Un
profesor de historia de Harvard, llamado Michael McCormick, ha dedicado años de
su carrera a estudiar y documentar las catástrofes que han ocurrido en Europa a
lo largo de la historia.
Varias
desgracias han azotado el viejo continente en los últimos 20 siglos, pero el
año 536, según la publicación del historiador en la revista Science, “fue el
comienzo de uno de los peores períodos, si no el peor”, para cualquiera que
estuviera vivo.
En
su escrito se refiere a la misteriosa niebla que arropó Europa, Oriente Medio y
algunas partes de Asia, dejándolos en total oscuridad por 18 largos meses.
El
Sol dejó de brillar en todos los lugares a los que había llegado y las temperaturas
descendieron rápidamente de 2,5 a 1,5 grados. Se trató, tal y como explica el
profesor, del inicio de una de las décadas más frías en los últimos 2.300 años.
Eran
tan inclementes las temperaturas, que llegó a nevar en pleno verano en China. Y
no solo fue el frío lo que afectó a las personas, las cosechas no rindieron
frutos y pronto la hambruna llegó a buena parte de la población.
Pero,
¿cuál fue la causa de este sombrío fenómeno?
n
2010, una erupción del volcán Eyjafjallajökull de Islandia arrojó ceniza
volcánica varios kilómetros en la atmósfera, lo que llevó al cierre del espacio
aéreo en grandes partes de Europa.
Una época oscura
La
“edad oscura”, ese es el nombre con el que muchos historiadores concordaron
denominar a esa terrible primera mitad del siglo VI. Pero las causas que
llevaron a buena parte del planeta a las tinieblas aún no habían sido
determinadas.
Pero
McCormick quiso destapar el misterio y se encargó de dirigir un equipo, junto
al glaciólogo Paul Mayewski, del Instituto de Cambio Climático de la
Universidad de Maine, en Estados Unidos, para realizar un análisis exhaustivo a
un trozo de hielo de un glaciar suizo. Y fue así como hallaron al responsable.
Aparentemente,
según las conclusiones de la investigación, las nubes negras que rodearon el
hemisferio norte eran en realidad cenizas provenientes de una gigantesca
erupción volcánica en Islandia, que dieron paso a un largo “periodo negro”.
Y la
del año 536 no fue la única, la historia registra al menos dos erupciones
masivas en 540 y 547. A juicio de McCormick, la enorme nube de ceniza y la
llegada de la peste bubónica se combinaron para sumir al continente en lo que
denominó un “estancamiento económico” por varios años, hasta 640
aproximadamente.
Los
análisis del hielo arrojaron que en el año 536 se registró un incremento de
plomo en el aire, probablemente por la minería de plata.
Un registro congelado
Los
glaciares esconden en sus entrañas un detallado registro de los desastre
naturales y niveles de contaminación a lo largo de la historia, así lo aseguró
Kyle Harper, historiador en la Universidad de Oklahoma, en Estados Unidos.
Además los consideró como “un nuevo tipo de pruebas para comprender las causas
humanas y naturales que llevaron a la caída del Imperio Romano, así como los
primeros movimientos de la nueva economía medieval”.
Esa
información, que permaneció congelada durante miles de años, permitió
esclarecer las razones que sumieron a todos estos países en la época más oscura
de su historia.
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