Por Stanislaw Peña
Legiones invasoras de la otra parte de la isla,
Legiones invasoras de la otra parte de la isla,
convivencia lateral inherente al destino histórico
que nos tocó padecer.
Queman banderas, nuestra bandera,
resucitando con rabia su decrépita utopía.
Son las tropas de Boyer, de Hérald y de Pierrot…
Regresan en otro son pero con la misma intención.
Amparadas por los grandes imperios,
que con enmascarados argumentos justifican
la presencia de un lamentable gueto
marcado por el odio y la ignorancia.
Regresan: more maiurum,
los mil veces vencidos en los otrora
campos de batallas donde brotó la sangre
que germinó la Primera República.
Regresan, y celebran no encontrarse
con Pepillo o con Duvergé,
celebran no encontrarse con Cabral o con Imbert,
o con el maldito patrioticida de Santana.
Son ellos,
los caídos en Azua y en Santiago,
los caídos en Sabana Larga y en Las Carreras…
Resurgen como revitalizadas huestes ebrias
de venganza y resentimiento.
Queman banderas, nuestra bandera.
Y no se cansan de resucitar con rabia
su decrépita utopía.
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