Por: Nélsido Herasme
Desde que me siento frente a una maquina
computarizada quiero escribir de todos los temas-problemas del país, pero al
mismo tiempo, pienso que nadie le pondrá asunto. A veces quiero hablar del alza
del pan, de la compra de los aviones Tucanos, de la inseguridad ciudadana y de
otros, pero al final desisto, porque entiendo que es mejor tratar de
sensibilizar la conciencia ciudadana sobre la lucha que libra el Partido
Revolucionario Dominicano, entre quienes ostentan su liderazgo nacional y
quienes quieren controlar las tres letras, pero seguro estoy que al final el
pueblo tendrá la última palabra.
Ni el Tribunal Superior Electoral (TSE),
ni el reducido grupo de Miguel Vargas, al enarbolar sus acciones, guardan las
apariencias. Ambos en público enseñan sus partes más íntimas.
El pueblo y los perredeistas observan las
bellaquerías que desde dentro y fuera se le hace al partido más grande del
sistema electoral y al que produjo al líder más brillante de la República.
Es por ello que “nunca es más oscuras la
noche que cuando va amanecer”, porque el alba es hermosa, limpia y huele bien,
por lo tanto, el día nos pone clara la esperanza.
La mayoría de los perredeistas están al
tanto de todo cuanto ocurre en su
organización. Cuando el TSE eructa una sentencia sobre la crisis del PRD, deja
entrever su alienación, la pérdida de
personería jurídica y la su influencia de poderes más altos.
Cuando brota una sentencia parece verter
el veneno, la rabia y el odio que los jefes del PLD y el gobierno le tienen al
PRD. Miguel es el cebo que se ha prestado al juego de su destrucción. Es la
marioneta que desde las esferas del poder mueven con los hilos de las
sentencias.
El PRD es el constructor de la democracia
dominicana y el que ha impulsado las principales conquistas políticas,
económicas y sociales. Es el interlocutor válido que debe afinar su puntería
para enfrentar con ardor y tesón las intenciones de quienes pretenden
reducirlo.
Miguel Varga en su interés de mantenerse
gravitando en el espectro político ha estropeado toda forma de comunicación
para arribar a entendimiento entre el y
sus adversarios.
Vargas Maldonado en el PRD encarnan todo
lo contrario de lo que fue el doctor Peña Gómez, quien demostró ser un líder
autentico, inteligente, carismático, con don de mando, formación política y
sobre todo, sensible.
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