Sarah Massey, una estadounidense de 33 años de edad, se
arroga el mérito de poseer uno de los traseros más grandes del mundo. Orgullosa
de su anatomía -admite que una vez rompió un inodoro apenas se sentó en él-
pretende inspirar a otras mujeres corpulentas para que acepten su físico sin
complejos.
Oriunda de Chicago, Sarah pesa 203 kilos y está lejos de
ser una chica 90 - 60 - 90, ya que sólo su cadera mide 2,13 metros .
Su trasero impresionante le dificulta hacer cosas tan
simples como pasar por na puerta. Por eso, ella percibe algo más de 1000
dólares mensuales como asistencia por discapacidad.
"En la escuela era objeto de burlas, me decían ‘culo
de remolque', pero soy así por una condición hereditaria, y no hay nada que
pueda hacer al respecto", dice la mujer en declaraciones citadas por Daily
Mail.
"Durante mucho tiempo viví preocupada por lo que
pensaba la gente cuando me veía, pero ahora decidí sentirme orgullosa de mí
misma"
Con esa nueva actitud, ha comenzado a realizar sesiones de
fotos subidas de tono, que publica en la red para disfrute de los amantes de su
figura, que al parecer son unos cuantos.
"Algunas personas no pueden creer que alguien tenga
semejante culo, especialmente en mi caso, ya que mi parte superior es más bien
chica. A muchos les cuesta creer que soy real", detalla.
Sin embargo, para su bien o para su mal, la anatomía de
Sarah es tal cual se ve en las imágenes. "Llevo este peso conmigo todo el
tiempo, dondequiera que vaya , definitivamente no hay nada de falso",
dice.
Tras ser descubierta por la comunidad online de hombres
que gustan de mujeres obesas, Sarah asegura que no le faltan admiradores.
"Todo comenzó cuando comencé a tomarme fotos para
documentar mi pérdida de peso, y un amigo fotógrafo las publicó en
Facebook", relata.
El profesional le contó luego que las imágenes habían
gustado a mucha gente, y le ofreció posar para un álbum de tomas más
profesionales. Esas nuevas imágenes terminaron de convertirla en un éxito en la
red.
Aunque está satisfecha con su trasero, Sarah dice que
tenerlo más pequeño le simplificaría las cosas. Además de romper un inodoro en
el baño de un teatro, ha destruid varias sillas. Además, sufre frecuentes
dolores de espaldas.
Más allá de la antes mencionada condición hereditaria,
ella reconoce que su amor por la comida chatarra no ayuda a mejorar las cosas,
así como tampoco lo hace su pasión por el helado. "Esa es mi debilidad,
tengo verdaderos problemas para controlar las porciones", cuenta.
A pesar de los problemas que le trae su desproporcionado
trasero, Sarah dice que no se arrepiente de tenerlo y espera inspirar a otras
mujeres.
"Estoy tratando de sacar el máximo provecho de lo que
me ha sido dado, y pueden estar seguros de que eso me hace feliz. Si puedo
inspirar a otras chicas a aceptar sus curvas y ser grandes mujeres orgullosas y
hermosas, me sentiré muy feliz", concluye.
Montevideo Portal
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