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La historia de los tatuajes

jueves, 30 de enero de 2020

Publicado por prensalibrenagua.blogspot.com

Aunque parezcan modernos, se trata de una práctica tan antigua como el ser humano, que se ha dado en diferentes culturas y castigado en algunos periodos.
Cada vez son más las personas que se apuntan a la moda de los tatuajes en España, sobre todo en los últimos años. Según las estimaciones realizadas por la Academia Española de Dermatología, uno de cada tres españoles de entre 18 y 35 años tiene un tatuaje, últimamente han proliferado los centros donde pueden hacerse, aunque en lugares como Reino Unido es mucho más común y prácticamente todos los ciudadanos llevan, al menos, uno.

Pero aunque hace 25 años no existieran tantos centros de tatuajes y 'piercings' en nuestro país, eso no significa que la gente no se hiciera ni mucho menos. Aunque puedan parecer algo moderno y juvenil, su historia es tan antigua como el mundo. Se trata de una costumbre que ha sido practicada por diferentes culturas desde que surgió el ser humano moderno, aunque también en algunas épocas fue duramente castigada.
Si nos remontamos a la primera persona de la que se tiene constancia que dibujó retratos en su propia piel tendríamos que hablar de Ötzi, el Hombre de hielo, la momia más antigua de nuestros antepasados europeos, que vivió durante la Edad de Cobre a los (aproximadamente) 46 años de edad. Fue descubierto por dos alpinistas alemanes en septiembre de 1991 en los Alpes de Ötzal (de ahí su nombre) y cuando falleció no se encontraba en sus mejores condiciones de salud: tenía artritis, enfermedad de Lyme y padecía de parásitos intestinales. Además, presentaba 68 tatuajes solamente en su muñeca izquierda, dos en la espalda, cinco en la pierna derecha y otros dos en la izquierda. Se ha especulado que podrían haber sido realizados por aquel entonces como una especie de acupuntura, o función mágica y curativa.
En Egipto, Grecia y Roma
Aunque el primero, no fue obviamente el último, y nuestros antepasados tatuados no vivieron únicamente en Europa. En Egipto, por ejemplo, la momia de Amunet (sacerdotisa de la diosa de Hathor en la ciudad de Tebas) es una de las más famosas, y en ella se observan puntos y líneas dibujadas en su cuerpo, parecidas a las que también llevaba Ötzi. Egipto es de donde provienen los pigmentos de henna y se cree que los tatuajes se utilizaban para prevenir enfermedades, como elemento mágico y en las mujeres para demostrar valentía o confirmar la madurez.
En Roma y Grecia estas ideas se perdieron un poco y se fueron diluyendo. Para ellos, los tatuajes servían para señalar el rango o posición social ya fuese para demostrar jerarquías militares o para indicar la propiedad sobre un esclavo. Durante el gobierno del emperador Constantino I se emitió un decreto contra la actividad y poco a poco comenzó a caer en el olvido.

En Oriente
En la actualidad, los tatuajes están muy mal vistos en Japón, pues se relacionan con la yakuza (mafia del país). En el 1.000 a.C era utilizado como forma de marcar a los criminales, aunque en el siglo XVIII la idea cambió, durante el gobierno del emperador Meiji Tenno (o Mutsu Hito), comenzó a considerarse una forma de plasmar en el cuerpo pequeñas obras de arte, aunque al abrirse a Occidente se prohibió la práctica, para no dar la impresión de salvajismo al mundo.
Nuestros antepasados utilizaban los tatuajes para prevenir enfermedades, como elemento mágico y para demostrar valentía o confirmar la madurez
Por su parte, en la Polinesia se realizaban diseños geométricos, los maoríes los usaban para asustar a sus enemigos en las batallas, y en las Islas Marquesas tenían un significado erótico y sexual (las mujeres se tatuaban diseños obscenos los dedos de las manos y las orejas), en la Isla de Pascua era el cosmético por excelencia ya que se creía que conservaba el cutis sin arrugas. Cada tatuaje, en función de la parte del cuerpo en la que estuviera hecho, tenía un nombre.
Las maneras
Además, aunque ahora nos parezca impensable, las formas de realizar tatuajes eran muchas y diversas: podía coserse con una aguja e hilo que había pasado por alguna sustancia colorante, realizarse con cortes (algo habitual en las prisiones), por escarificación mediante cicatrices o incluso quemando la piel con hierro al rojo vivo. El primer tatuador conocido en Occidente fue Martin Hilderbrandt, tatuador oficial de los bandos de la Guerra Civil Americana, aunque la primera máquina de tatuar se inventó en 1891, por Samuel O'Reilly.
Si el catolicismo y la mentalidad de la Edad Media ya habían defenestrado los tatuajes, pues se concebían como una mutilación al propio cuerpo, el siglo pasado no fue más clemente con ellos: comenzaron a ser lucidos únicamente por personas de los bajos fondos y artistas circenses. El más famoso, sin duda, fue Horace Ridler, conocido también como 'El hombre Cebra', que llevaba el cuerpo entero tatuado, se perforó el tabique nasal para introducir huesos y buscó la ayuda de un dentista para limarse toda la dentadura. No fue el único, Nora Hildebrant, Irene Woodward, Mildred Hull o las primera mujer tatuadora de Estados Unidos, Maud Stevens Wagner, fueron algunas de las primeras féminas que se convirtieron en famosas artistas de circo en lucir sus dibujos.
En los años 60, gracias en parte a los 'hippies', el tatuaje comienza a 'democratizarse' de nuevo. La técnica de la micro pigmentación se convierte en la reina y se utiliza como práctica médica gracias al perfeccionamiento del material y la creación de tintas hechas a base de óxido de hierro en suspensión de alcohol y glicerol. A día de hoy son tan comunes que incluso existe una filia sexual por la gente tatuada: se llama estigmatofilia, y en realidad no es tan raro, un estudio de la Universidad de Miami descubrió recientemente que las personas tatuadas tienen más probabilidades de tener un mayor número de parejas sexuales.
A principios del siglo XX eran lucidos por personas de los bajos fondos y artistas circenses. La época 'hippie' sirvió para democratizarlos
Así pues, si eres de los que ya tienen un ancla, un 'amor de madre', la cara de Frida Kahlo, un dragón o una llave de la vida egipcia dibujada para siempre en tu cuerpo, recuerda que no has inventado nada nuevo. Si, por el contrario, aún no te has hecho ninguno pero te lo estás pensando, recuerda que hay algunos peligros que debes conocer antes para poder ver cómo reacciona tu piel antes de hacértelo. Y si, por último, quieres dibujarte una letra china, ten muy claro que el significado es el que piensas: no vayas a pasar a la posteridad con las palabras "sopa de pollo" tatuadas en el cuello para siempre.

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