La isla se enfrenta a
la difícil tarea de luchar contra la pandemia en una situación económica
crítica.
MAURICIO VICENT
La
Habana - 29 MAR 2020 - 18:30 AST
“Si
el ron es efectivo contra el coronavirus, estamos salvados”, comenta un
habanero en una de las muchas colas que todavía se ven en la capital cubana, de
más de dos millones de habitantes. El joven bromea, pero admite que es sólo un
mecanismo de defensa: “Todo el mundo sabe que la situación está fea”. En las
últimas 48 horas, los casos confirmados en la isla se incrementaron
notablemente: el jueves había 80 enfermos y el sábado 139 (han muerto ya tres
personas). En la isla se han realizado hasta ahora solo 1.600 pruebas
diagnósticas, y los primeros contagios por transmisión autóctona ya han sido
confirmados en Matanzas. “Cuba oficialmente se encuentra en fase pre
epidémica”, indicó el domingo el ministro de Salud Pública, José Ángel Portal.
Pero añadió: el país entra “en la fase más compleja”.
Lo
del ron en la cola no es simple choteo caribeño. Además de que en Cuba se toma
bastante, en las tiendas prácticamente lo único que sobra es la bebida pues
muchos alimentos, productos de higiene y artículos de primera necesidad desde
hace tiempo escasean. De ahí las largas colas. Y más si desde el Gobierno se
llama a incrementar las medidas de “distanciamiento social” y la gente necesita
abastecerse para atrincherarse en casa, al menos unos días.
“Las
tiendas están peladas y eso es fatal: si haces cola te puedes contagiar, y si
no sales a buscar jama, también cascas”, dice el joven choteador del ron. Lo de
las aglomeraciones y el desabastecimiento —además del frente sanitario— es el
tablero donde se jugará una de las partidas principales contra la epidemia en
Cuba, y las autoridades son conscientes. El viernes varios ministros admitieron
en televisión que hay muchos productos deficitarios y que para distribuirlos lo
más equitativamente posible —y reducir las colas—, se reforzará el papel de la
libreta de racionamiento, en vigor desde hace casi 60 años.
Las
más de 3.400 tiendas que ofrecen mercancías de forma “liberada” en pesos
convertibles (equivalentes a dólares) van a seguir abiertas, pero la venta de
los productos más demandados se “controlará y regulará”, repartiéndose algunos
de ellos a través de las 12.700 bodegas estatales que expenden los artículos
subvencionados de la libreta de abastecimiento a los 11 millones de cubanos.
Evitar colas, o al menos reducirlas y ordenarlas, es clave, más cuando en el
país no se ha impuesto aún una cuarentena obligatoria y sigue apelándose a la
autoconciencia de la gente para que evite salir a la calle. Aunque el país se
ha cerrado al turismo y se prohíbe el transporte entre provincias, además de
suspenderse las clases y las actividades recreativas —conciertos de música,
cines, teatros y encuentros deportivos—, los restaurantes siguen abiertos y
funciona el transporte público, por lo que el aislamiento es relativo.
En
sus intervenciones en televisión, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel,
aconseja que, si la gente ha de salir, lo haga con mascarilla, extremando las
medidas higiénicas, que se exponga una sola persona por núcleo familiar y se
respeten los dos metros de separación en las colas. El mensaje parece que
empieza a calar; desde hace dos o tres días hay mucha menos gente en las
calles.
Otra
peculiaridad cubana es que la debacle del coronavirus ocurre en medio de una
situación económica crítica, agravada por las medidas de la Administración
Trump de los últimos tres años para asfixiar a La Habana. Sufre ahora un golpe
mortal el turismo, ya de por si renqueante debido a las sanciones de
Washington, que en 2019 prohibió cruceros, vuelos y viajes de los ciudadanos
norteamericanos.
La
Covid-19 no ha relajado la particular Guerra Fría entre Washington y La Habana
y las medidas coercitivas ahora tienen un mayor impacto. El último episodio de
enfrentamiento ha sido precisamente a cuenta de la pandemia. Cuba ha enviado
brigadas médicas a más de una docena de países, incluidos dos europeos (Italia
y Andorra). Estados Unidos pide rechazar esta colaboración porque Cuba
supuestamente explota a su personal sanitario. “Cuba ofrece sus misiones
médicas internacionales a los afligidos con Covid-19 sólo para recuperar el
dinero que perdió cuando los países dejaron de participar en el programa
abusivo”, asegura EE UU. Cuba respondió inmediatamente: “La campaña de
descrédito internacional del Gobierno de Estados Unidos es inmoral”.
“Ay
Mamita, siento un bombo, me está llamando”, decía este fin de semana un
habanero en una de las colas de la capital cubana, apertrechado con una botella
de ron en la mano, por si acaso. Venía a decir el chico con la expresión que lo
que se le viene encima a sus compatriotas es “mucho con demasiado”. “A partir
de ahora no sólo hay que estar atentos a los partes del Ministerio de Salud
Pública y a los reportes de contagios; habrá que adivinar también qué alimentos
y productos sacan en las tiendas, dónde y cuándo”. Adelantándose a
acontecimientos que ojala no ocurran, una internauta cubana escribía este
domingo: “Si algún día me contagio voy a decir que lo cogí en Europa, ni muerta
digo que lo cogí en la cola del pollo…”. Lo último, perder el glamour.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
PrensaLibreNagua se reserva el derecho de no publicar comentarios de contenido ofensivo.