¿Cuánto pesa para cada persona el sexo dentro de una relación de pareja? Hay personas para las que es casi más importante que lo bien que puedan llevarse, hay personas para las que apenas tiene importancia y las hay que dirían aquello de "fifty-fifty". Si una pareja está compuesta por dos miembros similares, ningún problema, pero ¿qué pasa cuando nuestro deseo sexual es mucho mayor que el de nuestra pareja (o viceversa)?
Tener
relaciones sexuales frecuentes nos hace más felices
Independientemente
de la asincronía entre el deseo sexual de cada uno de los miembros de una
pareja, sabemos que la frecuencia con que tenemos relaciones sexuales nos hace
más felices, algunas hipótesis de que a más sexo, más felicidad, y mediante
algunos estudios en los que se analizó una muestra en personas se halló una
asociación entre la frecuencia en las relaciones sexuales y el bienestar hasta
que se llega a una frecuencia de más de una vez por semana. A partir de ahí, se
observo que tener más encuentros sexuales no hace que la pareja sea aún más
feliz.
Es decir,
podría decirse que hay un "techo" de felicidad en cuanto al sexo al
que se llega cuando se tiene más de una relación sexual a la semana. Menos,
disminuye el bienestar, pero más no lo aumenta.
Tener
relaciones sexuales frecuentes protege del neuroticismo
El
neuroticismo, también conocido como inestabilidad emocional, es un rasgo
psicológico de algunas personas que suelen vivir en tensión, preocupadas y que
se sienten culpables por muchas de las cosas que les pasan o que les pasan a
otras personas. Quizás se lea , porque todos tenemos un amigo o una amiga que
parece que ve el vaso siempre medio vacío y que es pesimista casi de
nacimiento.
Pues bien,
otro estudio demuestra que tener relaciones sexuales frecuentes ayuda a
compensar la manera de ser inestable de estas personas y ayudan en cierto modo
a hacer que las parejas puedan seguir adelante con un nivel de satisfacción más
o menos estable.
¿Y si el deseo
sexual de uno es mucho mayor que el del otro?
En los dos
puntos anteriores he querido hacer énfasis en algo que todos tenemos más o
menos claro: el sexo es bueno. Corto y claro. El sexo es positivo para las
relaciones, hasta el punto que sin él muchas parejas no seguirían juntas, con
mucha probabilidad.
El problema
viene cuando uno tiene más ganas que el otro y no es capaz de
"convencerle" de lo bueno que es el sexo (bien, en realidad, tampoco
tiene que intentarlo... uno no tiene que mantener relaciones sexuales porque
considere que va a ser más feliz, va a adelgazar o porque es cardiosaludable,
sino porque quiera hacerlo).
Uno quiere
seducir a la pareja porque le apetece y la pareja le dice que ahora no, ahora
más tarde, que tiene sueño, que le duele
la cabeza... sucede cuando uno querría mantener relaciones varias veces a la
semana, por ejemplo y a la otra persona le bastaría con una vez a la semana, o
menos.
Esta
discrepancia, que se conoce como SDD (Sexual Desire Discrepancy), suele darse
cuando la pareja lleva ya un tiempo unida. Al principio, el deseo es tal que
suele haber bastante sincronía... cuesta decir no porque a los dos les apetece
prácticamente siempre. A lo que pasa el tiempo la relación madura, cambia, y el
deseo sexual se puede llegar a desincronizar (hay parejas que siguen igual, hay
parejas en que ambos reducen la frecuencia del deseo, y las hay que se
desincronizan).
Los motivos
son diversos: diferentes horarios de sueño, que uno esté más cansado que el
otro por el tipo de trabajo que tiene o por el estilo de vida, problemas de
salud o incluso problemas de pareja, que los dos no se lleven tan bien como
antaño.
Uno siente que
no es correspondido, el otro que es acosado
Si la
diferencia es muy evidente los dos empiezan a sentirse mal. Uno por tener que
estar diciendo a menudo que no y el otro por recibir tantas veces un no por
respuesta. El primero puede llegar a sentirse acosado y el otro no
correspondido, incluso preguntando si aún hay amor, si aún le quiere, si aún le
considera deseable, si es algo que ha hecho o ha dejado de hacer.
Como vemos en
otro estudio, si se llega a este punto puede suceder que la relación acabe por
romperse, por la insatisfacción y por la posibilidad de acabar encontrando
fuera de la pareja lo que no se obtiene dentro.
Llegados a
este punto lo ideal, lo recomendable, es hablarlo y tratar de afrontarlo,
buscando las razones que hacen que uno tenga tanto deseo y el otro tan poco y
tratando de poner remedio: hacer más actividades juntos, buscar actividades por
separado que activen un poco al que tiene menos deseo (pilates, yoga,
ejercicio, etc.) y "aplaque" un poco al que tiene más deseo (algún
deporte de relativa intensidad) y, en definitiva, tratar de cambiar un poco los
estilos de vida y volver a "sincronizarse" un poco vitalmente, en el
día a día, un re-enamorarse para que luego eso se vea reflejado también en la
cama, o fuera de ella. Quizás innovar un poco y huir de la monotonía sexual
puede ayudar a que los encuentros sexuales aumenten un poco y todo vaya mejor.
Y una vez se
mejore un poco, con más encuentros sexuales, los dos se sentirán mejor, serán
más felices (como he dicho al principio de la entrada) y podrán entrar en ese
circulo vicioso en el que al tener más relaciones se es más feliz y al ser más
feliz se tienen más relaciones.
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