1. John Wayne Gacy Jr. (Pogo el Payaso)
John Wayne, conocido
también como Pogo el Payaso, fue un asesino serial estadounidense que hacía
servicios en desfiles y fiestas infantiles, en las que mató a sangre fría a un
total de treinta y tres personas, entre ellos jóvenes y niños, a quienes
encerraba en un sótano y violaba brutalmente hasta matarlos. Para el momento de
su ejecución en el año 1994, sus últimas palabras fueron: “¡Bésenme el culo! ¡Nunca sabrán dónde están los otros!”. Exento
de remordimientos por sus actos, no tuvo ni una pizca de humildad, manteniendo
hasta el último momento de su vida el repugnante ser que fue.
2.
Peter Kürten (El vampiro de Düsseldorf)
La pasión desenfrenada y
el placer físico que sentía por beber la sangre de sus víctimas, le hicieron
ser conocido como “El vampiro de Düsseldorf”. Se le condenó a muerte por matar
a puñaladas y martillazos a un total de nueve personas, llevando a cabo su
ejecución el 2 de junio de 1931 en Alemania. Antes de su muerte intervino: “Dime, ¿Después de que mi cabeza haya sido
cortada, voy a seguir siendo capaz de escuchar, al menos por un momento, el
sonido de mi propia sangre que brota del tronco de mi cuello? Eso sería un
placer para poner fin a todos los placeres”. Aterrador en todo sentido.
3.
Aileen Wuornos
Famosa por su misandria,
Wuornos les quitó la vida a más de seis hombres después de hacerse pasar por
una mujer de compañía. Después de una extensa investigación policial se dio con
la condena de esta mujer. La ejecución fue realizada el 9 de octubre de 2002
por inyección letal. Antes de morir, se le escuchó decir fuertemente: “Sólo me gustaría decir que estoy navegando
con la roca y voy a estar de vuelta como el Día de la Independencia, con Jesús,
el 6 de junio, como en la película, gran nave nodriza y todo eso. Regresaré”.
4.
James French
Un día French fue recogido
de la carretera por un motorista; luego, sin ningún motivo, lo asesinó. Este
episodio de su vida lo llevó a ser condenado; días después de la detención mata
brutalmente a un compañero de celda. Fue ejecutado en la silla eléctrica a la
edad de 30 años, en 1966. Sus últimas palabras antes de morir cargan un sentido
de cinismo inigualable, éstas fueron:
“¿Cómo es esto para un título? ‘French Fries”.
5.
Robert Alton Harris
Después de asesinar a dos
adolescentes a sangre fría para robarles su coche en el año 1978, Harrisen fue
finalmente condenado a muerte por el siniestro en 1992. Falleció 10 minutos
después de que los funcionarios de la prisión de San Quintín abrieran el
conducto de gas de cianuro, convirtiéndose en el primer ejecutado en el estado
de California desde el año 1967. Las últimas palabras que salieron de su boca
fueron: “Usted puede ser un rey o un
barrendero, pero todo el mundo baila con la parca”.
6.
Thomas J. Grasso
Sus víctimas predilectas
fueron personas ancianas, indefensas, entre éstas una anciana, a quien
estranguló con la iluminación del decorado navideño, para después robarle. Su
modus operandi se repetía sin cesar. Fue condenado finalmente a muerte por
homicidio. Antes de su muerte, como parte de su última cena, exigió un banquete
que comprendía una selección detallada de platos, entre ellos un cóctel de
fresas, dos hamburguesas con queso, dos filetes a la barbacoa, espaguetis,
mejillones cocidos con limón y unas cuantas galletas de calabazo. Sus últimas
palabras, antes de recibir la inyección letal, fueron: “No tuve los espaguetis que había pedido. Quiero que la prensa lo
sepa”. A Grasso no le importó nada más que su comida.
7.
Manuel Pina Babbitt (Manny Babbitt)
Manuel Babbitt fue un
veterano americano de la Guerra de Vietnam, que fue condenado por la violación
y asesinato de Leah Schendel de 78 años, después de asaltar y robar dentro de
su hogar en el año 1980. Como parte de su defensa, Manny aseguró sufrir de
trastorno por estrés postraumático, llevándolo a cometer sus crímenes y después
no recordar nada de lo que hizo. Su ejecución tuvo lugar en California y sus
últimas palabras fueron: “Los perdono a
todos”.
8.
Edward Kelly (Ned Kelly)
Con sólo 25 años de edad,
fue condenado a muerte por la horca. Mató en total a seis personas con
disparos. Siempre se caracterizó por su poca empatía con la humanidad,
demostrándolo con sus últimas palabras antes de ser ahorcado: “Así es la vida”.
9.
Barbara Graham
Barbara, junto a dos
cómplices (Perkins y Santo), planearon el robo de una mansión en Burbank, que
pertenecía a la multimillonaria Mabel Monohan, una viuda de 64 años. Durante el
robo, del cual salieron con las manos vacías, Graham mató a su víctima con una
pistola-látigo. Posteriormente, los involucrados en el robo y asesinato de la
millonaria fueron condenados a muerte. Graham fue la tercera mujer en
California en ser ejecutada en la cámara de gas. Sus famosas últimas palabras
fueron: “Las buenas personas están
siempre tan seguras de que tienen razón”.
10.
Amelia Dyer
Todas sus víctimas eran
bebés o niños muy pequeños. Dyer era enfermera y partera. Creó un orfanato
falso, donde se ofrecía ayuda a las mujeres embarazadas que no tenían dinero
para criar a sus hijos o a las que querían deshacerse de sus bebés y
abandonarlos. Todos los niños murieron por asfixia o estrangulamiento. Fue
condenada por numerosos asesinatos (se asumen más de 400). A la edad de 58
años, fue ejecutada mientras recitaba sus últimas palabras: “No tengo nada que decir”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario