En esta imagen compartida por Constanza del Río/Nos Buscamos, se ve a Jimmy Thyden, derecha, sentado junto a María Angélica González, su madre biológica, al reunirse por primera vez en Valdivia, Chile, el 17 de agosto de 2023. (The Associated Press)
Había
nacido prematuramente en un hospital en Chile y fue puesto en una incubadora.
Le dijeron a su madre que dejara la clínica, y cuando regresó por su bebé, le
dijeron que había muerto.
Por Nathan Ellgren
Washington
— “Hola, mamá”.
El
que parece un saludo ordinario entre madre e hijo no lo es en este caso.
Hace 42 años, los trabajadores de un hospital tomaron al hijo de María Angélica González de sus brazos inmediatamente después de que nació y más tarde le dijeron que había muerto. Ahora se reunió con él en persona en su casa de Valdivia, Chile.
“Te
amo mucho”, le dijo Jimmy Lippert Thyden a su madre biológica mientras se
abrazaban entre lágrimas.
“Me
dejó sin aliento... Me sentí asfixiado por la enormidad de este momento”, dijo
Thyden a The Associated Press en una videollamada después de la reunión. “¿Cómo
abrazas a alguien de una manera que compense 42 años de abrazos?”
Su
viaje para encontrar a la familia biológica que nunca conoció comenzó en abril
después de leer noticias sobre adoptados nacidos en Chile que se habían reunido
con sus parientes biológicos con la ayuda de Nos Buscamos, una organización
chilena sin fines de lucro.
La
organización descubrió que Thyden había nacido prematuramente en un hospital de
Santiago, la capital de Chile, y fue puesto en una incubadora. A González le
dijeron que dejara el hospital, y cuando regresó por su bebé, le dijeron que
había muerto y que ya se habían hecho cargo de su cuerpo, según el expediente
del caso, que Thyden resumió a la AP.
“Los
trámites que tengo para mi adopción dicen que no tengo familiares vivos. Y en
los últimos meses me enteré de que tengo una mamá y cuatro hermanos y una hermana”,
dijo Thyden en la entrevista desde Ashburn, Virginia, donde trabaja como
abogado defensor penal representando a “personas que se parecen a mí” que no
pueden pagar un abogado.
Dijo
que el suyo era un caso de “adopción falsificada”.
Nos
Buscamos calcula que decenas de miles de bebés fueron arrebatados a familias
chilenas en las décadas de 1970 y 1980, con base en un informe de la Policía de
Investigaciones de Chile que revisó los pasaportes en papel de niños chilenos
que abandonaron el país y nunca regresaron.
“La
historia real fue que estos niños fueron robados a familias pobres, mujeres
pobres que no lo supieron. No sabían cómo defenderse”, comentó Constanza del
Río, fundadora y directora de Nos Buscamos.
La
trata de niños coincidió con muchas otras violaciones a derechos humanos que
tuvieron lugar durante los 17 años de régimen del general Augusto Pinochet,
quien el 11 de septiembre de 1973 encabezó un golpe de Estado en Chile para
derrocar al presidente Salvador Allende. Durante la dictadura, al menos 3,095
personas fueron asesinadas, según cifras del gobierno, y decenas de miles más
fueron torturadas o encarceladas por motivos políticos.
En
los últimos nueve años, Nos Buscamos ha coordinado más de 450 reuniones entre
adoptados y sus familias biológicas, dijo Del Río.
Otras
organizaciones sin fines de lucro hacen un trabajo similar, incluidas Hijos y
Madres del Silencio, en Chile, y Connecting Roots (Conectando Raíces), en
Estados Unidos.
Nos
Buscamos se ha asociado durante dos años con la plataforma de genealogía
MyHeritage, que proporciona kits gratuitos de pruebas caseras de ADN para
distribuirlos a adoptados chilenos y presuntas víctimas de trata de niños en
Chile.
La
prueba de ADN de Thyden confirmó que era 100% chileno, y lo vinculó con un
primo hermano que también usa la plataforma MyHeritage.
Thyden
envió a su primo sus papeles de adopción, que incluían la dirección de su madre
biológica y un nombre muy común en Chile: María Angélica González.
Resulta
que su primo tenía una familiar de nombre María Angélica González por parte de
su madre y lo ayudó a hacer la conexión.
Pero
González no quiso contestar sus llamadas telefónicas hasta que él le envió un
mensaje de texto con una foto de su esposa e hijas.
“Entonces
la presa simplemente reventó”, dijo Thyden, quien envió más fotos de la familia
estadounidense que lo adoptó, su tiempo en la Infantería de Marina de Estados
Unidos, su boda y muchos otros momentos memorables de su vida.
“Estaba
tratando de mostrarle 42 años de una vida que le arrebataron a ella. Nos la
arrebataron a ambos”, agregó.
Viajó
a Chile con su esposa, Johannah, y sus dos hijas, Ebba Joy, de 8 años, y Betty
Grace, de 5, para conocer a su familia recién descubierta.
Al
entrar en casa de su madre, Thyden fue recibido con 42 globos de colores, cada
uno de los cuales representaba un año del tiempo perdido con su familia
chilena.
“Hay
un empoderamiento al hacer estallar esos globos, un empoderamiento al estar
allí con tu familia para hacer un inventario de todo lo que se perdió”,
explicó.
Thyden
recuerda la respuesta de su madre biológica al saber de él: “M’ijo: no tienes
idea de los mares que he llorado por ti. Cuántas noches pasé despierta orando
para que Dios me permitiera vivir lo suficiente para saber qué te pasó”.
González
declinó ser entrevistada para esta historia.
Thyden,
junto con su esposa e hijas, visitó el zoológico de Santiago, adonde su familia
estadounidense lo llevó por primera vez después de la adopción. Esta vez su
guía turística fue su hermana biológica.
De
regreso en casa de González, Thyden se dio cuenta de que él y su madre comparten
el amor por la cocina.
“Tengo
las manos en la misma masa que mi mamá”, dijo mientras hacían empanadas juntos.
Se comprometió a seguir usando la receta familiar para mantenerse conectado con
su familia y su cultura.
Thyden
dijo que sus padres adoptivos apoyan su viaje para reunirse con sus parientes
biológicos, pero que fueron “víctimas involuntarias” de una amplia red de
adopciones ilegales y batallan con la realidad de la situación.
“Mis
padres querían una familia, pero nunca la quisieron así”, dijo. “No por extorsión
a otro, por robo a otro”.
A
través de un portavoz, sus padres declinaron hacer comentarios.
Si
bien Thyden se reunió exitosamente con su familia biológica, reconoce que la
reunificación podría no ir igual de bien para otros adoptados.
“Podría
haber sido una historia mucho peor”, expresó. “Hay personas que descubren
detalles verdaderamente desafortunados sobre su origen”.
Mientras
estuvo en Chile, Thyden y Del Río se reunieron con uno de los siete
investigadores que trabajan para atender miles de casos de adopción falsificada
como el suyo.
“No
queremos dinero, sólo queremos el reconocimiento humano de que este hecho
horrible sucedió en Chile, y el compromiso de que esto no continuará sucediendo
en el futuro”, dijo Del Río. “Estamos tratando de marcar la diferencia. No sólo
con Jimmy y su familia, sino que queremos hacerlo, el cambio, en el país”.
Thyden
también se reunió con Juan Gabriel Valdés, el embajador de Chile en Estados
Unidos, para buscar que el gobierno reconozca el amaño sistemático en las
adopciones.
Dijo
que no había ningún mecanismo —financiero o de otro tipo— para ayudar a los
adoptados chilenos en sus esfuerzos por visitar su país de origen. Agregó que
él vendió una camioneta para pagar los boletos de avión de su familia y otros
gastos.
“La
gente necesita poder decidir... cuál será su nombre, dónde estará su
ciudadanía. Deberían tener acceso a ambas”, dijo. “Deberían tener todos los
derechos y privilegios de un ciudadano chileno porque esto es algo que les
ocurrió a ellos, no que ellos eligieron”.
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