Las características del secuestro del joven Eduardo Baldera Gómez, raptado en Nagua el 18 de septiembre y liberado el pasado día diez en Villa Vásquez, Montecristi, dejan una madeja de dudas difícil de desenredar.
Si bien lo narrado sobre la captura, el cautiverio y las peticiones de rescate, son típicos de estos crímenes, en los que los ejecutores por lo regular visten de camuflaje, se identifican como miembros de una institución del orden, y piden un rescate, hay detalles y datos contradictorios que ponen en duda el secuestro en sí y los hechos que se sucedieron durante su desenlace.
Para el criminólogo y perito forense, Wilfredo Mora, que preside
Esto genera más incertidumbre, sobre todo porque el propio jefe de
Así lo manifestó a un programa de televisión al que también informó que "en principio
Coincidencia
William de Jesús Checo Batista murió esa misma noche junto al sindicado como principal cabecilla del secuestro, Cecilio Díaz, en un supuesto intercambio de disparos, no obstante, campesinos de la costas de Villa Vásquez, aseguran que lo entregaron "vivo y sano" a una patrulla policial.
Otro aspecto que Mora cuestiona es que un forense no haya visto a Baldera Gómez en los primeros minutos y dejara una documentación tanto fotográfica como grabada de su aspecto al momento de aparecer y de su primera versión de lo sucedido. "Una persona no debía ir a su casa de una vez. El (el secuestrado) debió quedarse bajo custodia, se le hacen evaluaciones psiquiátricas, criminalísticas, médicas, y sólo cuando el forense lo considera lo libera, aunque su familia lo puede ver antes", comenta Mora, al referirse al hecho de que Baldera Gómez fue a su vivienda tan pronto lo recogieron en el cuartel de Villa Vásquez. Duda que unas esposas puedan abrirse con un palito y que no deje huellas después de 22 días.
El desaparecido Juan Almonte
Por el secuestro de Baldera Gómez,
Aunque
De Tania Molina
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