Por:
Geraldo Fernández
En los últimos años las
inversiones de los sectores público y privado en el territorio han expandido
exponencialmente el tamaño de nuestra ciudad. Ambos sectores están ampliando el
mapa de lo “urbano” siendo esta una realidad a la que hay que prestar especial
atención en un territorio como el nuestro en pleno tránsito de pueblo a ciudad.
A partir del 2016 la
ciudad ha crecido un promedio de dos kilómetros por año. Hacia Cabrera el
límite de lo urbano se movió kilómetro y medio como consecuencia de la construcción
del corredor-parador turístico Tatico Henríquez mientras que hacia la parte
alta sea subiendo por Frenito, Soldado o el Quisqueyano se puede ver como desaparecieron
los límites que separaban lo urbano de lo rural.
Entre Matanzas y Nagua se
está acelerando el proceso de conurbación haciéndose evidente en la zona
intermedia que existe entre ambas ciudades. Hacia El Factor se observa un
rápido crecimiento de barrios informales en los terrenos agrícolas ubicados
detrás de los sectores tradicionales de esa zona (La Cruz, Emma Balaguer, El Tres
y El Tres Viejo).
Es imperativo que el
ayuntamiento llegue a acuerdos con el sector privado y diseñe planes y
regulaciones para la periferia de la ciudad que aborden los temas de la redefinición
de límites, linderos, volumen máximo permitido, huella construida, densidades,
materiales, uso de suelo, vialidad, espacios públicos, medio ambiente y zonificación.
De igual manera deberá prestar más atención al crecimiento de los barrios
informales.
La rápida y descontrolada
expansión urbana también afecta al ayuntamiento como institución pues deberá
dar la cara a una población creciente y demandante de servicios (alumbrado,
calles, recogida de basura, espacios públicos, seguridad, etcétera) y enfrentar
el agravamiento de los problemas cotidianos (tránsito, basura, mantenimiento,
aseo urbano, medio ambiente, sobrepoblación, marginalidad).
Ante este cuadro, el
ayuntamiento no tendrá capacidad de respuesta técnica, administrativa,
logística ni financiera y caerá en la inoperatividad lo que afectará seriamente
la calidad de los servicios municipales reflejándose esto en el deterioro progresivo
de la ciudad y de la vida urbana, aumentando la inconformidad de la gente con
la administración municipal.
Como he dicho
reiteradamente para mejorar la ciudad que tenemos hoy necesitamos equilibrar la
visión con la gestión, el hacer con el pensar, la acción con la reflexión, lo urgente
con lo necesario y mantener una discusión permanente sobre la realidad del territorio,
teniendo claro que hacer ciudad es pluralidad y que no es lo mismo crecimiento
que desarrollo.
El autor es arquitecto y
urbanista.
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