Según el artículo publicado por la revista British Medican
Journal, un fuerte ataque de risa súbita puede producir un paro cardíaco, un
desgarro de garganta, incontinencia o, si viene acompañada por una breve
inspiración (de aire), hasta un ataque de asma producido por la inhalación de
cuerpos extraños.
Un caso más o menos famoso de muerte por risa es el del
poeta cubano Julián del Casal, amigo entre otros de Rubén Darío y del doctor
Lucas de los Santos Lamadrid, en cuya casa estaba el 21 de octubre de 1893
cuando, luego de cenar junto a otros conocidos, escuchó un chiste que le
produjo un violento ataque de risa, el cual le provocó una hemorragia y fatal
rotura de aneurisma.
Se cuenta también que en el siglo III a.C, el filósofo
griego Crisipo, uno de los principales representantes del estoicismo, dio de
beber vino a su burro y luego, al verlo intentar comerse unos higos en estado
de ebriedad, comenzó a reír desesperadamente y siguió riendo hasta la muerte.
El caso más misterioso tal vez sea el de un heladero
tailandés de nombre Damnoen Saem-un, quien, en el año 2003, murió de risa
mientras dormía. Su mujer no pudo evitar su asfixia, ni conocer jamás el
contenido del sueño que lo llevó a su alegre final.
Fuente: noticias.tuhistory.com
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