El
ser humano aún tiene que desarrollar una conciencia masiva sobre las
insospechadas potencialidades de la propia especie, que aún se encuentra en
evolución
ÚN/Prensa Latina.- A pesar
de los retos que tiene la humanidad por delante, que pasan incluso por la
propia supervivencia de la especie, llegar a vivir 120 años es una utopía que
puede perfectamente convertirse en realidad.
Así lo aseguró a Prensa
Latina el doctor Raúl González, presidente de la Asociación Médica del Caribe
(Ameca), entidad que recientemente auspició en la capital cubana el XIV Seminario
Internacional de Longevidad.
El ser humano aún tiene que
desarrollar una conciencia masiva sobre las insospechadas potencialidades de la
propia especie, que aún se encuentra en evolución.
Para 2030 uno de cada tres
cubanos tendrá 60 años o más, por lo que la fuerza joven será cada vez menor y
eso es ya una realidad; por tanto, es necesario tender un puente
intergeneracional que permita una interacción armónica entre las nuevas fuerzas
portadoras de inmensas energías y el enorme caudal de experiencias acumuladas
durante el envejecimiento, apuntó.
El directivo se refirió
igualmente a la necesidad de potenciar nuevos enfoques de la ciencia que
permitan dar el soporte imprescindible en la función de una longevidad larga y
satisfactoria.
Detalló que las bases para
alcanzar ese objetivo radican principalmente en el cuidado de la salud, el
fomento de la cultura, la práctica de actividad física, el correcto
funcionamiento del andamiaje del sistema social, las condiciones del
medioambiente y -sobre todo- la motivación de cada individuo.
Está claro que alcanzar los
120 años de esperanza de vida es una utopía, pero nuestra sociedad cuenta con
los resortes para lograrlo.
Son enormes los desafíos,
sin embargo, igual lo fueron en su momento otros hitos en la historia humana
como la conquista del espacio, o la secuenciación del ADN. Esto es similar,
solo hay que proponérselo, indicó González.
La experiencia cubana se
extiende en la actualidad a otras naciones de la región caribeña. Un ejemplo de
ello lo constituye la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), en
República Dominicana, que gracias a su vínculo con la Ameca ya cuenta con asignaturas
en su plan de estudio directamente relacionadas con el tratamiento al adulto
mayor.
Los aportes de Cuba nos han
influenciado mucho. Gracias a esto contamos en la actualidad con las
asignaturas de Geriatría y Gerontología en nuestra Facultad de Salud de la
UASD. Consideramos que Cuba nos ha aportado mucho en ese sentido, declaró a
Prensa Latina la profesora Maria Virtudes, de esa casa de altos estudios.
Virtudes señaló que aún
falta mucho por hacer, pero ya están tocando incluso las puertas de los legisladores
para que transformen las políticas públicas: si se logró eliminar gran cantidad
de barreras arquitectónicas en el caso de los discapacitados, también se podrá
adecuar algunas leyes para beneficiar a la población adulta mayor, aseguró.
En ese sentido, la académica
detalló que ya son palpables algunos cambios, por ejemplo la preferencia que
tiene el anciano a la hora de acudir a instituciones públicas como los bancos;
o la normativa que obliga a cederles el asiento a esas personas en el sistema de
transporte público.
Vamos a necesitar mucho
tiempo pero ya estamos dando los pasos necesarios para conseguir que el adulto
mayor reciba la atención que merece, destacó la profesora.
La Asociación Médica del
Caribe, uno de los principales gestores de lo relacionado con el adulto mayor
en la región, se fundó el 26 de octubre de 1994 durante un congreso realizado
en Cuba; con delegados de Guyana, Colombia, Honduras, Jamaica, México,
Venezuela, Canadá y Estados Unidos.
La entidad cuenta con el
reconocimiento de las Naciones Unidas y su membresía ya supera los 80 mil
asociados a nivel global.
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