yo siendo rookie pensé que era normal ver comida latina en Montreal, pero no
era así. Era tu madre, Vladimir, que nos hacía la comida a los latinos.
Ojo,
hasta los gringos se la comían.
Cuando llegué a la Liga
Americana me volví a conseguir con la misma sazón dominicana, pero esta vez en
California, con los Àngels, sazón que nunca olvidaré, y aunque no soy
dominicano, creo que por allá paso desapercibido, como uno de ustedes, y debo
decir que amo a la REPÚBLICA DOMINICANA, con MAYÚSCULAS.
No tengo palabras con qué
darle las gracias a tan privilegiada familia. Vladimir, en nombre de la familia
Mora, te doy gracias por hacer de la pelota algo innovador, y sobre todo, por
ayudarnos incondicionalmente, a ti y a tu madre que nunca decía que no y
siempre estaba ahí para todos.
Gracias por poner el nombre
de la República Dominicana en alto y también el nombre de los latinos. Siempre
te recordaré INMORTAL, porque para mí siempre has sido un pelotero de otra
Galaxia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario