ESTA
GLORIA DEL BÉISBOL TRATA DE QUE LOS PROSPECTOS Y LOS PELOTEROS FAMOSOS DE HOY
NO CAIGAN EN LA TRAMPA DE LA FAMA EFÍMERA
Wendy
Santana/Listín Diario
Santiago.- Su casa tiene
forma de barco, sus manos de avión alzando el vuelo, y sus palabras son como la
silueta de una pelota que avanza a toda velocidad procurando torcerle el brazo
a un jugador que se prepara para darle a los espectadores su recompensa por
haber ido al estadio.
Y es que hablar con
Chilote Llenas, como se le conoce en el mundo del béisbol a Winston Enriquillo
Llenas Ávila, es una retrospectiva de lo que ha ocurrido en este deporte,
aportando, cada una de sus expresiones, un elemento que identifica la realidad
y la fantasía del pelotero.
Presenta el éxito del
jugador, de un equipo o del país, como un premio al esfuerzo, al talento y a la
seriedad con la que se asuma esta profesión; el fracaso, como una lección de la
vida que le enseña a pisar firme sobre la tierra después de haber flotado en el
globo de la fama y haber navegado por las dulzuras que proporciona el dinero y
los amores que “caen del cielo”.
Al fanático le da un lugar
primordial. Lo denomina el jugador número diez y lo califica como el
responsable, muchas veces, del hit que salvó a un equipo determinado, por su
desenfrenada participación vociferada en el juego y por haber ocupado los
asientos de un estadio al cual los jugadores llegan sonrientes, pero tensos
porque tienen que ganar para ese público.
Al manager lo ve como la
voz de la experiencia que hay que oír y el responsable de que los muchachos que
entrena no tomen los caminos equivocados cuando estando en la cima de sus
carreras recurren a la utilización de anabólicos, sin necesidad, o a una vida
desordenada porque sólo se les enseñan las técnicas y no a administrar su nueva
vida.
A los padres y a otros
familiares de esos jóvenes les pide que lo apoyen en el béisbol, pero con
valores éticos y morales, aunque vengan de la pobreza más extrema, porque al
final -dice- eso es lo que quedará y lo material se gastará o se dilapidará; la
fama se la quitarán los mismos que se la dieron y el dolor los golpeará mucho
más que la indigencia.
EN
DOBLE VÍA
La
vida de un pelotero se ve brillante cuando lo firman, pero, ¿Qué representa
realmente ese paso?
Si quieres que te lo
ilustre bien, te puedo decir que es como montarte en una ola, que te sube y te
baja, te emociona, te estresa, te hace héroe y te ahoga. Da muchas
satisfacciones y te ayuda a vivir bien. Te puede perdurar esa dicha si te
administras bien, aunque lamentablemente muchos peloteros buenos se están
perdiendo porque no se han sabido manejar en el mar revuelo, en medio de la
ola.
¿Realmente
es estresante?
Oh... pero imagínate,
mientras la gente trabaja sentada en una oficina, pensando, tomando decisiones
o haciendo alguna cosa física, pero tranquila, nosotros estamos todo el tiempo
ejercitándonos, entrenándonos, o en un estadio repleto de personas exigentes
esperando que nosotros lo hagamos vibrar de emoción al cerrar un juego
magistral. Llega un momento en que el cuerpo de resiente físicamente y hay que
tener mucha disciplina mental para poder seguir. Tiene que gustarte lo que
haces para que puedas aguantar. Por eso no todo el mundo es pelotero, aunque
deje millones.
Se
dice que la gente hace suyos los triunfos en el play, tapando los huecos de los
que no ha podido lograr en su vida. ¿Cree que es así?
Para mí, en lo personal,
creo que sí, que en parte es así y eso no tiene nada de malo. Por eso te dije
que los fanáticos son el jugador número diez y nos ayudan a ganar porque para
ellos es importantísimo el triunfo de un equipo, igual que para nosotros. Es un
símbolo del éxito. Si ganan Las Águilas los aguiluchos se sienten ganadores y
si es el Licey por igual. Por eso cuando
pierde uno la gente se pone agria, porque es su apuesta, en lo que se
han invertido emociones, tiempo, alegrías, tristezas, estrés. Así es el
béisbol.
¿Cree
usted que los fanáticos también se derrumban igual que los peloteros?
Oh, pero mucha gente ni va
al trabajo al otro día, se enferma, teme que lo critiquen, que lo burlen y
hasta se matan con cualquiera si lo hacen perder el control. Claro, a nosotros
nos pasa mucho peor. Un día puedes batear 4-4 y al otro día te ponchan la misma
cantidad de veces. Fluuu., te desinflas, no tienes cara para mirar al público;
a veces sonríes y la gente te dice: “Mira que sinvergüenza...” pero es un
asunto de tensión. Nos da tan duro eso que no sabemos cómo actuamos.
¿Cuántas
veces sintió la derrota y se desplomó?
Uhhhh... muchísimas veces.
Mi éxito realmente está basado en el fracaso. Muchas veces lo hice bien y
numerosas veces mal. Más mal que bien. Cuando fallas constantemente y en una la
pegas es cuando arrancas las emociones de los fanáticos y se paran y te
alientan y te empujan a seguir y entonces es que tomas fuerza y sigues y sigues
y lo haces cada vez mejor. Pero si siempre lo haces bien y un día fallas te
condenan como en un juicio y entonces te desploman. Ahí, en los fracasos es
donde muchos peloteros se agrandan y en los triunfos es cuando algunos se
achican.
¿Cómo
manejaba usted los fracasos o malas jugadas?
Eso es la misma vida
pasándote factura y diciéndote que no todo es bueno, que tú tienes que
enfrentar eso y no llevarlo a la casa,
pero el ser humano es emotivo. Yo llegaba a la casa deprimido, como todos los
peloteros, y no podía dormir y mi mujer ni me preguntaba qué te pasa, ya sabía
y me dejaba tranquilo. Al otro día el mal humor, pero nada, había que seguir
desde cero y dejar lo malo. Bueno, a veces me levantaba con esa actitud
positiva e iba al supermercado y la gente me decía: “oye, por qué hiciste esto
y aquello”. Uff..., terrible, no sabía qué decir, era peor que un jefe
vigilando tu trabajo y exigiéndote rendimiento en una oficina porque los
fanáticos son duros con tu persona y si te vendieron como un jugador bueno
tienes que demostrarlo o si no te condenan y te sepultan.
¿Cómo
se puede superar el trauma de pasar del aplauso al rechazo?
Es estresante esa
situación, pero por ejemplo, cuando estás jugando tienes que hacer un túnel y
no escuchar nada de lo que te dicen. Sabes lo que tienes que hacer y lo haces o
no lo haces. Todo dependerá de las circunstancias, tu capacidad y tu talento.
Cuando uno llega al play saluda a muchísima gente y habla y todo muy bien, pero
cuando ya inicia el juego es como si le quitaran el sonido a una película y
todo transcurriera en cámara lenta.
BALANCE
LO
QUE ME GUSTA Me agradan las oportunidades que hay
ahora, lo que el modernismo te puede dar acorde con los tiempos: la Internet,
la tecnología, las comodidades que antes no teníamos. Nosotros, los jugadores,
lo hacíamos a mano pelá’, ahora los muchachos usan guantes y son bien
entrenados.
LO
QUE NO ME GUSTA Lo que no me ha gustado es que para tener
tanto modernismo haya que haber sacrificado tantos valores. No me ha gustado
esa negociación que se ha hecho con el tiempo. Y, principalmente, que la
familia se haya desmembrado, y que predomine la búsqueda de las cosas rápidas y
fáciles.
JUVENTUD
HISTORIA Estos no son los
momentos más relevantes, pero voy a citar los que me marcaron para siempre: Mi
primer hit en las Grandes Ligas, eso fue extraordinario, y mi primer turno en
el béisbol profesional, que fue aquí en República Dominicana contra el lanzador
Danilo Rivas, del equipo del Escogido, que era zurdo y me ponchó en el primer
turno, comenzando, y a mí no se me olvida eso.
MOMENTOS
MALOS: No fue una ni dos ni tres veces que en la carrera yo
me ponché, que cometí errores para perder y se me han ido varios campeonatos de
las manos, cuando yo era manager presidente del equipo. Las derrotas, esas
derrotas... principalmente cuando pierdes el último día y tienes que esperar el
próximo año, yo decía: no me va a volver a pasar y me volvía a pasar a cada
rato.
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