Por la adicción a las gaseosas, un ciudadano australiano
perdió todos sus dientes y debe llevar una dentadura postiza completa, aunque
sólo tiene 25 años.
A William Kennewell no le gustaba el agua, pero sí la
Coca-Cola, lo que se convirtió en una verdadera adicción cuando empezó a
trabajar en la industria hotelera, donde tenía un acceso fácil a esa bebida.
Durante tres años, el joven se tomaba entre seis y ocho
litros de ese refresco al día, ignorando las advertencias de los dentistas,
hasta que un día se dio cuenta de que ya era demasiado tarde.
El joven desarrolló una caries tan severa que condujo a un
envenenamiento de la sangre y a la eliminación de los dientes restantes, que en
aquel momento ya eran solo 13.
Destaca Actualidad RT de Rusia que ahora los investigadores australianos de
salud utilizan el ejemplo de Kennewell para mostrar a los jóvenes por qué deben
evitar el consumo excesivo de bebidas gaseosas.
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