Por Dionicio Hernández Leonardo
Un
día como hoy, 30 de mayo de 1961, murió, ajusticiado, en Santo Domingo,
República Dominicana, a los 69 años de edad, Rafael Leónidas Trujillo Molina. Fue un militar y político dominicano que gobernó en forma dictatorial al
pueblo dominicana durante 30 años, 9 meses y 14 días, desde el 16 de agosto de
1930 hasta el día de su ajusticiamiento.
Trujillo
pasó a la historia por encabezar una de las tiranías más sangrientas de América
Latina. Gobernó el país como si él fuera el amo absoluto de todo: Dueño de las
principales empresas, dueño de las fincas más importantes, dueño de las
instituciones, dueño hasta de la vida de las personas, con el agravante de que
encarcelaba o asesinaba a todo(a) quien osare cuestionar su régimen, negarse a
sus deseos y hasta por simple sospecha de que se estaba en su contra. Los
jóvenes que querían superarse, en especial las mujeres, tenían que contar con
su anuencia para acceder a la universidad. Sus buenas acciones y ejecutorias
fueron opacadas por su estilo represivo y sangriento de gobernar; tenía tanto
poder que parecía eterno e invencible.
Termino
esta nota con un pensamiento de Mahatma Gandhi, cito: “Cuando me
desespero, recuerdo que a través de la historia, los caminos de la verdad y del
amor siempre han triunfado. Ha habido tiranos, asesinos, y por un tiempo pueden
parecer invencibles, pero al final, siempre caen”.
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