Reynaldo
Hernández Rosa
Hostos.- Don Gato, será pseudónimo
que utilizaremos por ser
menor de edad, es
sin duda, la más
evidente radiografía de la
anomia social que
vive Hostos, como municipio
carente de políticas, huérfanos
de iniciativas, de ausencia
total de funcionarios, amen sea gubernamental y edilicio, una
caricatura de comunidad, donde
los valores, hoy, son sustituidos
por la podredumbre de dirigentes solo para
socavar, desfalcar, hacer riquezas
sin observar ningún evento pro
la municipalidad.
Desde los ocho
años, Don Gato
inicio sus recorridos por lo ajeno, siendo apoyado por
sus progenitores, llegando a
esa edad, llevar a su
hogar artículos de valor, recibiendo en lugar amonestación el silencio de
quienes debieron detener
dichas acciones aviesas.
Hoy, un
adolescente, Don Gato, sale
bien temprano a
sus correrías ilícitas, no importa la
distancia, Dajabon, Nagua, Samana, San Francisco, Santiago, etc, siempre
retorna con artículos distintos, siendo recibido por
familiares, amigos como un
benefactor, dado que
reparte, comparte lo robado.
De esto, al igual ,
se benefician los agentes
policiales, tanto de Castillo
como de Hostos, que
le salen a buscar, no para intimidarlo, no para perseguirle,
a sabiendas de sus fechorías,
no, a
buscar lo de ello, a quitarle
parte del botín
robado.
No obstante, este drama
perverso, que dibuja
la sociedad que hemos
construido desde los más altos
hasta los sectores
más paupérrimos, sin duda,
tiene su razón de ser,
si los pobres observan como los
funcionarios, todos, hacen
fortunas en años,
desde el Estado, ellos, que por su exigua pobreza no podrán llegar, accionan con ilícitos iguales, dado que para
el Código Penal , en ambas
situaciones, son ladrones todos.
Don Gato,
que se mueve
sin vergüenza alguna, cada vez más
se acerca a lo criminal, esto, porque
sus fechorías van aumentando,
ayer eran celulares, que
por descuido se llevaba
asi como otros
artículos baratos, empero, al
igual como crece
en complexión física asi
sus ilícitos.
Desde drones,
equipos ferreteros, bicicletas, pasaportes, dinero, etc, según sus
allegados ya anhela tener
motores, automóviles, armas de fuego,
entre otros objetos dañosos, lo que
demuestra como parte de un
conglomerado da su aquiescencia
a esta anomia social….
Claro está, tenemos
muchos Don Gato, con la salvedad
o diferencia, que a este,,
el adolescente le esperan
familiares cercanos y amiguitos, a los otros Don Gatos le rinden
honores una gran parte de los
residentes, conociendo de sus
acciones dolosas y propia de
delincuentes…
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