Geraldo
Fernández
En las ciudades todo está
conectado, tengo una amiga que vive en Frenito y trabaja por el área del
mercado que cuando los motoconchos subieron a RD$50.00 pesos decidió comprarse
una pasola porque de no hacerlo gastaría RD$200.00 diarios en ese servicio lo
que al mes serían RD$5,000 y ella gana RD$10,000, tiene dos niños y paga casa,
y claro, comen.
Ahora el dueño del negocio
donde ella trabaja se queja porque todos sus empleados, que son muchos,
estacionan sus motores y pasolas en el frente del establecimiento y los
clientes no tienen donde estacionarse, pero sucede que él no tiene parqueos ni
para clientes ni para empleados.
El propietario sabe que los
clientes son muy cómodos y que si no encuentran un parqueo frente o casi frente
a la tienda mejor se van o lo dejan para después lo que en todo escenario
representa pérdida, pero también sabe que sin esas pasolas sus empleados no
podrían llegar al trabajo o que llegar sería tan caro que trabajar no tendría
ninguna lógica. Sabe también que no tiene espacio para parqueos y ¿qué hace?
Pues lo mismo que hacen los demás comerciantes y empleados de la zona, rendirse
al caos.
Comprender la ciudad, sus
situaciones y sus problemáticas requiere ver más allá de lo obvio pues detrás
de cada hecho concreto hay experiencias, condiciones y condicionantes que
debemos conocer y todo está conectado, no hay azar ni hechos aislados, una cosa
es consecuencia de otra aunque no pertenezcan al mismo ámbito, como sucedió con
mi amiga de Frenito, que el alza de un servicio la llevó a comprar una pasola y
ocupar cada día, por ocho horas, un espacio destinado al tránsito pero
utilizado para estacionamiento y cuya disponibilidad afecta directamente la
caja registradora de su jefe.
La ciudad es un círculo
infinito de sucesos.
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