“Las marcas se gastan, los expertos en mercadeo lo saben,
la marca Hipólito Mejía, se nos gasta, se nos diluye en este momento de la
historia del país”
Orlando J. Rodríguez/Especial para Acento.com.do
SANTO DOMINGO, República Dominicana.-El último Hipólito
Mejía, el público, se produjo en la Emisora la Z101, el pasado 21 de
septiembre.
Esta intervención fue importante en la medida en que
retrató de nuevo las debilidades del ex candidato del Partido Revolucionario
Dominicano para remontar el actual momento de la historia política en la
República Dominicana.
Revela, además, que quienes habíamos pensado, en la
desesperación colectiva por cerrarle el paso al PLD en el poder, que Hipólito
Mejía era la persona indicada, estábamos totalmente equivocados.
El teatro de las agallas y el "no me hacen coca"
duró hasta el 22 de mayo, cuando caen telones y máscaras de un juego tras
bambalinas que aún se mantiene, a espaldas de las mayorías que le apoyaron.
Las marcas, Armani, Ferrari, etc, con el tiempo se ponen
de moda, entran en un time fashion, como lo llamarían los expertos de estas
fruslerías.
Entre opiniones y bromas, de un estilo personal que no
siempre deja claro lo que un político piensa y que, al mismo tiempo, le permite
escabullirse de los temas peliagudos mientras sus acompañantes, como comparsa,
ríen a carcajadas, Hipólito Mejía confesó
-mientras de modo desalmado llamaba a dar un boche de estado a
PROCONSUMIDOR- que él comía salami, que le gustaba el Don Pedro y, que justo en
ese momento, acababa de comerlo (“un pedazo grande”).
Entonces, cuando se pida un emparedado, un sandwich, habrá
que pedir un Hipólito, pero con mucho Salami, por favor. A confesión de parte,
relevo de pruebas.
Las marcas se gastan, los expertos en mercadeo lo saben,
la marca Hipólito Mejía, se nos gasta, se nos diluye en este momento de la
historia del país.
Más adelante, veremos la razón argumentada de esta
afirmación.
Un líder político no sólo es lo que dice, sino lo que
hace, porque al final las palabras o los pensamientos son meras razones que se
tienen que concretar en acciones.
Esa dialéctica para un posible juicio a las
consideraciones de un político son básicas y dolorosas, especialmente en un
país volátil, donde al final tenemos que convencernos de que si no hay
oposición sólida al PLD es porque también existe un espacio invisible, que no
controlamos donde ambos, tanto Miguel Vargas, como Hipólito Mejía, algún punto
de encuentro deben tener con el nuevo gobierno. Es así, aunque no sea de
nuestro agrado, aunque no salgamos de nuestro asombro.
Uno se pregunta, por ejemplo: ¿Le era tan difícil a
Hipólito Mejía denunciar que el Gobierno que encabeza Danilo Medina está
nombrando en su gobierno a figuras visibles del varguismo?... En apariencia no
lo recordó, aunque tenía en esa argumentación un elemento convincente ante la
opinión pública, importante para su propia causa.
Decíamos al inicio, que las marcas se gastan y la de
Hipólito Mejía resulta trillada, gastada para este momento, su discurso se
quedó fuera de las actuales circunstancias, aunque los periodistas presentes en
el espectáculo le recordaban su vieja gloria de prócer del 22 de mayo, cuando
las hojas del discurso real se perdieron en el carro, para dar paso a otras
hojas propias para la ocasión, las del Hipólito que no quería dejar un legado
de sangre, a su familia. ¿Y el resto de quienes le apoyaron? ¡Quie se jodan!
Todavía andan por ahí esperando la orientación del partido para esa noche.
Hipólito Mejía, en su indolencia de político
ultraconservador, está convencido de que manteniendo el aparato de adulones y
lambones de su entorno aceitado puede mantener una vigencia intacta, vendiendo
un discurso de sucesión para personas que no reflexionan.
¿Por qué de cara a la opinión pública ese discurso de
sucesión no ha sido puesto en práctica dentro del PRD, cuando sería un elemento
de tipo generacional esencial para la verdadera renovación del PRD?
¿Hipolito Mejía héroe del 22 de mayo del 2012?
En el Hipólito Mejía de las actuales circunstancias existe
un imaginario que le anima a hablar con entusiasmo y fervor de todo.
A juzgar por su última intervención radial está
convencido, en el mejor espíritu de un patriarca campesino en la política de la
ciudad, que aquel 22 mayo salvó la patria. Y algo peor:, está convencido,
plenamente, de que aún hoy en el PRD a lo largo y ancho del país todo el mundo
le mira como un héroe.
Las circunstancias del 22 de mayo es lo que Hipólito Mejía
necesita olvidar de la historia. Esas circunstancias le retrataron y le
hicieron su panegírico. Si Hipólito Mejía fuera prudente, tratara de buscar un
camino mínimo de dignidad, para dejar el solio de la política en la República
Dominicana.
Su último momento de comportarse con coherencia y gloria
en el oficio de la política, fue el 22 de mayo, y con el derecho propio que
tiene toda figura pública ante la historia, Hipólito Mejía lo desechó. Y se
podría decir más, en su círculo más leal, entre sus fieles, dejó un desencanto
no confesado que se sigue rumiando bajo el látigo de la derrota, en un silencio
reflexivo.
Si a eso le agregamos las imbecilidades interesadas de
Miguel Vargas Maldonado, podríamos entender hoy que el Gobierno de Danilo
Medina, más su cuadro clínico con la herencia económica dejada por el
"prócer de Villa Juana", hacia el futuro tendrá oposición de la
calle, la inconformidad social fuerte que pasa por encima de las vallas de las
tarjetas hambrientas.
Porque al parecer Hipólito Mejía, del mismo modo que no
estuvo preparado ni le interesó hacer lectura histórica del 22 de mayo, será
muy difícil que hacia un futuro inmediato esté a la altura de la oposición que
la República Dominicana necesita, ante un gobierno comprometido como cómplice
del pasado y sus derroches económicos.
Miguel Vargas Maldonado, un esquirol de la política
criolla manchado de morado
La presencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) y
todos chistes crueles que esa visita ha generado, son la evidencia de que el
Gobierno del Presidente Medina, está entrampado en medio de una anarquía de la
cosa pública, que le conforman un panorama de “España Boba”, según los
designios de quienes observan la incompetencias y las diatribas políticas
oficiales.
Lamentablemente, hay que comparar los estilos de oposición
hacia lo interno del PRD, por un lado, Miguel Vargas Maldonado le sigue
trabajando al PLD de Leonel la debilidad institucional del PRD, con fines de
futuro; pero Vargas es tan agallú salao, que además tiene capacidad para
también trabajar en favor del Gobierno actual. Ello explica algunos
nombramientos de su facción en el Gobierno de Danilo Medina.
Es decir, Miguel Vargas Maldonado es un maldito esquirol
político, quiere llevar al PRD a convertirse en una bisagra de las dos
tendencias internas del PLD, a saber: Proyecto-Gobierno + Proyecto
"Prócer" de Villa Juana 2016.
¿Hipolito Mejía con visión de nuevas generaciones?
Por estas razones, escuchar a Hipólito Mejía en la Z101 el
pasado 21 de septiembre para muchos fue una nueva decepción, porque el
contenido de sus palabras demostraron que no está en capacidad entender la
crisis en la que el país está sumergido, y mucho menos de maniobrar en el
sentido de lo que el momento demanda; es decir, una oposición clara y con una
capacidad sólida de argumentación al presente gobierno.
Y en el tema generacional lo que se vislumbra de parte de
las nuevas generaciones del PRD es una terrible sumisión a las gerontocráticas
lealtades. No han sido capaces, como jóvenes que son, de crear un movimiento
activo para reclamar y forzar a crear sus espacios.
Los jóvenes del PRD también tienen miedo de asumir
iniciativas, porque tampoco tienen como
grupo una plena conciencia de lo que deben hacer. Por razones que no están
claras, las savias de sus rebeldías, o están guardadas o duermen el sueño del
Fausto bueno.
Hipolito Mejía ya se sabe bien el guión: en La Z lo que
hizo fue repetirlo. Y lo que es peor: creérselo él mismo.
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