Por: Nélsido Herasme
No encuentro la manera como explicarle a mis dos hijos
adolescentes, Emmanuel y Carlos, que el gobierno del Partido de la Liberación
Dominicana, ocupado ahora por Danilo Medina, es diferente al de Leonel
Fernández, porque no sé como digerir el 90 por ciento en la taza de aceptación
que le dan algunas encuestas al actual mandatario.
Desde el piso, que es donde me encuentro, observo que las
cosas van por mal camino en el gobierno morado, donde veo que el horno no
está apto para coser una galletita.
Podemos tocar algunos aspectos que desmoronan el
denominado 90 por ciento del presidente, como por ejemplo lo que respecta a la
seguridad ciudadana, donde las
estadísticas locales rompen el millero, cuando establecen que la Republica
Dominicana es el noveno país que registra mayores niveles de delincuencia
callejera y violencia en América Latina y El Caribe, por lo que la población
está viviendo uno de los momentos más difíciles de su historia en esta materia,
donde la industria del sicariato actúa casi a la perfección y el gobierno no
cuenta con políticas públicas para detenerla.
Cuando hablamos de deuda en esta administración, solo hay
que accesar a los propios informes oficiales, donde se revela que solo el
Sector Público No Financiero (SPNF) durante el año 2013 mostró un incremento de
5.9% en relación al PIB, al pasar de un
33.6% a finales de 2012 a
un 39.5% al final del período, según la ejecución presupuestaria y rendición de
cuentas generales del estado, elaborado por la Cámara de Cuentas.
La ética, la predica de la moral, la transparencia y la
lucha contra la corrupción van juntitas de las manos, pero al día de hoy el
presidente Medina, favorecido por una pobre oposición política y por la mayoría
de medios de comunicación, le han impedido accionar en contra de funcionarios
corruptos de la pasada administración.
Los retos que esperan al 90 por ciento del presidente
Medina son la solicitud que ha hecho la población a través de sus
organizaciones de declarar a Loma Miranda Parque Nacional, impidiendo que una
empresa de capital foráneo la explote para su beneficio. Y los dominicanos
nacidos en el territorio, de descendencia extranjera, a quienes la sentencia
168-13 emitida por un tribunal los ha desnacionalizado.
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