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María Trinidad Sánchez: mujer de febrero y heroína nacional.

sábado, 17 de junio de 2017

Publicado por prensalibrenagua.blogspot.com
Hediberto Pichardo. MA
La historia de la Republica Dominicana que se inició el 27 de febrero de 1844 y no antes de esa fecha, está llena de interesantes episodios que han llenado de gloria a este pueblo luchador que ha pasado por diferentes vicisitudes hasta llegar a consolidar su soberanía.
En esas luchas del pueblo dominicano, no solo han participado hombres, que son los que más se reconocen por injusticia de muchos historiadores, también lo han hecho mujeres, que aunque ciertamente no estuvieron en los campos de batalla su decidida participación resulto ser decisiva para la consecución de la emancipación nacional.
Gracias al aporte de Vetilio Alfau Duran tenemos un interesante libro titulado: Mujeres de la independencia, en donde encontramos alrededor de más de 15 mujeres que participaron de una u otra manera para la proclamación y consolidación de la libertad frente al pueblo haitiano.
Una de las mujeres más mencionada y recordada lo fue María Trinidad Sánchez, cuyo nombre lleva esta provincia por disposición del sátrapa Rafael Leónidas Trujillo Molina, cuando el 1 de enero de 1959 decidió sustituir el nombre que tenía nuestra provincia, el de  Julia Molina en honor a su madre, por el de la heroína de febrero como fue llamada por el ilustre historiador y director del archivo general de la nación Roberto Cassa.
Pero es importante tener en cuenta que durante el siglo XIX  la vida pública tal como establece Roberto Cassa en su libro Heroínas nacionales estaba reservada para una minoría sobre todo gente de ciudad y en el caso de las mujeres, estas se encontraban siempre ausente de los hechos que tenían que ver con la historia.
Incluso para reforzar lo antes señalado por el reputado intelectual, en la época en que vivió María Trinidad solo los varones podían estudiar fuera del hogar, mientras que las jóvenes solo recibían una educación elemental en el seno de su hogar por parte de la madre.

María Trinidad Sánchez nació el 16 de junio de 1794 en la ciudad de Santo Domingo, fue la segunda de 3 hermanos.  Es decir que este viernes estaremos celebrando su 223 aniversario. Su padre fue Fernando Sánchez, quien tenía antepasados que habían sido esclavos y su madre Isidora Alfonseca, aunque en los registros de la iglesia católica aparece como Isidora Ramona, por lo que su apellido no le fue registrado.
Trinidad, como les llamaban, era hermana de Narciso Sánchez, padre del patricio Francisco del Rosario Sánchez del Rosario (su verdadero nombre completo), por lo que nuestra heroína era tía de este último.
Su padre se dedicó a administrar fincas de ganados y otras propiedades que habían sido abandonadas por algunos criollos, que se habían marchado de la colonia de Santo Domingo cuando esta había pasado a manos de Francia por la firma del tratado de Basilea firmado en 1795.
María Trinidad fue una mujer de una profunda convicción religiosa católica, al extremo de que le sugirió al padre de Sánchez (Narciso) que se casara con la madre del padre de la patria Olaya del Rosario, con el fin de que su hijo fuera legítimo y no natural. Ella poseía un semblante dulce y tenía un humor especial.
Según Juan Francisco Sánchez (hijo de Francisco del Rosario), ella nunca abandono la ciudad y el la consideraba como una beata. Trabajo arduamente en la iglesia dedicada a la virgen del Carmen. Fue una mujer humilde económicamente hablando. Su casa era un bohío de tablas. Se dedicó a coser y llego a ser una costurera de prestigio reconocida en la ciudad de Santo Domingo.
Nuestra valiosa heroína le tuvo un aprecio especial a Sánchez y este era visto como su sobrino favorito.
En su vida religiosa llego a tener una estrecha relación con las monjas del convento de Santa Clara y fue amiga del obispo Tomas de Portes.
Como mujer al fin y viviendo en la época en que le toco vivir no tenía interés en la política. Pero debido a que hermano Narciso si se sentía atraído por la política, se acercó a esta actividad.
Como sabemos, ella tuvo una destacada participación la noche del 27 de febrero de 1844 por ser tía de Sánchez, que culminó con la fundación de la república. Debemos recordar que su sobrino sustituyo a Duarte en la ausencia del padre de la patria, cuando este tuvo que salir hacia el exilio antes de la proclamación de la independencia.
Cuando Sánchez era perseguido, ella les daba refugio y apoyo, además de llevarles informaciones importantes. Se encargó de fabricar capsulas para las armas de los conjurados; incluso la noche de la fundación de la república, en sus faldas llevaba pólvora y en virtud de que Concepción Bona no llegaba a tiempo con la bandera nacional, ella rápidamente cosió una agregándoles una cruz blanca al pabellón haitiano.
Este último detalle es importante precisarlo, pues durante mucho tiempo se pensó que María Trinidad había ayudado a Concepción Bona en la confección de la bandera, por lo que se ha expresado eso no ocurrió así. También recordemos que el ideólogo de la bandera nacional lo fue Duarte cuando en su juramento a los trinitarios suministro la idea de cómo se debía elaborar el lienzo patrio, Bona solo se guio de las instrucciones del patricio para elaborarla.
Una vez proclamada la independencia, las mujeres entraron en una especie de anonimato y solo los hombres brillaron en los campos de batallas.
Los trinitarios no pudieron disfrutar de la miel del poder tras la independencia, pues la dirección del Estado fue ocupado por los conservadores encabezados por Pedro Santana y luego Buenaventura Báez. Estos jóvenes con Duarte a la cabeza fueron desterrados por Santana y declarados traidores a la patria.
La insigne mujer de la independencia junto a numerosas personas insistían ante Santana para que ordenara el regreso al país de aquellos que lo habían dado todo, pero el presidente hatero señalaba que no lo podía hacer porque esta era una facultad del consejo de ministro y en el mismo habían individuos que se oponían a la vuelta al país de los trinitarios.
Dentro del gobierno de Santana existían ministros que no congeniaban con el presidente y urdían una conspiración para derrocarlo. Dentro de estos conspiradores se encontraba Tomas Bobadilla, una especie de súper ministro. Este célebre personaje armaba la conspiración y de la misma se había comprometido apoyarla Trinidad Sánchez, pues el conspirador se había comprometido a que una vez depuesto Santana se podía lograr que los trinitarios pudieran regresar al país.
Mientras esto se tejía, el propio Santana armo su jugada maestra. Les hizo comunicar por medio de un militar de su confianza a María Trinidad que si ella apoyaba una manifestación contra el ministro Bobadilla, se lograría la destitución de este y luego de que se le aumentarían los poderes al mismo presidente, este lograría permitir el regreso de los exiliados, incluyendo a su sobrino Francisco del Rosario.
El nativo de Hincha al analizar junto a sus colaboradores la magnitud de lo que dicha trama implicaba comprendió que no era buena imagen para su gobierno ni para el sector conservador del cual era miembro, entonces hábilmente dispuso que una comisión militar investigara a los conspiradores de la trama para destituir a Bobadilla y que estos fueran fusilados. Los militares apresados declararon que María Trinidad, su sobrino Andrés y otros relacionados formaban parte del plan. De este modo la heroína fue condenada a muerte junto a su sobrino.
Estando en la prisión, Bobadilla la visita con el propósito de pedirle que revelara los nombres de los conspiradores principales y que si lo hacía le perdonaría la vida. Ella sabiendo de antemano los planes de Bobadilla se negó a delatar a sus demás compañeros.
El día de la ejecución de la pena de muerte, mientras la gente lloraba y lamentaban su desdicha, ella se tapaba los oídos para no escuchar los llantos y no flaquear. Les pidió a su hermano Narciso que la ejecutara el, pues los guardias titubeaban para ejecutar la orden, pero el obispo Tomas Portes que la había acompañado se negó, entonces los guardias cumplieron la fatal orden, precisamente el 27 de febrero de 1845, justamente al cumplirse el primer aniversario de la proclamación de la república.
Murió la heroína y mujer de febrero a la edad de 50 años. Sus restos descansan en el panteón nacional, el mismo lugar donde posan los restos de su verdugo Pedro Santana, cuyos fósiles fueron trasladados por órdenes del doctor Joaquín Balaguer en una de sus decisiones más controversiales y que este autor espera que algún día sea retirado de ese lugar sagrado.

Gloria y honor a nuestra heroína y mujer de febrero: María Trinidad Sánchez.

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