Añoramos con desvelos ser lo
que ya no somos, construir lo destruido, desandar nuestros pasos y volver al
plácido pueblito de calles despejadas, brisa fresca y cielo azul, en un suspiro
pensamos en las tardes en La Posita o las peleas vespertinas después de las
películas del Rumor de Olas o el Anael, las galerías abiertas no por valentía
sino por falta de motivos para temer, en las que pedíamos "un poco de
agua, señora, por favor", el bofe de Los Cuatro Vientos, Los Paraguitas.
Lloramos con nuestros hijos
por no tener un parque infantil y olvidamos que lo cambiamos por un
"polideportivo", el calor nos trae a la memoria el viejo parque
Duarte vilmente demolido por la ignorancia y la terrible capacidad de destruir
construyendo de quienes han dirigido la ciudad, recordamos con precisión
matemática sus fuentes circulares y su glorieta estructuralmente hermosa, su
piso de ladrillo, sus grandes árboles, sus bancos donados por notables figuras,
a mí me gustaba sentarme en el que decía " Donado por Restaurant La Escocesa",
y nos asalta la duda de ¿ a dónde vamos ahora ?, ¿ qué sigue después de este
caos ? , ahora nuestras preocupaciones son el tránsito, el malecón, el mercado,
la vida moderna hermanos, llegó el progreso y nos robó el futuro, ironía
constante en los pueblos que crecen.
Ahora hay que pactar, pedir
paciencia, no te metas en rojo, cede el paso, respeta la señal, estas mal
parqueado, esto es una vía!, no hay donde parquearse, cuanta basura, que
tremendo sol, que vamos hacer con este calor!! decimos, sabiendo bien que
tenemos los mismos parques que hace 40 años, que los hemos
"encementado", tapamos la nariz a la ciudad, respira forzosamente por
la boca pero la asfixia el humo, no hay vida posible en este collage de
concreto, zinc y cañadas a menos que asumamos la ironía de que todo tiempo
pasado fue mejor y recuperemos lo que ayer fuimos, comenzando por supuesto, por
nosotros mismos.
El cambio está en ti...
Por : Arq. Geraldo Fernández
26 de Octubre de 2016
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