Por Rafael Enrique Correa/Comunicador y Director de La Revista Chocolate
Hermanos, otra
vez la corrupción nos golpea donde más duele: en la salud.
SeNaSa, la institución que debería proteger a más de siete millones de dominicanos, aparece en el centro de un escándalo que revela autorizaciones falsas, cirugías y medicamentos que nunca se hicieron,
pero que sí se cobraron.Según
investigaciones de Julissa Céspedes y Nuria Piera, médicos, clínicas, empleados
y exdirectivos habrían montado un negocio con el dolor del pueblo. A eso se
suman contratos cuestionados con empresas privadas y compras anuladas por
violar la ley. Todo esto mientras las farmacias y clínicas que sí trabajan de
verdad esperan meses para recibir sus pagos.
¿Y quién paga
las consecuencias? Tú, yo, todos. El pobre que va a la farmacia y no encuentra
su medicina. La madre que espera una cesárea cubierta. El anciano que depende
de una receta. Cuando se roba en salud, no se roba dinero: se roba vida.
Hoy se habla
de auditorías, de justicia, de cambios de directores. Pero la realidad es que
el pueblo sigue esperando. Esperando que algún día la corrupción no sea la
norma, sino la excepción. Esperando que los responsables rindan cuentas.
Lo que está
pasando en SeNaSa no es solo un escándalo administrativo: es un crimen contra
cada dominicano honesto que paga con sus impuestos y su paciencia.
Que esta
indignación no se quede en palabras. Que sea una chispa para exigir con más
fuerza lo que merecemos: un país donde la salud del pueblo no sea el negocio de
unos pocos.

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