Por
Guillermo Vásquez
Hoy a 46 años de aquel
acto heroico, lleno de audacia, riesgo y sobre todo un ejemplo de valentía sin
igual; la ADP parece perdida, desorientada y subordinada al patrón; salvo
algunas honrosas excepciones.
La ADP parece hoy la
vocera del patrón y no la reivindicadora de los derechos del maestro y la
defensora de una educación pública de calidad.
Es hora de que retomemos
nuestros orígenes, que levantemos con dignidad nuestra bandera programática, es
el momento de hacer valer nuestros principios y valores de cara a un magisterio
ávido de educación sindical, ávido de una mejor calidad de vida, ávido de un
sindicato que lo represente; y sobre todo, una sociedad sedienta de una
educación de calidad.
Los maestros estamos aquí
en espera, solo necesitamos una dirección que sintonice con nuestras demandas y
necesidades!!
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