La vida sexual no decrece necesariamente con la edad, se reformula (Getty)
La transición vincular es una nuevo período en la vida
afectiva marcado por los cambios hormonales pero también por más libertad para
el placer
Por Dr. Walter Ghedín/INFOBAE
La disociación entre el cuerpo y el sentir sería cada vez más profunda si no hiciéramos nada para compensar la pérdida de funciones entrada la madurez. Desde hace décadas existe la cultura del cuidado físico y mental, la prevención de enfermedades y la promoción de la vida social, tanto que si no lo hacés, la recomendación externa te lo recordará.
Hacer ejercicio, yoga, meditación, reunirse con
amistades, salir en pareja, hacer consultas médicas periódicas, etc., rompe con
la imagen de la madurez de generaciones pasadas.
Las parejas que ingresan en este período lo hacen como
algo natural, sin embargo, es una etapa que merece atención por los cambios
físicos relacionados con la baja de hormonas, y, fundamentalmente, por cómo se
afecta la vida afectiva y sexual.
Se denomina etapa de transición vincular a este
momento especial en la vida de la pareja apenas aparecen los cambios hormonales
en mujeres (menopausia) y en hombres (Hipogonadismo tardío o Andropausia).
¿Qué es la transición vincular?
Explorar nuevas prácticas sexuales puede enriquecer la relación y mejorar el ánimo (Getty)
La transición vincular se considera una etapa en sí
misma y no un mero paso a la madurez signada por creencias, por ideas previas
de lo que tiene que pasar. Las mujeres atribuyen sus cambios de ánimo, la falta
de deseo y la sequedad vaginal a la baja de estrógenos y los hombres suponen
que han entrado en la andropausia cuando sus penes no logran buenas erecciones.
Sin embargo, existen diferencias: las mujeres esperan
y saben de antemano las modificaciones menopáusicas, en cambio, los hombres
desconocen los síntomas de la andropausia y solo un porcentaje de ellos la
sufren o pueden tener niveles bajos de testosterona y cursar en forma
subclínica.
Si bien los cambios hormonales están y pueden afectar
el estado de ánimo y las funciones sexuales, hay mucho de creencia, de mito
impostado, que limita a las personas más allá de lo físico. Un estudio
publicado en The Journal of Sexual Medicine de octubre de 2023 reveló que los
años de convivencia, la falta de nuevos estímulos y la adaptación a sufrir
disfunciones sexuales sin buscar ayuda profesional superan a los factores
físicos esperables a esa edad.
Una encuesta informó que las mujeres de 50 años en una
nueva relación tienen relaciones sexuales con más frecuencia que las mujeres de
30 años que tienen una relación establecida durante más de 10 años. Como tal,
la nueva relación puede condicionar un cambio que supere el déficit hormonal
asociado a la menopausia.
Hacer ejercicio, yoga, meditación, reunirse con amistades, salir en pareja, hacer consultas médicas periódicas, etc., rompe con la imagen de la madurez de generaciones pasadas (Getty)
Los cambios en la salud mental no dependen únicamente
de las hormonas; sin embargo, la ausencia de hormonas afecta directamente el
estado de ánimo y la evolución de las condiciones psiquiátricas.
¿Qué hacer? Para las parejas convivientes o no, romper
con el mito de que las funciones sexuales decrecen por la edad, es el primer
paso para promover cambios en la relación. Es frecuente que las parejas repitan
el mismo modelo de estimulación que les ha resultado eficaz durante toda la
adultez joven.
El erotismo y el sexo se acomodan fácilmente a lo
conocido, no sea cosa de probar algo nuevo y “fallar”. Sin embargo, en la
transición vincular animarse a nuevas prácticas ayuda y mucho a enriquecer las
funciones sexuales con la consiguiente mejoría en el ánimo y en la estima.
Mujeres de 50 años en nuevas relaciones pueden llegar a tener más actividad sexual que las de 30 (Imagen Ilustrativa Infobae)
Recuperar el contacto corporal, la comunicación, las
salidas juntos, es un primer paso, es decir, darle prioridad a la pareja.
No dar por sentado que los cambios físicos de la
menopausia o la andropausia (hipogonadismo tardío) son la causa de los
problemas sexuales.
Si parecen problemas físicos como sequedad vaginal,
dispareunia (dolor durante el coito), bajo deseo sexual, pérdida de erección,
eyaculaciones débiles, no adaptarse al problema pensando que no tiene solución.
Es frecuente que los problemas sexuales se
naturalicen, provocando conflictos que no se resuelven.
Si bien el problema puede aparecer en un integrante de
la pareja, esto afecta al vínculo y del vínculo entre dos debe surgir la
comprensión y la solución.
La transición no es para dejar todo como está, se
denomina así porque alude a modificaciones que debe realizar la pareja para
mejorar la relación y la satisfacción anímica y sexual.
La transición es un “volver a empezar”, una inflexión
que tiene la riqueza de lo vivido y las ganas de aventurarse a lo nuevo.
Cada pareja construye su propio estilo de relación,
mucho más en este momento, sin dejarse llevar por los estereotipos sociales y
culturales.
El cuerpo no debe estar sujeto a prejuicios, pudores,
comparaciones, nada que impida el libre ejercicio de la sexualidad.
El uso de fármacos, de geles lubricantes, de óvulos,
de medicación para la erección, son todos recursos que actúan sobre el síntoma
puntual, el resto (y es mucho) le corresponde a la pareja.
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