En mi última visita a México fui a cenar con una amiga
periodista a quien no veía hace tiempo. Durante la cena nos pusimos al día y me
enteré de lo bien que le ha ido; es directora de una de las revistas más
populares del país, y en los asuntos del amor también está triunfando. Por eso,
le pregunté jocosamente: ¿me pasas el secreto?, a lo que respondió con una
pícara sonrisa: “Te voy a revelar uno de los secretos del éxito mejor
guardados”, y concluyó, “Te vas a acordar de mí por el resto de tu vida”.
Antes de revelarme el gran secreto me preguntó: “¿Cuál es
el momento en el que un ser humano experimenta la emoción más plena y
placentera?”. Riéndome le dije: “¡cuando hacemos el amor!”, y ella confirmó:
“¡exactamente! en ese momento todo es sublime, no existen miedos o
inseguridades, que es precisamente lo que nos detiene a lograr nuestros
propósitos, ¡sólo hay éxtasis! Por eso, el orgasmo es el instante perfecto para
visualizar eso que tanto anhelas. Esta revelación ¡me dejó boquiabierta! Pues
pensé que es imposible para alguien imaginar sus sueños, como por ejemplo:
tener un negocio, visualizar un cuerpo atlético o concebir el amor de tu vida, a la misma vez
que estás alcanzando un orgasmo. Pero
según ella, sí es posible hacerlo porque en el momento del clímax, el sexo deja
de ser físico y trasciende al plano espiritual donde experimentamos felicidad
absoluta y tus deseos se ponen en sintonía con la energía creadora del
universo.
Mi amiga me contó que este secreto lo aprendió de la
filosofía oriental Tao que establece la comunicación entre cielo y tierra, por
eso en la lengua china Tao significa “abrir camino” y “facilitar el paso”. Así
que de vez en cuando puedes usar la experiencia del orgasmo –sola o acompañada–
como una divertida herramienta para lograr tus sueños.
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