Por: FELIX SANTANA
GARCIA
El panorama económico-financiero que vivirán los
dominicanos en este año 2015, recién inicia, se presume estará salpicado de más
bajas que altas o más sombras que luces si se parte de que la deuda pública
seguirá su agitado curso hacia la cima y los gastos superfluos continúan sin
control y posiblemente en aumento en este año preelectoral si es que las
autoridades y el Todopoderoso no meten sus manos.
Esto así, ya que no obstante los indicadores
económico-financieros que expresan que todo anda bien, en el fondo no es así,
pues si el dominicano no siente que el crecimiento de la economia no se
extiende y sus excedentes no llega como debe ser a los sectores más
vulnerables, no tendría sentido seguir luchando para solo presentar en papeles
un bienestar que solo disfrutan los privilegiados.
Se puede ser muy optimista en el pensamiento pero si en la
realidad las cosas no funcionan como dicen las teorías y las boronas o migajas
de ese bienestar no llegan a los más débiles, entonces qué sentido tiene
continuar por ese sendero.
Recuérdese que el eminente científico Albert Einstein
decía que si se desea obtener resultados diferentes se debe actuar de forma
diferente.
Un gobierno que dice y repite las mismas acciones
negativas que su antecesor no puede esperar que haya bienestar común.
Las autoridades económica-financieras del país estiman que
se podría alcanzar un superavit primario de 0.5% del Producto Interno
Bruto(PIB), pero esto no será posible de no aplicarse la cacareada voluntad
política de mejorar la calidad y control de los gastos públicos, ya que el
problema no son los ingresos sino los gastos.
Si las autoridades fueran obedientes, planificadas,
disciplinadas y se llevaran de consejos, las cosas en el país marcharan mucho
mejor en la práctica, pero estas solo sueñan, divagan y duermen en sus
laureles.
Las autoridades monetarias y financieras pronostican
buenos augurios y tienen buenas intenciones pero de antemano saben que muchos
de sus pronósticos no se cumplirán porque estos dependen de si se cumplen con
las reglas, principios, normas y leyes preestablecidas y, se deja a un lado la
politiquería barata y la corrupción.
Una cosa es la política monetaria y otra la fiscal. La
primera es administrada por las autoridades monetarias y financieras: Junta
Monetaria, Banco Central y la Superintendencia de Bancos y la otra manejada por
el Poder Ejecutivo a través del Ministerio de Hacienda y sus dependencias.
La primera vela por la estabilidad de los precios y salud
del sistema financiero y la segunda garantiza los ingresos que se aplicarán en
gastos corrientes y de capital.
Ambas políticas deben de ir de la mano a los fines de que
haya un equilibrio en la economía y en las finanzas. De manejarse sendas
políticas de forma irresponsable surgiría un desequilibrio macroeconómico.
Conforme la Programación Monetaria para el 2015 habrá una
disminución del déficit cuasi fiscal de un 1.4% del PIB, siempre que el
gobierno central cumpla con la Ley No. 167-7 de Recapitalización del Banco
Central y esta entidad disminuya las emisiones de nuevos certificados
financieros.
Lo anterior traerá como consecuencia una disminución del
déficit fiscal del Sector Público Consolidado de 3.8% del PIB al cierre del año
y un déficit fiscal del Sector Público no Financiero de 2.4% del PIB, según lo
programado.
No obstante el aumento de la demanda interna y las
actividades del Sector Exportador, se espera que el crecimiento del PIB para el
presente año sea de un 4.5% a 5%, la inflación alcance el límite inferior del
4.0+/-1% de la meta.
En el plano internacional se estima que mejore la economía
de los Estados Unidos, lo cual aumentaría el flujo del turismo, divisas y
capitales hacia la región pero tendría un impacto negativo en las condiciones
de los mercados financieros internacionales.
A pesar de los buenos augurios sobre las condiciones que
podrían imperar en la economia y finanzas del país todo dependerá de la
voluntad, buenas intenciones y buena gestión administrativa de las autoridades
que coadyuvarían a alcanzar las metas que se han formulados.
De no darse tales augurios económicos financieros y seguir
aumentando los impuestos y por ende el costo de la vida, la población
dominicana registrará una mayor desesperación que posiblemente desemboque en
grandes reclamos que pondría en juego la paz social del país.
felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com
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