El ex jefe del Estado conserva el título de rey emérito, tiene escolta, está aforado y forma parte de la Familia Real.
MIGUEL
GONZÁLEZ/El Pais
Madrid - 05 AGO 2020.- Juan Carlos I en abril de 2018
tras asistir a la misa de Resurección en Palma de Mallorca.JAIME REINA / AFP
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró el martes que no tiene información sobre el paradero de Juan Carlos I, mientras que la Casa del Rey rehúsa revelar dónde se encuentra alegando que se trata de un asunto privado del que dará cuenta el propio afectado, si lo considera conveniente.
Pero, a pesar de que el rey emérito abdicó en junio de
2014 y en marzo pasado dejó de percibir la asignación de casi 200.000 euros
anuales que cobraba de los Presupuestos Generales del Estado, Juan Carlos de
Borbón y Borbón está muy lejos de ser un ciudadano de a pie.
Como ex jefe del Estado, dispone de una escolta
permanente que depende funcionalmente del jefe del Servicio de Seguridad de la
Casa del Rey, el coronel de la Guardia Civil Miguel Ángel Herráiz, y
orgánicamente del Ministerio del Interior. Si Sánchez quiere saber dónde está
en cada momento don Juan Carlos, no tiene más que preguntar al ministro
Fernando Grande-Marlaska.
Algunos de los amigos que despidieron el pasado
domingo en Sanxenxo (Pontevedra) al rey emérito, aseguran que iba acompañado por
su ayudante de campo, un militar que le hace de asistente. Fuentes oficiales de
La Zarzuela aseguran, sin embargo, que “la Casa del Rey no presta ningún apoyo
al rey emérito, más allá de garantizar su seguridad inmediata”.
Juan Carlos I sigue ostentando el título honorífico de
rey, que le otorgó un decreto ley de 13 de junio de 2014, pocos días antes de
su abdicación. Sin embargo, este título no conlleva ningún privilegio. Su
protección legal, una vez perdida la inmunidad de la que disfrutó mientras fue jefe
del Estado, procede de la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial de 11
de julio de 2014, aprobada menos de un mes después de la sucesión, que aforó
ante el Supremo a los reyes eméritos, a la Reina Letizia y a la princesa de
Asturias.
Pero la mayor diferencia entre Juan Carlos I y los
demás españoles es que sigue formando parte de la Familia Real. Felipe VI no ha
querido excluirlo, como hizo tras su proclamación con sus hermanas y cuñados,
reducidos a la condición de familia del Rey.
La pertenencia a la Familia Real tiene sus
servidumbres, pues supone que el rey emérito está sujeto al código ético que
Felipe VI aprobó en enero de 2015. Según este, no se podrán aceptar “regalos
que superen los usos habituales, sociales o de cortesía”, ni tampoco “favores o
servicios en condiciones ventajosas que puedan condicionar el desarrollo de sus
funciones”. La norma no especifica si sería aceptable una invitación a residir
en la casa y a costa de alguno de los potentados amigos del ex jefe del Estado.
FELIPE
VI REANUDA SU AGENDA CON UNA AUDIENCIA EN LA ZARZUELA
Felipe VI reanudará hoy su agenda recibiendo en
audiencia al ministro de Asuntos Exteriores de Uruguay, Francisco Bustillos.
Será su primer acto oficial desde que, el pasado lunes, la Casa del Rey anunciará
la salida de España del rey emérito.
Sin embargo, los periodistas no podrán preguntar al
jefe del Estado ni intentar adivinar su estado de ánimo a través de los gestos,
ya que no se permitirá su acceso al palacio de La Zarzuela y las únicas
imágenes del acto las ofrecerá la Casa del Rey. Desde que se inició la
pandemia, La Zarzuela ha dejado de facilitar la agenda semanal de los Reyes y
los actos se anuncian con escasa antelación o incluso a posteriori.
El lunes por la mañana, pocas horas antes de la difusión
del comunicado sobre Juan Carlos I, la Casa del Rey difundió imágenes de la
visita del Monarca a la Unidad Militar de Emergencias (UME). En realidad, la
visita no se había producido ese día, sino el viernes por la tarde a su regreso
de San Millán de la Cogolla (La Rioja). La noticia llegaba con tres días de
retraso.
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