Fenómenos.
Por varias semanas se registraron fuertes lluvias en la región Norte provocando
inundaciones nunca antes vistas en ciudades como Puerto Plata y Monte Cristi.
Leoncio
Peralta/Listin Diario
Santiago.- La región del
Cibao y Santiago fueron escenarios de fuertes contingencias durante este año,
tanto de fenómenos naturales como sociales, que han dejado huellas y traumas
para el porvenir inmediato. Las autoridades gubernamentales tienen ahora el
reto de atender una serie de flagelos y seguir avanzando en la que consideran
la zona más rica y productiva del país.
El Cibao fue impactado
durante este otoño pasado, con los efectos más devastadores de intensos
aguaceros que dejaron decenas de muertes, heridos y pérdidas materiales aun no
cuantificadas del todo, pero preliminarmente calculadas en miles de millones de
pesos.
El temporal lluvioso de mes
y medio casi sin interrupción, afectó en mayor medida a las provincias de
Puerto Plata, Monte Cristi, Espaillat, María Trinidad Sánchez y Duarte, en
algunos casos no tanto directamente por las lluvias, sino por las avenidas de
los ríos Yaque del Norte y Yuna. El presidente Danilo Medina decretó, el 13 de
noviembre, el estado de Emergencia Nacional en las provincias Puerto Plata, La
Vega, Espaillat y María Trinidad Sánchez.
El decreto 340-16 dispuso la
normalización de compras y contrataciones de bienes, servicios y obras para
remediar daños ocasionados por lluvias.
En el Noroeste, la
liberaciónde millones de metros cúbicos de agua del embalse de Tavera, en
octubre y noviembre, causó inundaciones en Valverde y Monte Cristi, donde
cientos de viviendas fueron destruidas, semidestruidas y en otros casos
averiadas, que obligó a sus habitantes a salir precipitadamente.
Las pérdidas en las
plantaciones agrícolas y ganaderas fueron altas, calculándose solamente en las
fincas bananeras en tres mil millones de pesos.
Inseguridad
Esta región y
particularmente Santiago, San Francisco de Macorís, Moca y Puerto Plata
aumentaron los niveles de inseguridad ciudadana durante 2016, con acciones
delictivas de todas las características, incluyendo el alto índice de menores
de edad envueltos en situaciones de conflicto con la ley.
Los robos, asaltos, en
muchos casos con pérdidas de vidas y heridos, feminicidios, bandas dedicadas a
la sustracción de vehículos y ganado, con aparentes conexiones en Haití, donde
los trasladan. También el raterismo como asalto a mujeres y, en algunos casos,
se registraron con frecuencia hechos de muertes para despojar de celulares. La
inseguridad se sintió este año con mayor rigor en Santiago, lo que motivó
frecuentes cambios de comandantes policiales; aunque en las dos últimas
gestiones de los oficiales, José Acosta Castellanos y Víctor Hernández Vásquez,
se evidenciaron la disminución en algunos de los indicadores de la
delincuencia.
En gran parte de las
acciones delictivas se ven envueltos individuos que viajan más de uno en
motocicletas, lo que generó la iniciativa para prohibir que se monte más de uno
en esos vehículos.
Frente a esa situación la
ciudadanía ha tenido que adoptar diferentes medidas de autoprotección, como lo
es un mayor protagonismo de las juntas vecinos.
En varios lugares de esta
región se registraron casos de linchamiento, cuando comunitarios traten de
hacerse justicia por su propia iniciativa.
Crisis
hospitalaria
Este 2016 se caracterizó en
esta región por problemas en los servicios de salud y, especialmente, por el
deterioro en las condiciones de los centros hospitalarios que, salvo
excepciones, como el traumatológico Profesor Juan Bosch, de La Vega, funcionan
muy precariamente.
Particularmente el hospital
José María Cabral y Báez de aquí, el más importante de la región, cruzó este
lapso en condiciones muy difíciles, agravadas por el proceso de remodelación
que se ejecuta y se ha prolongado en forma preocupante.
A mediados de este año y en
medio de un torrencial aguacero, las corrientes de las calles aledañas
penetraron al centro, afectando al personal de servicio y los internos en las
plantas bajas. Se desató un brote de tuberculosis que implicó la amenaza de los
médicos residentes y pasantes de retirarse de sus labores.
Aunque en menor nivel
también se denunciaron precariedades en los hospitales infantil Arturo Grullon,
del Instituto Dominicano de Seguro Social (IDSS), Presidente Estrella Ureña y
de los hospitales en Mao, Monte Cristi, Puerto Plata, Dajabón, La Vega, Bonao,
San Francisco de Macorís, y otras localidades.
Accidentes
Durante los últimos doce
meses la región sufrió los efectos de un
alto índice de muertes y heridos por accidentes de tránsito, que son una de las
principales causas de deceso en el país.
Las calles, avenidas y
carreteras son escenarios constantes de accidentes, con saldos muy lamentables,
siendo el caso más notorio por la magnitud de la tragedia, la muerte de 18
personas en un mismo accidente ocurrido la noche del 18 de agosto, en la
localidad de Sánchez, Samaná.
A mediados de este mes de
diciembre otro accidente de tránsito acabó con la vida de cinco personas en la
comunidad de Atabalero, San Francisco de Macorís.
Alcaldía
Durante este año, los
servicios y políticas del Ayuntamiento tuvieron muchas repercusiones en esta
ciudad, tanto la administración que terminó el pasado 16 de agosto, que
encabezó Gilberto Serulle, como la presente que dirige Abel Martínez.
La incapacidad y la desidia
se apoderaron de la gestión de Serulle durante el período de transición, lo que
llevó a la ciudad a convertirse en un gigantesco vertedero, con graves amenazas
para la salud colectiva y que obligó a las autoridades de Salud Pública y Medio
Ambiente a declarar a Santiago en alerta sanitaria.
La nueva alcaldía encabezada
por Abel Martínez, desde antes de asumir sus funciones, emprendió en la
participación directa del Ministerio de Obras Públicas y otras dependencias
públicas un programa de limpieza, retirando miles de toneladas y eliminando
vertederos improvisados.
Pero además, la nueva
administración dispuso la eliminación del mercado de pulgas establecido desde
el centro de acopio de Pueblo Nuevo que llevaba ramificaciones hasta el pleno
centro de la ciudad, lo cual generó un serio conflicto que aún está pendiente
de solucionar, luego que se les permitiera a los vendedores, una gran parte
haitianos, seguir operando hasta enero próximo.
La
economía
Durante el año que ya
termina, dos renglones de la economía mostraron signos de crecimiento en esta
región: las zonas francas industriales que siguieron el proceso de recuperación
que lleva desde hace algunos años, y el turismo en la provincia de Puerto
Plata, ahora con la ayuda del muelle de Cruceros, inaugurado al final del 2015.
Los demás renglones se
vieron afectados por el temporal lluvioso y los problemas del comercio con Haití,
donde se exportan gran cantidad de alimentos, como pollos, huevos, cerdos y
vegetales. Durante el año la sequía disminuyó y hubo buenas cosechas y
productos abundantes en los mercados que mantuvieron los precios a niveles
aceptables para los consumidores.
Valle
Nuevo
El conflicto de Valle Nuevo,
Constanza, estuvo entre hechos que llamaron en mayor nivel la atención durante
los últimos meses del 2016, ni siquiera atenuado el impasse por las graves
consecuencias de las inundaciones que abarcaron casi todo el país, lo que se
explica por la importancia estratégica que tiene ese ecosistema para el medio
ambiente en toda la República Dominicana.
Ese es uno de los puntos
conflictivos que llegará este año cuando termine el próximo 31 de diciembre
para el 2017, ya que es necesario rescatar y preservar esa reserva natural, y
para ello hay que enfrentar poderosos intereses que se han enclavado en esa
zona, de alto interés por su ubicación en el centro de la isla y que aporta
tanto a la producción de agua y otros agentes vitales para este pueblo.
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