Por
Arq. Geraldo Fernández/El autor es experto en asuntos municipales
Al pasar balance al 2017
no quedan dudas de que ha sido un año provechoso para nuestro pueblo donde
hemos tenido importantes avances en diferentes aspectos de la vida en
comunidad, de lo que ha sucedido este año debemos sacar las lecciones para
recibir el 2018 y que este sea un año donde podamos seguir avanzando hacia el
desarrollo sostenible y equilibrado buscando que ningún sector se quede
rezagado.
A nivel de inversión
pública este año hemos visto como antiguas demandas sociales han sido atendidas
y resueltas como es el caso de la reconstrucción de la carretera Nagua-San
Francisco de Macorís y la carretera Las Gordas-Mata Bonita la cual se encuentra
en proceso de ejecución, también se
trabaja en el asfaltado de calles de varios municipios y distritos municipales
lo que viene a elevar la dignidad y calidad de vida de nuestra gente además del
impacto económico que estas obras tienen en las comunidades.
Siguiendo este orden es
preciso mencionar el caso del Hospital Antonio Yapor Heded cuya demanda de
rehabilitación y ampliación asumieron todos los sectores de la sociedad, esta
obra, después de pasar un largo tiempo detenida ha sido retomada y actualmente
avanza satisfactoriamente hacia su conclusión y puesta en operación pautada
para los primeros meses del próximo año.
En cuanto al gobierno
local, este ha logrado dar solución a antiguas problemáticas como el tema del
matadero municipal además de soluciones puntuales a problemas comunitarios convertidos en proyectos a través del
presupuesto participativo, sin embargo lo más importante en este renglón ha
sido el interés e iniciativa en atender los problemas estructurales del
tránsito y la basura, para esto el ayuntamiento ha recibido total apoyo del
gobierno central, de esta cooperación se desprenden programas como Dominicana
Limpia y el Plan de Ordenamiento Vial que ahora mismo se encuentra en la
primera fase de su implementación.
Este año que despedimos ha
representado un resurgir en la economía pueblerina dinamizada por las
inversiones en los sectores inmobiliarios, construcción, comercio y servicios.
En estos doce meses en nuestro territorio se han instalado casas comerciales de
renombre nacional, instituciones educativas de primera categoría, se han
construido casi quinientas unidades de apartamentos y viviendas y más de
setecientas se encuentran en carpeta para iniciar en los próximos meses,
mientras tanto decenas de jóvenes
emprendedores han iniciado sus propios negocios mientras otros se
destacan en el campo profesional.
En cuanto al turismo
seguimos siendo el destino preferido de toda la región a lo que se suman cada
vez más personas de otros puntos del país, esto lo atestigua la expansión de
nuestra oferta hotelera que acaba de hacerse más que evidente con la ampliación
del insigne Hotel Sinaí, testigo por excelencia de la historia de Nagua y de
todos sus momentos.
Me atrevo asegurar que
nuestro pueblo nunca estuvo tan unificado en torno a la idea de que tenemos que
seguir avanzando y es que mucha gente no
sabe que este proceso de unidad inició hace un año cuando un grupo de
ciudadanos constituidos en la organización que hoy se conoce como Foro
Estratégico firmamos junto a todas nuestras autoridades el Pacto por el
Desarrollo y nos comprometimos a trabajar unidos en favor de los planes,
programas, proyectos y acciones que nos llevarán al lugar que la historia y la
Providencia tienen reservado para este pueblo. La unidad no ha sido cosa del
azar, ha sido fruto de un parecer común entre mucha gente que entiende que este
es el tiempo de Nagua.
Esta cohesión social que
vamos construyendo paso a paso, aun con los naturales escollos de un pueblo de
inmigrantes donde cada cabeza es un mundo y la política se lleva con desmedida
pasión, ha sido capaz de producir eventos como el Festival Nacional del Coco y
de unirse en las diferencias para ir en ayuda de quienes se han visto afectados
por calamidades como es el caso de las comunidades que sufrieron los embates de
los huracanes Irma y María.
Los retos del porvenir son
muchos y arduos, en el 2018 tenemos que seguir insistiendo en la terminación
del malecón, la construcción de un nuevo mercado público y un relleno sanitario
que sustituya el contaminante vertedero del Juncal así como atender ese
cinturón de miseria que crece rápidamente desde el puente Nagua hasta las
parcelas de arroz del kilómetro cinco donde tantas familias viven en la
marginalidad.
Problemáticas como la
inseguridad ciudadana, el mal uso y carencia de espacios públicos y el
crecimiento urbano descontrolado deben ser abordados desde una óptica integral
e incluyente aprovechando las capacidades de tantos ciudadanos preocupados y
deseosos de aportar para hacer de esta casa grande de todos, un mejor lugar para vivir.
Por todo esto y más, desde
ahora y para los próximos doce meses declaramos el 2018 como el “Año de la
Consolidación de la Unidad” y abogamos por mantener la actitud de cooperación y
colaboración que nos ha permitido cosechar tantos éxitos en las postrimerías de
este año que pasa pero que quedará escrito con letras de oro en el libro de
nuestra historia.
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