Hediberto Pichardo. MA
El
sistema educativo camina de acuerdo con el modelo económico imperante en una
nación.
Durante la llamada primera república comprendida entre los años 1844-1861, en la República Dominicana las principales actividades económicas fueron: el corte de madera en toda la región sur, el hato ganadero, principalmente en la zona este del país y el cultivo de tabaco en la región norte o Cibao.
Como esas actividades
económicas que tuvo la naciente nación dominicana no requerían de individuos
preparados académicamente, la educación estuvo estancada. Unido a esto también
el hecho de que los pocos recursos que recaudada el Estado eran destinados a
sufragar los gastos de las guerras libradas contra los haitianos durante las
campañas militares de 1844,1845,1849 y 1855.
Hay que recordar que
durante los años de 1861-1865 el país se convirtió nuevamente en una colonia
española, pues el general Pedro Santana procedió a anexar el país a España.
Una vez culminada la
guerra de la restauración que le devolvió la soberanía al país, se inició la
segunda república que abarcó los años de 1865-1916.
En el tiempo que
comprendió la segunda república (51 años en total) la principal actividad
económica del país lo fue la industria azucarera y como era de esperarse la
educación fue desatendida por los gobernantes. Es bien sabido que la mayor
parte de los trabajadores de la industria azucarera de aquel entonces eran
hombres de campo a los que no se le exigía una preparación académica tan
necesaria.
No obstante a
establecerse en el país el insigne maestro Eugenio María de Hostos que
propugnaba por una educación laica (sin religión), científica e igualitaria
para la mujer y el hombre, el sistema educativo no avanzó.
En 1916 se produjo la
llagada de las tropas estadounidenses en lo que se conoce como la 1era
intervención militar estadounidense, que se extendió hasta 1924. En ese periodo
la educación sufrió ciertos cambios pues los gringos querían que los
trabajadores dominicanos fueran preparados para servirle a los fines del
desarrollo capitalista. Entonces había que enseñar el dominio de ciertas áreas
como manejar maquinarias, trabajar en equipo, hablar inglés, entre otras
habilidades y destrezas.
En la era de Trujillo
1930-1961, como al jefe no le interesaba formar sujetos críticos y creativos,
el sistema educativo fue utilizado para alienar a los jóvenes en el culto y
adoración hacia el mandatario.
Cuando la situación
económica del país cambió a partir de 1980, cuando se produjo la llamada crisis
del sector agropecuario (agricultura y ganadería) entonces la economía pasó a
depender del sector de los servicios y de las zonas francas, el sistema educativo
se vio obligado a cambiar, pues se requería de individuos más cualificados, que
dominen otro idioma, que sean más creativos, participativos, críticos y
competentes.
Frente a esa demanda
del aparato productivo y económico, el país se enrumbó en la década de los años
90 a realizar profundas revoluciones en materia educativa. Todo esto culminaría
con la elaboración del plan Decenal 1992-2002, el cual condujo a la creación de
una ley de educación la 66-97, que sustituyó a la ley orgánica de educación
trujillista 2909 de 1951.
Con la puesta en
vigencia de la nueva ley de educación 66-97 se crea una nueva filosofía de la
educación, es decir que se habló de un nuevo estudiante, con unos fines también
nuevos.
La filosofía de la
educación dominicana planteada en la ley general de educación 66-97 aparece
establecida en el artículo 5 , que plantea los siguientes fines:
Art. 5.- La educación
dominicana sustenta los siguientes fines:
a) Formar personas, hombres y mujeres,
libres, críticos y creativos, capaces de participar y constituir una sociedad
libre, democrática y participativa, justa y solidaria; aptos para cuestionarla
en forma permanente; que combinen el trabajo productivo, el servicio
comunitario y la formación humanística, científica y tecnológica con el
disfrute del acervo cultural de la humanidad, para contribuir al desarrollo
nacional y a su propio desarrollo;
b) Formar ciudadanos amantes de su familia
y de su Patria, conscientes de sus deberes, de sus derechos y de sus
libertades, con un profundo sentido de responsabilidad y de respeto a la
dignidad humana;
c) Educar para el conocimiento de la
dignidad y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres;
d) Crear y fortalecer una conciencia de
identidad de valoración e integración nacional, en un marco de convivencia
internacional, enalteciendo los derechos humanos y las libertades
fundamentales, procurando la paz universal con base en el reconocimiento y respeto
de los derechos de las naciones;
e) Formar para la comprensión, asimilación y
desarrollo de los valores humanos y trascendentes: intelectuales, morales,
éticos, estéticos y religiosos;
f) f) Formar recursos humanos calificados
para estimular el desarrollo de la capacidad productiva nacional basado en la
eficiencia y en la justicia social.
Esta entrega llevar
por título: Hay que modificar la ley de educación dominicana. Todo aquel que
pueda leer este artículo se dará cuenta de que los fines propuestos en la ley
de educación, es decir, aquellos que señalan qué tipo de persona se pretende crear,
no se han cumplidos, es decir, con todos los recursos y esfuerzos realizado no
se ha podido formar un sujeto con esas cualidades: que sea crítico,
participativo (hoy nuestros jóvenes estudiantes viven copiando lo que aparece
en internet, no cuestionan). El sujeto que se ha formado desde 1997 hasta la
fecha, una buena parte de ellos no valoran la familia. Este es un país donde
más hombres asesinan a su pareja, donde más mujeres son madres solteras, donde
no se respeta el himno nacional, donde la gente no se detiene cuando se entonan
las gloriosas notas. Aquí se muestra discriminación hacia muchas personas por
su forma de ser, por su nivel socio económico, incluso por su preferencia
sexual.
De la ley de
educación se desprende el tipo de evaluación a ser utilizado en las escuelas y
colegios. Las ordenanzas que se han emitido le dan mayor poder al estudiante
que al docente. Las faltas cometidas por alumnos no conllevan aplicación de
sanciones fuertes. Se persigue solo la promoción, se persigue aumentar la
cantidad sin calidad.
Por todo lo anterior
señalado, consideramos que la ley de educación 66-97 debe ser sustancialmente
modificada o cambiada por otra.
Fuentes consultadas:
Ley general de
educación 66-97
Historia del
pensamiento pedagógico dominicano. Dr. Pablo María Hernández.
Historia de la
educación en la República Dominicana. Ramon Morrison.
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