Ana
País/BBC Mundo
Los husos horarios
controlan nuestra existencia y en algunos países son una cuestión de interés
nacional.
Kim Jong-un, líder de
Corea del Norte, decidió atrasar 30 minutos la hora de su país en 2015
coincidiendo con el 70° aniversario de la expulsión de las tropas de Japón de
la península coreana.
Mientras Venezuela atrasó
su horario 30 minutos en 2007 para tratar de aumentar la productividad.
Los relojes del poder: la
política detrás de Corea del Norte, Venezuela y otros países que cambian su
hora
En cambio China pasó de
cinco zonas horarias a una en 1949 por una cuestión de unidad nacional.
Los husos horarios son 24,
como la cantidad total de horas que tiene el día.
Por eso, resulta
arriesgado proponer un cambio a nivel mundial del dominante sistema conocido
como Tiempo Medio de Greenwich (GMT, en inglés), que luego fue rebautizado como
Tiempo Universal Coordinado (UTC, en inglés) y que rige los husos horarios en
todo el mundo.
Eso es exactamente lo que
han hecho el economista Steve Hanke y el profesor de física y astronomía Dick
Henry, ambos del Instituto Johns Hopkins de Baltimore, en Estados Unidos.
Todos
con una misma hora
La propuesta de estos
expertos consiste en crear un horario universal, es decir, que los habitantes
de Nueva York, París o Hong Kong tengan todos la misma hora en sus relojes.
Según Hanke y Henry, el
viejo sistema de zonas horarias se ha vuelto obsoleto a causa de internet:
"Estamos en una situación de compresión de espacio y tiempo. La gente se
está acercando y puede comunicarse mejor que en el pasado". Por eso,
dicen, es importante unificar el tiempo.
En este momento el mundo
está dividido en 24 husos horarios, es decir, la misma cantidad de horas que
tiene el día.
Por lo tanto, si uno se
traslada hacia el oeste un huso horario, debe retrasar su reloj en 60 minutos
y, si va al este, lo tiene que adelantar. El centro de este sistema está en el
Observatorio Real de Greenwich, en Londres, Inglaterra. Allí está el punto de
referencia cero del sistema UTC.
Sacarse una foto con un
pie en el oeste y otro en el este del meridiano de Greenwich en el Observatorio
Real es un clásico de Londres.
"Hoy la mayoría de
las actividades se desarrollan cuando el sol sale y la mayoría de la gente se
acuesta cuando es de noche", le dice Steve Hanke a BBC Mundo.
Con el nuevo sistema
horario, "el ritmo de la vida obviamente también estaría marcado por el
tiempo solar. Sólo cambiarían las horas que leerías en tu muñeca", agrega
el economista.
¿Por qué el meridiano de
Greenwich no está donde todos creemos?
Y explica: "Digamos
que el horario de oficinas en Londres empieza a las 09:00 y termina a las
17:00. En Nueva York, entonces, empezaría a las 14:00 y terminaría a las 22:00,
por la diferencia de 5 horas con Londres".
"Todos estarían
leyendo la misma hora siempre: serían las 14 horas tanto en Londres como en
Nueva York. La única diferencia es que en Nueva York recién se estarían
abriendo los negocios, mientras que en Londres sería de tarde ya".
"No
habría confusiones"
Esta combinación de un
horario universal y distintos horarios laborales locales conllevaría varias
ventajas, según los expertos.
Los profesores del
Instituto Johns Hopkins Steve Hanke y Dick Henry proponen eliminar las zonas
horarias.
"No habría
confusiones sobre el tiempo porque todos estarían viendo el mismo horario en
sus relojes. Como resultado, existiría mayor seguridad y eficacia porque no se
perderían vuelos ni reuniones de trabajo y sería más fácil organizar los
tiempos de cada uno", dice Hanke.
Una llamada laboral entre
oficinas localizadas en Pekín y Ciudad de México sería a las 09:00 para todos,
aunque los primeros estarían trabajando de día y los segundos, de noche.
El inconveniente es que si
uno en Pekín decide de repente llamar a Ciudad de México sin saber el horario
laboral (o solar) de dicha ciudad, entonces podría despertar a los colegas del
otro extremo del mundo.
Para los expertos, este
cambio en la forma de concebir las horas no alteraría la vida cotidiana, salvo
por el proceso de aprendizaje para la gente y por el costo inicial para las
industrias y el sistema financiero de hacer el cambio de paradigma.
Con
el respaldo de la red
"Antes la vida
ocurría alrededor de lo local", dice Louise Devoy, curadora del
Observatorio Real de Greenwich. Cada zona, en general bajo la influencia de
alguna gran ciudad, definía su horario según los movimientos del sol.
Por ejemplo, hacia 1870
Estados Unidos tenía 75 zonas horarias diferentes, cuenta Hanke. De hecho, sólo
la ciudad de Saint Luis tenía seis.
¿Por qué nos parece bello
el cielo al atardecer?
Pero en esa misma época la
expansión de las redes ferroviarias y la invención del telégrafo acercaron al
mundo. Entonces, se volvió necesario poner un orden al caos de los relojes.
En octubre de 1884, en
Washington DC, se llevó a cabo la Conferencia Internacional del Meridiano,
donde se decidió adoptar el hoy llamado sistema UTC para poder coordinar el
tiempo a lo largo del mundo.
Nepal es uno de los pocos
lugares del mundo que tiene una diferencia de 45 minutos respecto al UTC.
Acatar o no estas líneas
imaginarias siempre fue voluntario, aclara Devoy. Por eso hasta el día de hoy
los países se mueven con absoluta libertad dentro del estándar.
Un ejemplo de ello son
Nepal, las Islas Chatham (Nueva Zelanda) y la localidad de Eucla (Australia),
que tienen husos horarios desplazados 45 minutos con respecto al UTC.
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secretos de tu reloj biológico
Por ahora el impacto de la
propuesta de los expertos del Johns Hopkins se ha limitado a los ámbitos científicos
y comerciales. Ningún político les ha consultado aún sobre los detalles de ese
nuevo sistema que ellos proponen implementar a partir del 1° de enero de 2018.
De todos modos, confían en
que internet mismo servirá para viralizar la idea y que la propia ciudadanía
impulse el cambio en los gobiernos.
Pero ya han aparecido
detractores de la propuesta.
El periodista del diario
Los Angeles Times, el premio Pulitzer Michael Hiltzik, cree que la llegada de
internet no ha eliminado las diferencias horarias.
"Impulsando las
transacciones globales, internet solo ha incrementado la habilidad de las
compañías financiera de forzar a sus empleados a sincronizarse con los ritmos
laborales de lugares que están al otro lado del planeta", señalaba Hiltzik
en un reciente artículo.
"Eso muestra una
falla importante en la propuesta de Henry y Hanke de eliminar los husos
horarios: no cambiará nada", apuntó Hiltzik, asegurando que la gente sigue
viviendo en función de ciclo solar y no presta atención a la hora en otras
partes del mundo.
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