SANTO DOMINGO.-A
continuación damos a conocer las siete palabras que pronunció el Señor
Jesucristo antes de ser crucificado.
Primera
Palabra
“Padre:
Perdónalos porque no saben lo que hacen”. (San Lucas 23, 24)
Jesús nos dejó una gran
enseñanza con estas palabras, ya que a pesar de ser Dios, no se ocupó de probar
su inocencia, ya que la verdad siempre prevalece. Nosotros debemos ocuparnos
del juicio ante Dios y no del de los hombres. Jesús no pidió el perdón para Él
porque no tenía pecado, lo pidió para quienes lo acusaron. Nosotros no somos
nadie para juzgar. Dios nos ha perdonado grandes pecados, por lo que nosotros
debemos perdonar a los demás. El perdonar ayuda a quitar el odio. El amor debe
ganar al odio. La verdadera prueba del cristiano no consiste en cuánto ama a
sus amigos, sino a sus enemigos. Perdonar a los enemigos es grandeza de alma,
perdonar es prueba de amor.
Segunda
Palabra
“Yo
te aseguro: Hoy estarás conmigo en el paraíso”. (San Lucas 23,43)
Estas palabras nos enseñan
la actitud que debemos tomar ante el dolor y el sufrimiento. La manera como
reaccionemos ante el dolor depende de nuestra filosofía de vida. Dice un poeta
que dos prisioneros miraron a través de los barrotes de su celda y uno vio lodo
y otro vio estrellas. Estas son las actitudes que se encuentran manifestadas en
los dos ladrones crucificados al lado de Jesús: uno no le dio sentido a su
dolor y el otro sí lo hizo. Necesitamos espiritualizar el sufrimiento para ser
mejores personas. Jesús en la cruz es una prueba de amor. El ladrón de la
derecha, al ver a Jesús en la cruz comprende el valor del sufrimiento. El
sufrimiento puede hacer un bien a otros y a nuestra alma. Nos acerca a Dios si
le damos sentido.
Tercera
Palabra
“Mujer,
ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu Madre”. (San Juan 19, 26-27)
La Virgen es proclamada
Madre de todos los hombres.
El amor busca aligerar al
que sufre y tomar sus dolores. Una madre cuando ama quiere tomar el dolor de
las heridas de sus hijos. Jesús y María nos aman con un amor sin límites. María
es Madre de cada uno de nosotros. En Juan estamos representados cada uno de
nosotros. María es el refugio de los pecadores. Ella entiende que somos
pecadores.
Cuarta
Palabra
“Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (San Marcos 15, 34)
Es una oración, un salmo.
Es el hijo que habla con el Padre.
Estas palabras nos hacen
pensar en el pecado de los hombres. El pecado es la muerte del alma. La bondad
es el constante rechazo al pecado. El pecado es el abandono de Dios por parte
del hombre. El hombre rechazó a Dios y Jesús experimentó esto.
Quinta
Palabra
“¡Tengo
sed!” (San Juan 19, 28)
La sed es un signo de
vida. Tiene sed de dar vida y por eso muere.
Él tenía sed por las almas
de los hombres. El Pastor estaba sólo, sin sus ovejas. Durante toda su vida
Jesús había buscado almas. Los dolores del cuerpo no eran nada en comparación
del dolor del alma. Que el hombre despreciara su amor le dolía profundamente en
su corazón. Todo hombre necesita ser feliz y no se puede ser feliz sin Dios. La
sed de todo hombre es la sed del amor.
Sexta
Palabra
“Todo
está consumado”. (San Juan 19, 30)
Todo tiene sentido: Jesús
por amor nos da su vida. Jesús cumplió con la voluntad de su Padre. Su misión
terminaría con su muerte. El plan estaba realizado. Nuestro plan no está aún
terminado, porque todavía no hemos salvado nuestras almas. Todo lo que hagamos
debe estar dirigido a este fin. El sufrimiento, los tropiezos de la vida nos
recuerdan que la felicidad completa solo la podremos alcanzar en el cielo.
Aprendemos a morir muriendo a nosotros mismos, a nuestro orgullo, nuestra
envidia, nuestra pereza, miles de veces cada día.
Séptima
Palabra
“Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu”. (San Lucas 23, 46)
Jesús muere con serenidad,
con paz, su oración es de confianza en Dios. Se abandona en las manos de su
Padre.
Estas palabras nos hacen
pensar que debemos de cuidar nuestra alma, no sólo nuestro cuerpo. Jesús
entregó su cuerpo, pero no su alma. Devolvió su espíritu a su Padre no con
grito de rebelión sino con un grito triunfante. Nadie nos puede quitar nuestro
espíritu. Es importante recordar cual es nuestro destino en al vida para no
equivocarnos de camino a seguir. Jesús nunca perdió de vista su meta a seguir.
Sacrificó todo para alcanzarla. Lo más importante en la vida es la salvación de
nuestras almas.
3 comentarios:
Las 7 palabras fueron pronunciadas por Cristo estando crucificado en la cruz, no antes.
Las 7 palabras fueron pronunciadas por Cristo en la cruz, no antes.
Las 7 palabras fueron pronunciadas por Cristo estando crucificado en la cruz, no antes.
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