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Mundo
Según la OMS, el 80% de
los infectados desarrollará síntomas leves, el 14% síntomas severos y un 6%
sufrirá síntomas graves.
Con
más de 147.800 infectados y cerca de 5.500 muertos hasta el 14 de marzo, el
covid-19 se ha expandido a más de 110 países.
Aunque
aún quedan muchas dudas sobre este nuevo virus que apareció por primera vez en
la provincia central de Hubei en China, hacia finales de 2019, se estima que el
contagio se produce cuando aspiramos pequeñas gotas expulsadas a través de la
tos o el estornudo de una persona infectada.
También
cuando entramos en contacto con una superficie contaminada por el virus.
Conocemos
también sus síntomas: cansancio, fiebre y tos seca son los principales, pero
también algunos pacientes pueden tener dolores, congestión nasal, dolor de
garganta y diarrea, según la página informativa de la Organización Mundial de
la Salud.
¿Pero
qué le hace exactamente el coronavirus a nuestro cuerpo? ¿Cómo lo infecta? ¿Y
cómo queda nuestro organismo después de superar la enfermedad?
"El
coronavirus es principalmente un virus respiratorio", le explica a BBC
Mundo William Schaffner, profesor de medicina preventiva y enfermedades
infecciosas del Centro Médico de la Universidad Vanderbilt, en Estados Unidos.
Por
esta razón, comienza infectando la garganta.
Cuando
el virus entra en nuestro cuerpo —ya sea por los ojos, la boca o la nariz—
"se sujeta a las células de la mucosa del fondo de la nariz y la
garganta", dice el experto.
Para replicarse, el
coronavirus necesita secuestrar una célula.
Gracias
a sus proteínas en forma de lanza que sobresalen de la superficie, el
coronavirus puede penetrar la membrana de estas células.
"Y
una vez dentro de la célula, al igual que los demás virus, comienza a darle la
orden de producir más virus".
Esta
es la forma que tiene el virus de replicarse, ya que al ser un agente
infeccioso microscópico acelular, solo puede multiplicarse dentro de las
células de otros organismos.
Una
vez que las copias están listas, salen de la célula donde se originaron, la
destruyen, y comienzan a infectar a otras células.
Cada
virus, puede crear entre 10.000 y 100.000 réplicas.
"Cuando
esto ocurre, el cuerpo se da cuenta de que el virus está allí y produce una
respuesta inflamatoria para tratar de combatirlo", explica Schaffner.
"Por
eso es que empezamos a sentir un poco de dolor de garganta y es posible que
sintamos la nariz tapada".
Recorrido
"El
virus se dirige luego hacia los conductos bronquiales (las vías respiratorias
que llegan hasta los pulmones) y allí produce una inflamación en las mucosas de
estos conductos".
"Esto
provoca irritación y por ello empezamos a toser", señala Schaffner.
Mientras
esto ocurre, "aumenta la respuesta inflamatoria porque el cuerpo está
peleando contra el virus, y, como consecuencia, aparece la fiebre".
En
este punto es cuando cuando empezamos a sentirnos mal y perdemos el apetito.
De
acuerdo a un análisis de la Organización Mundial de la Salud basado en el
estudio de 56.000 pacientes, el 80% de los infectados desarrollará síntomas
leves (fiebre, tos, y en algunos casos neumonía), el 14% síntomas severos
(dificultad para respirar y falta de aire) y un 6% sufrirá una enfermedad grave
(falla pulmonar, choque séptico, fallo orgánico y riesgo de muerte).
La
situación puede empeorar si el virus "deja el conducto bronquial y llega a
los pulmones, donde provoca una inflamación (neumonía)".
"Si
una porción suficiente de tejido pulmonar está afectada, al paciente le
resultará más difícil respirar, porque no puede exhalar el 'aire malo' e
inhalar el 'bueno'".
Cuando
el cuerpo no puede recibir oxígeno suficiente, el paciente debe ser
hospitalizado y posiblemente necesitará que lo conecten a un respirador.
Guerra
El
problema no es solo la infección, sino la forma en que responde nuestro
organismo para luchar contra ella, le explica a BBC Mundo Kalpana Sabapathy
médica clínica y epidemióloga del equipo de salud global de la Escuela de
Higiene y Medicina Tropical en Londres, Reino Unido.
"Para
evitar que la infección secuestre a nuestras células, nuestro cuerpo produce
sustancias químicas que son bastante agresivas".
En
el caso de la neumonía, "crea congestión en los pequeños sacos de aire en
la base de nuestros pulmones (alvéolos)".
Estas
pequeñas estructuras son las que normalmente se llenan de aire, y a través de
sus paredes se produce el intercambio gaseoso por el cual el oxígeno llega a la
sangre, y de allí al resto del cuerpo.
"Pero
si estos sacos están llenos de infección, combinada con la respuesta de nuestro
cuerpo a esa infección, tienen menos capacidad para el aire", señala
Sabapathy.
"Y
si el cuerpo no recibe suficiente oxígeno esto da lugar a una falla
respiratoria, y el corazón, al no recibir suficiente oxígeno a través de la
corriente sanguínea, no puede funcionar".
Schaffner
compara la respuesta inflamatoria con un conflicto bélico.
"Imagínate
que es una guerra. Hay dos ejércitos que pelean entre sí, pero a veces las
bombas lastiman a civiles. O pueden caer sobre el hospital, o el museo, pero no
sobre el enemigo", afirma.
Es
decir, la respuesta puede ser tan potente que acaba dañando el tejido donde se
aloja el virus.
"Lo
llamamos daño colateral. Es lo que puede ocurrir cuando la respuesta
inflamatoria es tan vigorosa que se suma al problema de la neumonía
(...)".
Esto
significa que no hace falta que la infección se traslade a otra parte del
cuerpo para que una persona infectada se encuentre en estado crítico.
Entonces...
¿puede el coronavirus propagarse también por otra parte del cuerpo?
De la nariz al recto
Según
le explicó al New York Times Amy Compton-Phillips, directora clínica del
Sistema de Salud de Providence, en Estados Unidos, la infección puede
propagarse desde la nariz hasta el recto.
Un
estudio publicado en marzo en la prestigiosa revista The Lancet no es
concluyente, pero también sugiere que el covid-19 "no solo es capaz de
provocar neumonía, también podría provocar daños en otros órganos como el
corazón, el hígado y los riñones, así como en sistemas corporales como el de la
sangre o el sistema inmunitario".
En
base a estudios que se han hecho sobre el SARS (síndrome respiratorio agudo
grave), "primo" del covid-19, "pensamos que puede ir a otras
partes del cuerpo", dice Schaffner.
Esto
puede explicar en parte porque algunos pacientes infectados han sufrido diarrea
y dolores abdominales, problemas que no están directamente vinculados a una
infección respiratoria.
Estas
enfermedades, dice Schaffner, en referencia al SARS y al MERS (coronavirus del
síndrome respiratorio de Oriente Medio) "se ven muy parecidas en sus
estadios más graves".
Pero
para llegar a esta conclusión, habrá que "conocer los resultados de las
autopsias, y esa información recién está empezando a revelarse", afirma.
En
cuanto al daño a largo plazo, tanto en los pulmones como en otros órganos, el
especialista dice que la vasta mayoría se recupera completamente.
Aunque
también "hay algunos reportes de pacientes que, como consecuencia de la
inflamación, pueden tener algunas cicatrices en los pulmones y una función
pulmonar más reducida".
"Llevará
tiempo determinar esto con más precisión y, en este momento, la atención está
dirigida a los casos agudos de la enfermedad".
"No
hemos tenido tiempo aún de pensar en el largo plazo", concluye el experto.
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