Por: ALBERTO QUEZADA
Los que perdieron, sean de
izquierda o de derecha en las recientes
elecciones del 15 de mayo en la República Dominicana deben bajar el tono y la velocidad del discurso
ya que a nada bueno conduce esa
actitud .
Los que creyeron que la
popularidad y los niveles de aprobación
que se exhibían en las diferentes
encuestas que se publicaban en los medios de comunicación eran simples
estrategias tendente a la construcción de un percepción favorable al Presidente Danilo Medina ya se le hizo tarde.
Es una locura de
dimensiones extraordinarias del liderazgo político perdedor criollo pretender a
estas alturas del juego desviar
la lucha política por senderos de la confrontación y desestabilización
institucional.
Ya ahí está la verdad con
su elocuencia aterradora, nada ni nadie hará cambiar en términos inmediatos los números que dan
ganador al candidato a la reelección del Partido de la Liberación Dominicana y
Bloque Progresista, Danilo Medina.
Lo que corresponde en esta
etapa pos electoral a los que compitieron en la pasadas elecciones,
dígase el Partido Revolucionario Moderno, es abocarse a una profunda reflexión
sobre cuáles fueron las causas objetivas y subjetivas que lo condujeron
a la derrota.
Si por el contrario, optan por tomar otro camino, que no sea lo
del análisis ponderado de su situación desafortunada ante el electorado
nacional están irremediablemente perdidos. Irán de caída en caída, de derrota
en derrota,
Deben entender, que las
energías que hoy exhiben con discursos altisonantes y amenazantes sólo lo
conducirán al desgaste y descredito como nueva organización política que aspira a consolidarse en el escenario
político dominicano.
Lo sensato y democrático
debe ser aceptar los resultados emanados de la voluntad del pueblo y la Junta
Central Electoral y comenzar articularse como oposición política real al
Gobierno que iniciará el próximo 16 de agosto para ver cómo les va. Más nada…
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