Alexander Mendoza, alias Porky, líder de la MS13 en Honduras.
Su
nombre es Alexander Mendoza. O Yulan Adonay Archaga Carías. O solo Porky. Huyó
dos veces de la cárcel, la última con un operativo cinematográfico que incluyó
el asesinato de cuatro guardias. Sus conexiones llegan hasta lo más alto del
poder en Honduras
Por Héctor Silva Ávalos/INFOBAE
Una de las primeras veces que Alexander Mendoza, el “Porky”, se escapó de una cárcel hondureña fue cerca de la Nochevieja de 2015. Las conexiones del líder de la pandilla MS13 con oficiales de la Policía Nacional y agentes del Ministerio Público le habían valido un “pase de cortesía” para pasar las fiestas con su familia en San Pedro Sula. La tozudez de un miembro de la inteligencia policial devolvió al pandillero a prisión.
Las autoridades habían
capturado a Porky meses antes, como parte de una investigación a la que el
Ministerio Público (MP) llamó Avalancha, cuyo objetivo era golpear al liderazgo
y la estructura financiera de la MS13. Pero, para entonces, Mendoza ya tenía
amigos uniformados en prisión.
“Yo recapturé a Porky…
aunque a mucha gente eso no le gustó”, cuenta en una cafetería de Tegucigalpa
el coronel Leandro Osorio, quien en 2015 era uno de los jefes de la unidad de
inteligencia del Policía Nacional. El mismo 31 de diciembre de aquel año,
Osorio recibió información de que Mendoza estaba en una clínica de San Pedro
Sula, donde se supone que acompañaba a su esposa a un chequeo médico. Hasta ahí
fue el coronel a capturarlo.
A regañadientes y a pesar de
las caras largas de algunos fiscales, según cuenta Osorio, Porky regresó a
Támara, la cárcel de máxima seguridad de Honduras. Aun en febrero de 2016,
desde prisión, Mendoza se seguía comunicando con sus cómplices de la MS13 en el
exterior, según revelaron escuchas telefónicas presentadas durante el juicio al
Porky, otros pandilleros y sus cómplices por varios delitos, desde asociaciones
ilícitas hasta homicidios.
El MP hondureño dice de
Porky que fue uno de los líderes más importantes de la MS, uno más sofisticado,
diferente a sus pares en El Salvador, cuyos liderazgos funcionan de forma
colegiada y quienes nunca llegaron a tener, por sí solos, el dominio que Alexander
Mendoza tuvo sobre el territorio ni sus recursos económicos.
A principios de noviembre,
el Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a Porky en la corte del
distrito sur de Nueva York de cuatro delitos relacionados con el tráfico de
cocaína y uso ilegal de armas largas.
Al centro, de azul, Magdaleno Meza, un narcotraficante, cómplice del hermano del presidente de Honduras. Meza fue asesinado en una prisión por órdenes de Porky, líder de la MS13.
Sobre Mendoza pesa, también,
la acusación de haber planificado el asesinato en una cárcel hondureña de un
narcotraficante conocido como Magdaleno Meza, antiguo socio del clan de Los
Valle Valle, el cartel de traficantes más poderoso en la frontera con Guatemala
la década pasada. Durante el juicio por narcotráfico llevado a cabo en Nueva
York contra Antonio “Tony” Hernández, hermano del presidente Juan Orlando
Hernández, trascendió que Meza tenía había sido colaborador del primero en el
trasiego de cocaína.
En 2018, cuando fue
capturado, la policía decomisó a Meza libretas en las que, de acuerdo con
investigadores del MP, había apuntes sobre envíos de droga que comprometían al
presidente y a su hermano. Antes de ser asesinado, Meza estudiaba colaborar con
la Agencia Antidrogas de Estados Unidos, la DEA, y por eso fue asesinado según
Carlos Cajtur, uno de sus abogados.
Cajtur ha señalado
directamente al gobierno hondureño de pactar con Porky el asesinato de Meza,
como parte de la alianza que el pandillero tenía con Tony Hernández. En
Tegucigalpa, un investigador de inteligencia policial y un funcionario del MP
aseguraron a Infobae que esa es, en efecto, la principal hipótesis sobre ese
asesinato.
Un
empresario bien conectado
Cuando ya Porky había vuelto
a prisión tras su recaptura en San Pedro Sula en 2015, los fiscales hondureños
allanaron varios negocios en esa ciudad. Encontraron una red de negocios, desde
una clínica médica hasta una importadora, en la que, sospechaban, el líder
pandillero lavaba dineros procedentes de los negocios de la MS13 en San Pedro y
otras zonas de Honduras.
El 11 de julio de 2016, el
juez de letras de Tegucigalpa encargado la extinción de dominio en bienes
relacionados con delitos en todo el país informó al registrador mercantil de
San Pedro Sula que, en el marco de las investigaciones a Porky y su estructura
criminal, había ordenado el allanamiento de 32 inmuebles, entre ellos sedes de
talleres automotrices, de una agencia de publicidad, de dos firmas de
inversiones, de una importadora de bienes varios, de un hospital, de una distribuidora
de camiones de carga y de una constructora.
La firma publicitaria, una
de las importadoras y una distribuidora automotriz están a nombre de Porky. El
resto de los negocios aparecen listados a nombres de testaferros, entre ellos
uno de nombre Juan Jesús Segebre, miembro de una influyente familia del norteño
departamento de Cortés.
Uno de los principales
socios de Porky, según las órdenes de allanamiento giradas en 2016, a las que
Infobae ha tenido acceso, es David Elías Campbell Licona, un financista y
proveedor de armas de la MS13 que huyó de Honduras y fue detenido en Nicaragua
en junio de este año. El Departamento de Justicia también ha acusado a Campbell
en el distrito sur de Nueva York como uno de los principales cómplices de Porky
y de dirigir la red de tráfico de armas que alimentaba a la MS13 con cocaína y
pertrechos militares llevados a Honduras desde El Salvador y otros países
centroamericanos.
Alexander Mendoza, el Porky,
era, de acuerdo con la acusación estadounidense y media docena de
investigadores policiales y del ejército consultados en Honduras, quien dirigía
buena parte de las operaciones de narcotráfico en Honduras, sobre todo en los
mercados de San Pedro Sula y el departamento de Cortés, en el norte financiero
e industrial del país.
En el sector de Chamelecón,
al sur de San Pedro Sula, la MS13 controla el tráfico local de marihuana y el
bodegaje y paso de cocaína que viaja desde el norte y el oriente del país -a
donde llega por mar o narcoavionetas procedentes de Colombia y Venezuela-. Un
investigador hondureño aseguró a Infobae que, en los últimos años, la pandilla
también desarrolló un circuito fluvial por el río Chamelecón para conectar las
bodegas que ahí tiene con los mercados del occidente y el centro del país.
Porky fue, durante casi un lustro, el supervisor de toda esa actividad.
En 2018, el Porky Alexander
Mendoza, quien también responde al nombre de Yulan Adonay Archaga, fue
condenado a 20 años de prisión. Como en 2015, el líder pandillero encontraría
la ruta para salir de la cárcel, esta vez una más sangrienta.
El
asesinato de un testigo y la fuga providencial
“Aquí lo mataron”, dice el
investigador hondureño una mañana de mayo pasado dentro de una pequeña
cafetería en el camino que lleva desde La Entrada, en el occidental
departamento de Copán, a la frontera con Guatemala. El hombre señala una
pequeña mesa, dispuesta junto un ventanal que da a la carretera: luce prístina,
casi brillante bajo una escultura metálica en forma de bicicleta colgada de la
pared. Unos seis meses antes, este lugar estaba lleno de sangre: el 10 de
diciembre de 2019 aquí mataron a José Luis Pinto, abogado de Magdaleno Meza, el
narcotraficante asesinado por Porky según fiscales hondureños.
En febrero de 2020, Alexander Mendoza, alias Porky, líder hondureño de la pandilla MS13 se fugó de un tribunal de su país asistido por 20 hombres con armas largas. Cuatro policías fueron asesinados.
La de Pinto era la segunda
muerte de un operativo con el que, de acuerdo con un investigador
estadounidense y un oficial de inteligencia policial hondureño, Porky cumplía
su parte en un trato con la familia Hernández para deshacerse de Meza y sus
narcolibretas y del abogado. A cambio: la gestión de su libertad, de su salida
de la cárcel de Támara.
“Quien mató a Magdaleno fue
Ricardo, alias El Burro, que ahora está en máxima seguridad en Támara, después
sacaron en libertad a El Porky. Lo hicieron por orden de arriba y a cambio
dieron la libertad al Porky”, dice un comisionado de la Policía Nacional que
investigó a Porky buena parte de la década pasada.
La
recompensa llegó.
La noche del 12 de febrero
de 2020, una fiscal entregó un documento legal a un funcionario de prisiones en
una gasolinera a la salida de El Progreso, en el norteño departamento de Yoro,
a pocos kilómetros de San Pedro Sula. Era un requerimiento para que el preso
Alexander Mendoza se presentara al día siguiente a las 8 de la mañana en el
juzgado de El Progreso para cumplir con una diligencia de la que nadie sabía
mucho.
Al día siguiente, el jefe de
la prisión de máxima seguridad en Támara recibió el requerimiento judicial y
preparó la movilización de Porky. Solo el carcelero y el jefe de la Policía
Militar sabían en ese momento del traslado, según un comisionado de la Policía
Nacional contó a Infobae. Sin mucho aspaviento y con muy poca seguridad,
Mendoza fue trasladado a El Progreso, a más de 100 kilómetros de Támara.
Alexander Mendoza, alias Porky, lleva prófugo desde febrero de 2020. Nadie sabe de él.
A los policías que llevaron
al Porky al juzgado los esperaba una emboscada. Cuatro de ellos fueron pasados
por fuego de metralla, asesinados. Veinte personas con armas largas, que
llegaron al tribunal sin encontrar resistencia alguna, estaban ahí para sacar
al líder de la MS13. El pacto quedaba sellado.
Desde el día de San Valentín
de 2020, Alexander Mendoza, alias Porky, alias Yulan Adonay Archaga es prófugo
de la justicia. En el bajomundo hondureño corren varios rumores: que está
muerto, que vive entre Honduras y Guatemala, que se cambió la identidad. Dos
investigadores policiales consultados tienen una versión más pedestre: el líder
de la MS13 sigue controlando buena parte de los hilos de su organización y vive
escondido en pequeño pueblo llamado Talaca, donde estaría amparado por sus
amistades en uniforme.
El gobierno estadounidense
ha ofrecido una recompensa de 100.000 dólares a quien dé información sobre el
paradero de Porky.
Por ahora, a la vuelta de
una nueva elección presidencial en Honduras y del crecimiento del rol de la MS13
en el narcotráfico tras la caída de los grandes clanes como Los Cachiros y Los
Valle, la historia de complicidad entre el Porky y la autoridad parece ya una
narrativa bastante vista en este país centroamericano.
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